El sector agropecuario argentino podría sumar exportaciones por más de US$ 17.000 millones en los próximos diez años si se concretan una serie de condiciones clave. Así lo refleja un informe presentado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que utilizó el modelo AGMEMOD para proyectar escenarios de mediano y largo plazo.
La proyección indica que el agro argentino podría construir un segundo gran complejo exportador de magnitud similar al de la soja, que en 2024 generó US$ 19.000 millones. Para alcanzar este salto, será necesario avanzar en obras de infraestructura, reformas impositivas, un tipo de cambio competitivo y la adopción generalizada de tecnología de última generación.
El informe detalla que, con estas transformaciones, la producción total de granos podría superar las 250 millones de toneladas para 2035, lo que representaría un incremento del 57,8% respecto al escenario base.
Reducción de la brecha tecnológica: el motor del crecimiento
El escenario más optimista planteado por la BCR surge de un supuesto en el que los productores adoptan de manera masiva tecnologías de alto rendimiento, como semillas mejoradas, manejo eficiente del agua, agricultura de precisión y prácticas conservacionistas. Esta hipótesis se basa en datos del Global Yield Gap Atlas (GYGA), desarrollado por la Universidad de Nebraska y Wageningen University, que analiza la diferencia entre el rendimiento actual y el potencial alcanzable.
En este caso, se proyecta que los rindes converjan hacia el 80% del nivel óptimo estimado para Argentina en condiciones de secano. La adopción de tecnología se plantea como un proceso progresivo que alcanzaría su pleno efecto en un período de cuatro años.
Según la simulación, el área total sembrada crecería hasta 42,7 millones de hectáreas, un 9% más que en el escenario base. El maíz mostraría una expansión destacada del 16,8%, alcanzando 12,85 millones de hectáreas, mientras que la soja crecería un 9,8% para llegar a 19,65 millones de hectáreas.
En cuanto a la producción total, el maíz se proyecta en 135,7 millones de toneladas (+95%), la soja alcanzaría 71,1 millones de toneladas (+21,6%) y el trigo subiría a 32,5 millones de toneladas (+75,6%). En menor medida, también aumentaría la producción de cebada, mientras que el sorgo y el girasol tendrían ligeras caídas.
Impacto en el comercio exterior: un segundo complejo exportador
Con este crecimiento de la producción, las exportaciones argentinas de granos y derivados podrían alcanzar 174,17 millones de toneladas para 2035. El maíz aportaría la mayor parte con 85,98 millones de toneladas, seguido por el trigo con 24,82 millones de toneladas y el poroto de soja con 11,95 millones de toneladas.
Respecto a los productos derivados, se proyecta que el aceite de soja exportado sume 7,28 millones de toneladas, mientras que la harina de soja alcance las 36,28 millones de toneladas. En el caso del girasol, el aceite y la harina aportarían 0,69 millones y 1,14 millones de toneladas, respectivamente.
En términos de divisas, las exportaciones totales se ubicarían en US$ 50.430 millones, lo que representa US$ 17.270 millones más que en el escenario base, un incremento del 52%.
Durante la presentación, desde la Bolsa de Comercio de Rosario subrayaron que "con inversiones adecuadas y un marco político que incentive la adopción de tecnología, el campo argentino tiene la capacidad de duplicar su impacto en las exportaciones nacionales".
Aunque el informe reconoce que este escenario responde a condiciones ideales y no busca ser una proyección realista a corto plazo, sí permite dimensionar la magnitud del potencial desaprovechado. Además, ofrece un marco de referencia para diseñar políticas públicas que fomenten la inversión y el desarrollo tecnológico en el agro.
La posibilidad de sumar un "nuevo complejo soja" al comercio exterior argentino abre expectativas concretas para robustecer el ingreso de dólares genuinos en un país que enfrenta persistentes restricciones de divisas. Según el análisis de la BCR, el agro volverá a ser protagonista, pero su potencial dependerá de las decisiones que se tomen en los próximos años.