¿Qué te llevas de este Coloquio?
Me llevo mensajes. El mismo nombre del Coloquio lo dice: “volvámonos a ilusionar”. Estamos en un momento clave de nuestra historia. Yo me llevo un mensaje de optimismo. Creo que, más allá del potencial que siempre hablamos de la Argentina, estoy notando que la sociedad se ha dado cuenta de que tenemos que empezar ahora. Que este es el punto de quiebre. Tenemos que tomar esta elección que nos permite discutir todas estas cosas, tenemos que tomarla como punto de quiebre. Gane quien gane, todos nos dimos cuenta de que así no podemos seguir. Eso estuvo sobrevolando en el Coloquio y me llevo eso.
Todos hablan del potencial argentino en el largo plazo, pero en el corto se vienen temas complicados a resolver.
Entiendo que resolviendo el problema macroeconómico, que es en el corto plazo, el potencial se desarrolla solo. La macro no te lo permite ahora. Ahí es donde para solucionarlo, no solo hay que accionar positivamente, sino que hay que cambiar culturalmente la forma de hacer las cosas. Después de tantos años de crisis, nos hemos dado cuenta de que tenemos que cambiar. Las facciones políticas que representan un cambio tienen la mayor cantidad de votos. Incluso dentro del oficialismo se habla de un cambio.
Dentro de todo este escenario complejo, el sector energético aparece como una isla que formara parte de otro país. ¿A pesar de las buenas noticias que observamos en esta industria, te parece que no estamos aprovechando todo su potencial?
El potencial es gigantesco, pero para que se desarrolle planamente hay que cambiar la macro. Para mí todavía no es un sector estrella, es un sector más que tiene un potencial enorme. Porque es el que más subsidios recibe, entonces, también tiene que cambiar culturalmente la forma en que se hacen los negocios. Estamos acostumbrados a accionar en un sector que está muy subsidiado, muy intervenido, las inversiones que se hicieron son muy pocas, entonces es muy ineficiente.
Hasta hace poco la generación eléctrica tenía menos problemas que los segmentos de distribución y transporte. Ahora parecería que están con un limitante que preocupa.
No hay falta de generación, lo que hay es un sobrante de generación ineficiente y un faltante de generación eficiente. En ese sentido, se lanzó la última generación térmica de 3 GW. Y en los últimos años se invirtió entre 7.000 y 8.000 millones de dólares de energía renovable no convencional. Las limitaciones son de la macro y después hay limitaciones técnicas de dos tipos. Por un lado, la falta de ampliación de redes de transporte que hay que abordar de manera urgente. Si vos hicieras todo bien, igualmente no tendrías inversiones porque no hay lugar capacidad para transportar esa energía. El otro tema técnico es regulatorio. Hoy en día tenés, en algunos subsectores, incentivos a la inversión y en otros no. La única manera que los últimos gobiernos encontraron para incentivar inversiones fue ofreciendo contratos caros. Eso tampoco puede seguir. Hay que generar un marco regulatorio que por sí solo permita que las inversiones vengan sin adicionarle costos al Estado y que el objetivo sea que el costo del sistema baje y no que suba como ocurrió con las ultimas licitaciones donde tuvieron que ofrecer precios altos para que la inversión venga.