A seis meses de la asunción de Javier Milei, el diputado Luciano Laspina hizo un balance positivo de su gestión y destacó que el libertario ha sido tremendamente efectivo en poder mostrar a la gente que hay un sacrificio que va a rendir sus frutos.
De todas maneras, el legislador nacional y una de las espadas económicas del PRO dejó en claro que le queda un largo camino por delante y subrayó que el Fondo Monetario Internacional está poniendo un límite a algunas ideas novedosas de Milei. En un mano a mano con Forbes, explicó por qué es tan importante que la Cámara baja sancione la Ley Bases, destacó los motivos que pusieron nerviosos al mercado y explicó por qué el partido fundado por Mauricio Macri se encuentra en las fuerzas del limbo.
-¿Qué evaluación hacés de los primeros seis meses de Javier Milei al frente del Ejecutivo?
-Bueno, entregó lo que la sociedad había demandado, que era un cambio radical en el modelo macroeconómico, con un objetivo central: bajar la inflación. Por supuesto, es una primera etapa de un camino largo de estabilización y crecimiento, pero creo que las reformas que encaró eran las reformas que probablemente cualquier gobierno, incluso hasta diría el propio peronismo, debía encarar atento al agotamiento de un modelo que nos ha depositado en esta inflación crónica. Así que tengo un balance positivo de los primeros seis meses, con el reconocimiento de que queda por delante un camino largo todavía.
-¿Y qué incluye en ese camino?
-En lo estructural, resta implementar muchas de las reformas que se han prometido y que se han pedido los instrumentos, que es la desregulación de la economía, las privatizaciones, la apertura económica que brilla por su ausencia. En lo macroeconómico, fundamentalmente salir del cepo y establecer un régimen monetario cambiario normal sin apelar a experimentos o a recetas ideológicas.
-¿Te referís a la dolarización?
-Claro, me parece que hay un conflicto de largo plazo entre lo que fueron las o lo que creo que es la visión casi diría ideológica del Presidente respecto al rol de la moneda y del Banco Central y las necesidades de un país de ingresos medios como la Argentina. Creo que el Fondo Monetario está poniendo un límite a algunas ideas heterodoxas, por decirlo, o novedosas que ha incorporado al discurso monetario Milei. Creo que eso es bueno porque la Argentina recupera el equilibrio fiscal, la soberanía fiscal y con una política monetaria razonable e independiente, la moneda argentina va a recuperarse, se va a estabilizar y la Argentina puede convertirse en un país normal. El desafío no es que venga un presidente y haga las reformas y las deje escrita en piedra sino que el propio proceso político abrace los beneficios de la reforma pro estabilidad y crecimiento.
- A la hora de hablar de la situación actual, el Presidente pone la lupa en la macroeconomía. ¿No se está olvidando de la micro?
-Sí, el proceso de reacomodamiento de toda la economía es muy doloroso y el camino que tomó el Gobierno priorizó bajar más rápido la inflación a costa de una mayor recesión. Esto es una decisión deliberada, porque entendió que su primer mandato era precisamente bajar la inflación y rápido. La estrategia de transición fue inteligente en términos de evitar una espiral de devaluación e inflación que se temía al principio, después de la megadevaluación del 13 de diciembre. En eso fue exitosa, pero en el camino generó algunos daños colaterales que hoy es lo que empieza a preocuparle al mercado.
-Puntualmente, ¿qué le preocupa al mercado?
-Primero, la apreciación cambiaria. Segundo, la recesión, que es profunda y todavía no hay indicios claros de reversión. Tercero es la emisión de deuda corta, que básicamente se utilizó emisión del Tesoro y del Banco Central para sanear el Banco Central y reducir el déficit cuasifical del Banco Central. Ahora, el Gobierno tiene que lidiar con esos daños colaterales y ese es el desafío de la próxima etapa.
-Milei insiste con que es la casta es la que está pagando el ajuste. ¿Coincidís con esa descripción?
-Hubo muchas declaraciones que son a tono de campaña. Recuerdo esa, por ejemplo, que el ajuste lo va a pagar la casta o que las tarifas no iban a aumentar porque se iba a mejorar la ecuación económica financiera del contrato o que se podía dolarizar sin dólares. Es claro que la carga del ajuste iba a pasar por todos los argentinos, fundamentalmente, por los más vulnerables, que son los que sufrieron al inicio la devaluación. Y, después, los jubilados que sufrieron la licuación de sus ingresos; la clase media que está sufriendo las tarifas. El punto es que probablemente esto era inevitable en cualquier escenario, con cualquier candidato que hubiese ganado.
- Sé que es contrafáctica la pregunta, pero ¿creés que la sociedad hubiese soportado este ajuste si lo llevaba adelante Patricia Bullrich o Sergio Massa?
-Yo creo mucho en los liderazgos. Los liderazgos son los que explican las cosas, el camino y el rumbo. En eso, Milei ha sido tremendamente efectivo. Tremendamente efectivo en poder mostrar a la gente que hay un sacrificio que va a rendir sus frutos y la gente sigue apostando a esa afirmación. No creo que sea un tema de partidos, me parece más un tema de hombres y mujeres liderando. Creo que por la conformación histórica. A Juntos por el Cambio, que éramos un espacio político mucho más culposo en hacer cirugía mayor sin anestesia, nos hubiese costado mucho más. Y nuestros aliados hubiesen puesto mucho más el grito en el cielo, incluso de lo que lo hacen ahora, porque ahora, aun avalando algunas medidas, no son ellos las que las toman, aun apoyando implícitamente algunas medidas, no son ellos las que las toman. En nuestro gobierno, eso nos hubiese generado una dificultad en implementar ajustes. Milei lleva una ventaja al estar muy libre de alianzas y de culpas.
-Te llevo otra vez al tema jubilaciones. Cuando se aprobó la nueva fórmula previsional en Diputados, que el PRO no acompañó, Milei tildó a los diputados de degenerados fiscales. ¿Te parece que esa nueva fórmula previsional pone en peligro el equilibrio fiscal?
-El gasto en pensiones cayó casi dos puntos y medio desde el pico, desde el nivel que tenía en 2020, aproximadamente, es decir, te diría que casi toda la corrección fiscal, buena parte de la corrección fiscal ha caído sobre los jubilados. Lo que hace la fórmula previsional es recomponer parte de lo que se perdió en enero. No parece algo irrazonable, ni descabellado. Es cierto, y por eso el PRO votó en contra, que en el medio de un proceso de corrección fiscal tan vulnerable, y en un gobierno que también sigue siendo muy vulnerable, no tanto en lo político, te diría más bien en lo financiero, donde depende mucho de que el mercado apueste a que esto sea una señal inconveniente. Por eso el PRO votó en contra. Lo hizo a pesar de ser una fuerza política que ha hecho por los jubilados, probablemente más que cualquier otra. Me refiero a la reparación histórica, a la fórmula previsional del 2017, etcétera. Pero la señal fiscal en un momento tan delicado es negativa. Creo que el veto presidencial en esta oportunidad, si ocurre, a la larga va a ser más constructivo que la aprobación de la propia ley.
-¿Por qué?
-Porque, en definitiva, la mejora de las jubilaciones depende más que de una fórmula, depende de que el país crezca y de que haya más empleo. Si la estabilización funciona, habrá tiempo de recomponer jubilaciones el año que viene. Si esto no funciona, lo más probable es que termine con una mega licuación de jubilaciones, como pasó del 2020 para acá. Si la economía cae o se estanflaciona, las jubilaciones pierden. Porque, en definitiva, el que paga las jubilaciones es la economía a través de los impuestos. Porque hoy el régimen previsional se financia básicamente con impuestos, obviamente, con contribución a la seguridad social. Así que, insisto, creo que la recomposición es razonable. Creo que el timing es inadecuado.
-En las últimas horas, Milei dijo que se viene una pausa en el freno de la inflación porque la política se metió en el medio. ¿Coincidís o crees que busca excusas en la política?
-Son construcciones retóricas para poder navegar una situación que es muy complicada. Los mercados se pusieron nerviosos por dos motivos. Primero, quizás haya contribuido las demoras en la aprobación de la ley bases. Pero creo que, fundamentalmente, desde hace un mes y medio, desde mediados de abril a esta parte, el mercado se estabilizó en términos de precios de bonos: empezó una actitud de esperar y ver cuál era la estrategia a largo plazo del Gobierno. Sobre todo la estrategia de salida del cepo y el próximo régimen monetario cambiario. Creo que eso es lo que empezó a esperar el mercado. Esta primera fase fue buena, ahora queremos ver cuál es la estrategia de salida y cuál va a ser el destino final. En el medio de esa espera, cauta por parte del mercado, después de haber apostado a los primeros pasos de Milei, empezó esta discusión sobre la dolarización endógena, que a mi juicio generó mucho ruido, sobre todo en el exterior.
-¿Por qué?
-Porque es un experimento monetario sui generis, con pocos antecedentes, que para algunos puede derivar en una hiperinflación y para otros en una hiperdeflación, lo cual demuestra que hay una enorme incertidumbre sobre el resultado de ese experimento. A mi juicio, eso explica parte de la volatilidad del mercado. En el medio, por supuesto, la política empezó a jugar, también debe haber contribuido en parte. Ahora, el Gobierno tiene el desafío de salir del cepo y demostrar el régimen monetario a largo plazo y que ese régimen funcione. Y eso, después de la aprobación de la Ley Bases, depende mucho más del gobierno que del Congreso.
-A propósito de la Ley Bases a seis meses de Gobierno, ¿qué te parece más relevante? ¿Que se apruebe por su contenido o el mensaje de que Milei haya conseguido su primera ley?
-No, sin lugar a dudas, la política. Porque hay muchas cosas, salvo las privatizaciones, hay muchas cosas de la Ley Bases que están un poco al tiro de decreto y o de resolución del Ministerio de Economía. Por lejos, lo más importante es la señal de gobernabilidad. Y sí, quizás, también la señal de apoyo a las reformas. Aunque, en la Argentina la señal de apoyo a las reformas valen poco, porque hemos visto congresos que han votado reformas y a los dos años contrarreformas.
El PRO en las fuerzas del limbo
-¿Imaginás un antes y un después de la Ley Base en el Congreso, sobre todo por parte de la oposición?
-Sí, imagino antes y un después. Creo que la oposición va a empezar como una suerte de guerra santa contra Milei a partir de ahora. Y, básicamente, creo que la política le dio al Presidente las herramientas que necesita para para gobernar. Por una razón institucional primero, y, segundo, por una especulación política. Porque, a partir de ahí, el Presidente no va a tener más excusas y va a tener que implementar su programa de gobierno y mostrar resultados. Dicho eso, la oposición va a empezar a levantar sus banderas, como ya levantó con los jubilados, ahora va a venir con el Fondo de Incentivo Docente, con las universidades, etcétera. Es la forma en la cual funciona la democracia: el Ejecutivo es el responsable del equilibrio fiscal y los congresos suelen ser más irresponsables en materia fiscal. Con excepciones, como el PRO, que sigue votando a pesar de los costos políticos.
-Eso te iba a preguntar. Cuando hablás de la oposición, ¿al PRO lo ubicas allí?
-No, el PRO hoy está apoyando estas reformas, estamos, en algún punto, en las fuerzas del limbo, porque no somos ni oficialismo ni oposición. No somos oficialismo porque no hay una decisión ni del PRO ni de La Libertad Avanza de generar una coalición de gobierno, ni una coalición parlamentaria. Funcionamos de facto como una coalición parlamentaria, básicamente porque la agenda de reformas es nuestra agenda. Por ejemplo, las reformas que está impulsando el Gobierno, que son básicamente las que ideó Federico Sturzenegger, fueron hechas para la candidata del PRO, Patricia Bullrich, en cuanto a que eran las reformas que yo mismo como parte de ese equipo económico estaba empujando y estudiando y planificando para llevar a la práctica, así que no podríamos estar en contra. La estrategia de estabilización es diferente a lo que hubiésemos hecho nosotros quizás, pero en definitiva va en el rumbo de equilibrar las cuentas públicas, corregir las distorsiones de precios relativos y reducir el déficit del Banco Central. Entonces cuando uno mira todo eso, el PRO obviamente está apoyando ese cambio y creo que yo, y esta es una visión personal, el PRO tiene que seguir siendo la garantía de que el país va a seguir por el sendero de un cambio, de una economía más ordenada, más abierta, más competitiva, pro empleo y tiene que ser una alternativa de gobierno también. Una alternativa de centro derecha, racional, republicana y democrática, que eventualmente, si la sociedad busca alternativas en el futuro, pueda tener al PRO como un producto más en la góndola.
-Por último, ¿qué nota le pones a los seis meses de Javier Milei?
-No, es muy difícil poner una nota porque ahí sí es un contrafacto, porque depende un poco de la herencia que recibió. Creo que la Argentina es un país muy, muy inestable; creo que a los que les pondría un 10 es a los argentinos que están bancando los desastres que ha hecho la política en los últimos años y los vaivenes de una economía, que es una máquina de generar pobres. Reconozco el esfuerzo para corregir o empezar a salir del modelo populista que ha hecho Milei y salir del populismo siempre es una tarea muy complicada, donde el fracaso ha sido más la regla que la excepción. En ese aprendizaje, yo lo dije en una presentación que hice en Harvard en abril de 2019, el último slide de mi presentación era la importancia de construir una oposición que no sea destructiva de todo lo que se hizo. El desafío más importante para la democracia, para las reformas y para tener una economía sana es generar alternativas de gobierno que no impliquen el retorno al populismo. Ese es el gran desafío político, ojalá la sociedad lo entienda.