Los sectores que más se beneficiarían del libre comercio entre Argentina y Estados Unidos, según las empresas norteamericanas
Productos como carne, vino y miel, junto con áreas estratégicas como el litio y la tecnología 5G, aparecen entre las mayores oportunidades. Sin embargo, los desafíos estructurales de Argentina, como la falta de seguridad jurídica y los costos logísticos, siguen siendo un obstáculo para atraer inversiones sostenibles.

A pesar de las tensiones comerciales derivadas de la política arancelaria impulsada por la administración de Donald Trump, Argentina y Estados Unidos cuentan con amplias oportunidades para fortalecer su comercio bilateral. De acuerdo con un informe reciente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (Amcham), sectores como el agroindustrial podrían experimentar un crecimiento importante en caso de alcanzarse un acuerdo entre ambas naciones.

En el ámbito agroindustrial, se destacan productos como camarones, vino, carne bovina, aceite de girasol, limones y miel, los cuales presentan un alto potencial para incrementar su presencia en el mercado estadounidense.  Paralelamente, en el sector de inversiones, existen oportunidades estratégicas en áreas como minerales críticos, tecnología 5G/WiFi 6, energía, petróleo y gas.

El informe de Amcham cobra relevancia en un contexto de preocupación internacional por la aplicación de aranceles recíprocos en Estados Unidos. En las últimas semanas, la administración estadounidense endureció sus políticas comerciales en productos claves como el acero y aluminio. Lo mismo sucederá con otros productos claves a partir del 1 de abril. Argentina, aunque aún no fue alcanzada de manera directa, podría enfrentar obstáculos si se aplicara estrictamente el principio de reciprocidad arancelaria.

"Donald Trump impulsó políticas arancelarias con subas de hasta 25% sobre importaciones, lo que genera preocupaciones en los sectores exportadores argentinos. Si bien el comercio bilateral no ha sido todavía directamente afectado, estas medidas podrían representar una amenaza a un corto plazo", advirtió Amcham en el informe.

Actualmente, los productos importados desde Estados Unidos pagan en Argentina un arancel promedio del 6,4%, mientras que las exportaciones argentinas al mercado norteamericano enfrentan una tasa del 1,2%. Si este desbalance persiste, podrían implementarse represalias comerciales que afectarían gravemente a sectores clave de nuestra economía, advierte el informe.

Impacto de los aranceles en el comercio bilateral

Uno de los sectores más afectados por la política arancelaria estadounidense es el del acero y aluminio. En el caso del aluminio, las exportaciones argentinas a Estados Unidos superan los US$ 500 millones anuales, concentradas en Aluar, la única productora local. En cuanto al acero, las restricciones antidumping limitan las ventas, afectando especialmente a Tenaris, del grupo Techint, cuyas exportaciones alcanzaron los US$ 100 millones en el último año.

Donald Trump impulsó políticas arancelarias con subas de hasta 25% sobre importaciones, lo que genera preocupaciones en los sectores exportadores argentinos. 

El informe destaca que la implementación de aranceles más altos en Estados Unidos podría generar consecuencias económicas negativas, elevando los costos de producción y reduciendo la competitividad de industrias clave". Además, agrega que históricamente, este tipo de medidas afectaron la confianza empresarial, reduciendo la inversión y provocando caídas en sectores como la manufactura y la agricultura.

En cuanto a acuerdos comerciales, la pertenencia de Argentina al Mercosur dificulta la negociación de tratados bilaterales con Estados Unidos, sugiere Amcham. La unión aduanera impone un Arancel Externo Común que limita la flexibilidad de los países miembros para establecer acuerdos individuales. No obstante, se exploran alternativas como acuerdos específicos de inversión y cooperación comercial que podrían allanar el camino hacia un eventual Tratado de Libre Comercio. Según Amcham, la relación comercial con EE.UU. podría fortalecerse a través de acuerdos sectoriales que no entren en conflicto con las reglas del Mercosur.

Oportunidades estratégicas y desafíos pendientes

Uno de los puntos clave para fortalecer la relación comercial entre ambos países es la reducción de los aranceles antidumping aplicados al biodiésel argentino. En 2016, las exportaciones de este producto a Estados Unidos superaban los 1.200 millones de dólares, pero fueron restringidas en años posteriores. Desde noviembre de 2024, se retomaron negociaciones para revertir esta situación y reactivar el comercio en este rubro.

Otro aspecto relevante es la reincorporación de Argentina al Sistema Generalizado de Preferencias (SGP), cuya vigencia expiró en 2020. En 2023, el ex embajador Jorge Argüello inició gestiones ante el Congreso estadounidense para restablecer este programa, un esfuerzo que continuó en los últimos meses con reuniones bilaterales en Washington. 

En términos de exportaciones agroindustriales, en diciembre de 2024 se lograron avances importantes con la autorización de Estados Unidos para la importación de uvas y ajo argentinos. Estos productos se suman a la lista de bienes con potencial de crecimiento en el mercado norteamericano.

En términos de exportaciones agroindustriales, en diciembre de 2024 se lograron avances importantes con la autorización de Estados Unidos para la importación de uvas y ajo argentinos. 

El sector de inversiones, por su parte, presenta oportunidades estratégicas en rubros como minerales críticos, tecnología de telecomunicaciones, energía y petróleo. En agosto de 2024, ambos países firmaron un Memorando de Entendimiento para fortalecer la cooperación en la explotación de litio. Esto posiciona a Argentina como un actor clave en la cadena de suministro global de este mineral.

Sin embargo, el informe advierte que Argentina enfrenta desafíos estructurales que pueden dificultar la atracción de inversiones sostenibles. Entre los principales obstáculos se encuentran "la falta de seguridad jurídica, las restricciones cambiarias y la baja competitividad económica". La deficiente infraestructura también representa un problema, precisa Amcham, especialmente en la Hidrovía Paraná-Paraguay, cuya situación encarece los costos logísticos y afecta la eficiencia de las exportaciones agroindustriales.