En la producción ganadera el paso de los animales por feedlot es el último eslabón de la cadena, destinado a agregar en 90 días entre 100 y 120 kilos a los novillos y vaquillonas antes de su envío a frigoríficos. En el caso de animales de exportación, se pide añadir hasta 150 kilos más en establecimientos de encierro.
Es lo que en la actividad se conoce como engorde o terminación a corral, para dar el toque final a los animales, según las necesidades del mercado en cuanto peso de los animales para faena y contenido de grasa intramuscular, entre otras especificaciones.
El último año el sector ganadero vivió tiempos excepcionales. Es que, como resultado de la fuerte sequía, las heladas y la falta de pasturas, muchos productores enviaron los animales a corral en forma prematura, con poco kilaje porque en los campos no podían alimentarse adecuadamente.
Fue una manera de balancear la compleja ecuación económica. En este contexto, en 2023 se generó una sobre oferta de carne, que mantuvo los precios deprimidos en el mercado doméstico, a lo que se sumó en lo que va de este año el impacto de la inflación en el poder adquisitivo de los consumidores.
Con menos demanda, los precios siguen estables. Pero eso podría cambiar en los próximos meses. “La carne que sobró el año pasado, pero falta este año, la oferta está entre 8 y 10% menos que en 2023, por lo que deberíamos estar en un ciclo de recuperación de los precios, que no se ve por ahora”, sostuvo Víctor Tonelli, analista del mercado ganadero y de exportación.
“El precio de la carne está muy atrasado, en lo que va del año acompañó dos tercios de la inflación, pero aún está un tercio atrasado”, explicó Tonelli.
En alguna medida el correlato de esto es que los feedlots están con muy elevada ocupación, buscando enviar a faena a animales más pesados, y teniendo en cuenta también que los precios del maíz, uno de los insumos utilizados para el engorde, están bajos. El precio internacional del maíz tuvo una caída superior al 20% desde enero pasado.
Sin localidades
“Los últimos dos meses se llenaron los feedlots, tuvimos un invierno extremadamente frío, con heladas y temperaturas bajo cero en muchas localidades, lo que complicó la oferta forrajera y la disponibilidad de pasturas”, señaló Juan Eiras, director de la Cámara Argentina de Feedlot y productor en dos establecimientos en la provincia de Buenos por más de tres décadas.
Eiras explica que hoy una parte importante del negocio pasa por la exportación, donde Argentina participa en el selecto grupo de países que exporta a la Unión Europea bajo la Cuota 481, que establece el ingreso a ese mercado con arancel cero, además, de llegar a mercados como China, Estados Unidos, Chile y Brasil.
“Hoy la exportación nos pide tener los animales más días en corral, más kilos y más Marbling (marmoleo)”, sostiene Eiras. El marbling es la grasa que desarrolla el animal alimentado en feedlot para ganar peso, con cortes que en países de la Unión Europea llegan a pagarse entre 12 y 13 mil dólares la tonelada, de 20% a 30% más que cortes de la Cuota Hilton que no pasaron por feedlot.
Pese a esta “zanahoria”, Juan Eiras explica que no es sencillo aprovechar el arancel cero. La Cuota 481 surge de un acuerdo entre Estados Unidos y la UE, al que luego se sumaron grandes productores de carne como Argentina, Uruguay, Australia, Sudáfrica o Nueva Zelanda, pero EE.UU., por ser el generador del instrumento tiene una cuota preferencial de ese cupo.
Hay cuatro ventanas de venta de esos cortes a la Unión Europea en el año y, ciertamente, es una carrera contra reloj. “La Cuota 481 se rige por la lógica de 'primero llegado, primero servido', por lo que con Uruguay y Australia competimos el día 1 de la ventana para estar en puerto y descargar”. O sea, el que primero llega, completa los formularios y las autorizaciones y baja la mercadería, hasta que se completa el cupo.
En 2023 Argentina exportó unas 5500 toneladas bajo Cuota 481, pero el sistema establece cupos decrecientes hasta 2027, cuando quedará fijo en 10.000 toneladas anuales entre todos los países, con lo que el margen exportable para nuestro país podría rondar las 3500/4000 toneladas al año.
Mercado interno complicado
Los mercados externos están muy demandantes y según fuentes del sector “se coloca todo lo que produce”. De nuevo, lo que genera preocupación es el mercado interno y cómo sigue la rueda productiva.
“Hasta hace un mes cuando se vendía un gordo (animal salido de corral) se reponía un flaco (de invernada, alimentado a pasto), pero hoy hay menos oferta” de animales para engorde, sostiene Víctor Tonelli.
Coincide Eiras en que “hay menos oferta de invernada (novillito, ternera livianos)” lo que se traduce en “altos valores de más del 20% en el último mes”. Hay que recordar que en la estructura de costos la compra del animal liviano tiene fuerte incidencia.
Hoy en el mercado prima una tendencia a la disminución del ritmo de reposición entre animales gordos vendidos y los nuevos livianos que deberían entrar a corral, lo que favorece hacer novillos y vaquillonas más pesados para exportación. Es que por las complicaciones en la ecuación en el mercado interno se alarga el proceso de engorde.
Consultado sobre qué puede pasar con los precios en las carnicerías al consumidor final por esta suba de costos de producción, Tonelli señaló que “para 2025 se prevé una demanda firme y ahí puede haber presión sobre la oferta y los precios”.
En el mismo sentido, Eiras anticipó que “hacia fin de año tendría que haber un ajuste de precios, que vienen estables desde mayo. Imagino una relación oferta-demanda más ajustada”, remató.