La electromovilidad está lejos de ser una prioridad para esta Argentina en crisis que solamente puede pensar en el corto plazo. Sin embargo, como importante productor de autos, el país deberá pensar una estrategia de inserción en este mercado que cada vez crece más en el mundo y poco a poco desplazará a los vehículos a combustión interna.

De acuerdo a un informe de Fundar, las ventas mundiales de autos eléctricos pasaron de 130.000 unidades en 2012 a más de 10 millones en 2022. Ya representan el 15% de las ventas anuales de autos y se espera que para el 2030 tengan el 35% del mercado.

Por su parte, en América Latina sus ventas pasaron de 10.000 unidades a 30.000 en los últimos cinco años, con Brasil y México liderando ampliamente esta carrera y con Argentina muy por detrás de países incluso más chicos como Chile.

“La carrera por el desarrollo de la electromovilidad se aceleró a nivel global durante los últimos años. Se focalizó, principalmente, en los países de altos ingresos (Europa y Estados Unidos) y en las grandes economías emergentes (China e India). Pero esta carrera también se impulsó en otras regiones como Europa del Este, el Sudeste Asiático y, en menor medida, América Latina. Argentina tiene posibilidades de insertarse en este mercado, pero no definió aún una estrategia clara para transformar su industria automotriz”, sostiene el reporte.

Durante el Gobierno de Alberto Fernández, se presentó una ley de electromovilidad que estipulaba una hoja de ruta con el objetivo de dejar de vender autos a combustión interna para el 2040. Sin embargo, esa iniciativa nunca se llegó a discutir por la falta de consenso en la política y en el sector.

Se trata de un tema muy sensible al ser un proceso de mucho riesgo y altos costos, que requiere un cambio radical en las tecnologías de producción de la industria. A pesar de esto, la estrategia de transición ya siendo discutida en todas las empresas que operan en el país.

Las principales barreras

Como país de ingresos medios, Argentina cuenta con una escala de mercado interno baja, sin proximidad geográfica a países con una alta demanda de este tipo de vehículos. Por un lado, la industria automotriz tradicional argentina atraviesa importantes dificultades con una contracción del 30% de la producción total. Por el otro, se ha logrado reconvertir para no depender tanto del mercado interno y volcar una parte importante de su producción a otros países.

Sin embargo, como el 65% de las exportaciones se concentran en Brasil, un país que también presenta grandes atrasos en electrificación del transporte por el peso del uso de biocombustibles, el potencial de ventas externas de autos eléctricos presenta un gran limitante.

Otro de los elementos que entran en juego en este debate es la posición del país como productor de litio y su posible vinculación con el sector de electromovilidad. 

Finalmente, se debe pensar cómo atender la necesidad de inversión en infraestructura de carga que es totalmente incipiente en el país y requiere de importantes recursos.

“Es preciso que las nuevas políticas se enmarquen en una clara estrategia de inserción internacional. Esto implica promover y fortalecer los acuerdos comerciales que faciliten el acceso a mercados externos. Así podrán sortear las restricciones iniciales de escala del mercado interno argentino, e incluso las del propio Mercosur. Un primer y fundamental paso sería definir una estrategia de especialización, en complemento con Brasil, y traducirla en medidas concretas”, dicen desde Fundar.