Los aumentos que analizan las empresas de energía por la salida del cepo
La suba del tipo de cambio oficial genera presiones al alza, pero también influyen factores en el sentido contrario como la caída del petróleo.

Uno de los temores a corto plazo respecto a la salida del cepo y el nuevo régimen cambiario es el impacto en la inflación. Sobre todo, en los precios de la energía que guardan una relación muy estrecha con el dólar.

En el primer día de implementación del programa económico post acuerdo con el FMI, el tipo de cambio oficial pasó de $1097 a $1230, un incremento del 12% que, si bien fue menor al esperado y algunos especialistas confían en que se va a seguir acotando, no deja de tener su traslado inflacionario.

En tarifas, se calcula que el 100% del gas está dolarizado y el 70% de la energía eléctrica, donde algunos contratos de generación se siguen pagando en pesos. A su vez, la menor disponibilidad hídrica hace prever un encarecimiento del costo monómico de generación.

Otro de los factores que puede presionar a un alza de tarifas es el compromiso con el Fondo de incrementar el superávit al 1,6% del PBI y el organismo internacional ve a los subsidios energéticos como una de las principales canillas a seguir cerrando.

"El FMI pide un ajuste más grande y en paralelo dice que se tiene que salir de la compleja segmentación que no es otra cosa que eliminar a los N3 (ingresos medios). Habría que ver qué plan hay para eso. No sería raro pensar que asignen a los N3 mayormente como N1 (ingresos altos), salvo algunos que pasen a N2 (ingresos bajos", indicó a este medio el economista especializado en energía, Julián Rojo.

Por el contrario, algo que está jugando a favor es la baja de los precios energéticos en el mundo que representarán menores importaciones en GNL y gas natural y un menor costo a trasladarse en la tarifa. Por ejemplo, una fuente oficial reveló a Forbes que ya recibieron ofertas por GNL de 10 a 11 dólares por MBTU, cuando hace pocas semanas atrás todos preveían que iban a comprar a no menos de 15 o 16 dólares.

En cuanto a las naftas, el movimiento es bastante similar, con algunas características propias de este mercado. Si se considera que durante todo el 2024 y lo que va del 2025 se fue trasladando a surtidor cada devaluación mensual que al principio fue del 2% y finalmente del 1%, lógicamente, esta alza del 12% que tuvo el dólar mayorista tendría un efecto inmediato en los valores del litro de combustible.

En el mismo sentido se moverían los costos de los biocombustibles y la evolución de los impuestos que está atada a la inflación. No obstante, lo que va a evitar un cimbronazo es la fuerte baja del 7% del Brent que ahora se estabilizó cerca de 65 dólares cuando el mes pasado cotizó a un promedio de 70.

La eliminación del esquema blend que se usaba para fijar precio en una mezcla de 80% de cotización de tipo de cambio oficial y 20% del contado con liquidación también va a ayudar a que las refinadoras compren más barato.

En definitiva, el consenso de la industria es que a grandes rasgos, estas dos corrientes que van en direcciones opuestas logran alcanzar un equilibrio y, por lo tanto, los aumentos continuarían con la dinámica de los últimos meses de entre un 2% o 3%, siempre que no haya un nuevo cambio de variables.

El CEO de YPF Horacio Marín afirmó en su paso por Nueva York que el sistema que toma la petrolera nacional para fijar precios elimina los picos temporales tanto a la baja como a la suba. En consecuencia, habrá que ver cómo se termina estabilizando el barril y el dólar en lo que queda de abril para tomar una decisión de cara al 1 de mayo.

"Si la caída del petróleo es pasajera, será absorbida. Si es para quedarse, se va a bajar la nafta. Vamos a esperar a fin de mes y según como esté vamos a decidir", advirtió.

Ya para mediano y largo plazo, en YPF confían en que la implementación del Real Time Intelligence Center de estaciones de servicio que se inaugurará en junio sumado a la implementación del autodespacho, van a permitir bajas segmentadas en el surtidor.

"Vamos a saber qué pasa en tiempo real en las 1.600 estaciones de servicio de bandera más las 160 de YPF. Ahí podés aplicar inteligencia artificial y tenés la posibilidad de cambiar el precio en una estación y no en otra. Por ejemplo, si vemos que a la noche en una no hay mucho consumo y pierde dinero con un costo fijo alto. Entonces podemos bajar los costos fijos e incentivar al consumidor a cargar nafta sólo a un menor precio", sostienen.