En las últimas semanas, el mercado empezó a atravesar una situación bastante particular. Grandes compañías decidieron emitir deuda a pagar en pesos al tipo de cambio oficial (dollar linked) y no tanto bonos pagaderos directamente en dólares (hard dollar). Sin embargo, lo que más llamó la atención de los especialistas fue la gigantesca demanda por parte de los inversores.
Por ejemplo, la energética Capex anunció una emisión dollar linked a 3 años de US$ 56 millones y recibió ofertas por US$ 86 millones. En tanto, Pan American Energy optó por lanzar bonos también a 3 años por US$ 75 millones y consiguió cerca de US$ 1.589 millones. Asimismo, John Deere escogió deuda a 1,5 años con un valor emitido de US$ 30 millones tras recibir ofertas por US$ 700 millones. En los tres casos, la tasa de interés a pagar se pactó en 0%.
Por su parte, la empresa de energías renovables Genneia emitió bonos dollar linked a sólo dos años con una tasa del 2%. En este caso, la sociedad adjudicó US$ 60 millones, pero llegó a recibir alrededor de US$ 86 millones de ofertas por parte de los inversores.
“Las empresas están viendo que los diferentes agentes del mercado están especulando con que el dólar oficial debiera subir, fruto del cepo, en algún momento no tan lejano, como así que se tenga que devaluar porque se abrió mucho la brecha. Entonces, como saben que está ese apetito de los inversores de tratar de cubrirse, automáticamente empiezan a lanzar muchas dollar linked para capturar todo ese mundo de pesos que quiere cobertura”, comentó el asesor financiero Fernando Villar.
“Si hoy tomamos los tipos de cambio, tenemos una brecha de casi el 40%, entonces esto te permite generar una rentabilidad superior a lo que sería una letra; o en el caso de que la brecha sea superior, de generar una rentabilidad más alta. Y en el caso de que se llegue a devaluar de acá a seis meses, la ganancia sería de un 40% aproximadamente”, detalló Joaquín Arregui, socio de la consultora Extensio Inversiones.
Para Félix Frías, head of Corporate en Puente, gracias a las obligaciones negociables (ON) dollar linked, las emisoras pueden obtener financiamiento a muy bajo costo para sus proyectos de inversión y capital de trabajo. “Además, a aquellas compañías que tienen flujo de ingresos atado al dólar, pero que cobran en pesos, les permite evitar tener descalces de legislación para el caso de que se mantuvieran las restricciones del mercado cambiario al vencimiento”, añadió el experto.
“Abruptamente, luego de la primera corrida de mayo, pasamos a una demanda de dollar linked. Estábamos con tasas positivas, en torno al 4%/5% en deuda sénior y rápidamente pasamos a -10%/-15%. Las empresas aprovecharon para renovar deuda a tasas muy bajas y financiar gastos de capital de Vaca Muerta a 3/5 años a tasas de mercado iguales o más bajas que hard dollar, teniendo las empresas los ingresos 100% calzados con el A3500”, detalló Mauro Mazza, jefe de Research en Bull Market Brokers.
“El mercado aumentó sus expectativas de devaluación a pesar de que el Gobierno de Milei mantiene la postura de que eso no es parte de la fase dos del plan económico. Esta semana, las suscripciones a fondos dollar linked aumentaron, lo que evidenció el aumento de la demanda por cobertura. Las compañías tomaron ventaja de esta necesidad y están obteniendo hasta tres veces el financiamiento que necesitan emitiendo obligaciones negociables dollar linked”, señaló María Moyano Hidalgo, institucional sales trader en Adcap Grupo Financiero.
Además de Capex, Pan American Energy, Genneia y John Deere, se sumaron a la ola de bonos dollar linked Compañía General de Combustible y Vista Oil & Gas, otro peso pesado de la industria energética regional. Entre los motivos detrás de las expectativas de devaluación, se destaca el reciente desempeño del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
En junio, el organismo sufrió una desaceleración muy importante en el ritmo de compras que llevó a cabo en el mercado cambiario: en vez de adquirir un promedio de US$ 100 millones por día, tal como supo hacer en mayo, hubo ventas netas por un total de US$ 50 millones.
Si bien es un monto pequeño, como en el sexto mes del año están las liquidaciones del sector agrícola, las cuales estuvieron en línea con las de años anteriores, se generó la percepción de que el tipo de cambio oficial efectivamente debe subir. De acuerdo a Juan Pedro Mazza, estratega en Cohen Aliados Financieros, los $916 actuales del dólar oficial, contemplando la inflación, representan casi la mitad de los $800 alcanzados en diciembre tras el salto cambiario.
“Entonces, el incentivo para aumentar importaciones ahora o conseguir dólares oficiales por el camino que se pueda es muy grande y eso lleva a que el Banco Central empiece a dejar de acumular reservas incluso cuando debería estar comprando, o sea, cuando debería estar teniendo sus compras más grandes del año, estacionalmente”, indicó el especialista.
De cara al futuro, la situación del Banco Central podría ser incluso más difícil. “Estamos entrando en el segundo semestre donde la estacionalidad de la dinámica de reservas suele jugar en contra, y con un BCRA que durante junio no logró acumular reservas y cuyas reservas netas siguen estando en terreno negativo, el mercado empieza a tener algunas dudas sobre la sostenibilidad del tipo de cambio, el cual se vino apreciando fuertemente desde la devaluación de diciembre pasado”, mencionó Martin Przybylski, portfolio manager en Consultatio Financial Services.
“Además, durante las últimas semanas, la brecha se fue incrementando hasta superar el 50%, lo cual hace crecer la demanda de los bonos dollar linked por sobre los hard dollar con la apuesta de que eventualmente se cierre la brecha con una futura potencial unificación”, agregó el ejecutivo.
Por estos motivos, las empresas aprovechan la incertidumbre de los inversores para financiarse vía dollar linked a tasas muy convenientes. “Los emisores ven que hay una gran demanda por instrumentos dollar linked y lo que empiezan a hacer es salir, pero en vez de salir con créditos a 12 meses, al 2025, que es el periodo donde puede ocurrir la unificación, se van directamente a 24, 36, 48 meses, es decir, estiran plazos”, finalizó Juan Pedro Mazza.
De todas maneras, no todas las compañías están adoptando esta estrategia. Algunas siguen apostando por deuda hard dollar, en especial teniendo en cuenta que muchos inversores todavía desean obtener un flujo de fondos en moneda dura. En este grupo se encuentran Rizobacter, enfocada en biosoluciones agrícolas, que lanzó bonos a 2 años con una tasa fija en dólares del 7,5%; y la agropecuaria Lipsa, cuya deuda a vencer en 2 años retornará una tasa del 9%.