En el último año, la actividad ganadera y la industria de la carne vacuna parecen estar atravesando la tormenta perfecta, un proceso que comenzó a mostrar algún atisbo de normalización pero que aún tiene un largo trecho por recorrer. La buena noticia, en todo caso, es que hay luz al final del túnel, recién para fin de 2025 y en forma más consistente en 2026.
La fuerte sequía que en 2023 afectó a las principales provincias productoras, en gran parte de la Pampa Húmeda, generó un exceso de oferta de carne en el mercado, a partir de animales de menos kilos que fueron enviados a faena por falta de pasturas para alimentarlos.
El consultor ganadero Víctor Tonelli, estima que el año pasado se faenaron 1,5 millón de cabezas más que lo habitual, un 10% del total. Eso es lo que está faltando este año, y que no van a estar disponibles hasta 2025, explicó.
Con el fin de la sequía el sistema productivo comenzó a normalizarse, pero el proceso requiere de los tiempos biológicos de crecimiento de los animales. El destete se hace en otoño y la recría pastoril se hará entre el invierno y la primavera de 2024, por lo que van a entrar a corral (terminación en feedlot), en marzo de 2025, y ahí pasan unos 60 días hasta que van a faena, destalló el experto.
Así, hoy la oferta es relativamente baja y a eso se suma una escasa demanda en 2024, señalan los expertos. En este contexto, los precios del ganado en pie han quedado bajos en términos relativos.
Bolsillos flacos
El novillito (la categoría de referencia para el ganado en pie en el país), subió en los últimos doce meses un 53%, mientras que la inflación en ese período subió 83%, compara Tonelli.
En la misma línea, los precios de la carne en los comercios vienen creciendo en el año bastante por debajo de la inflación, combinándose dos factores. Por un lado, debido a cambios en los patrones de consumo de proteínas animales, con incremento de carnes sustitutas (cerdo, pollo), pero por otro y, esencialmente, porque los bolsillos de los consumidores están golpeados por incrementos en todos los bienes, tarifas de servicios públicos y otros servicios, y no convalidan incrementos mayores.
Así, el consumo de carne viene en caída. Según el último relevamiento de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carne y Derivados de la República Argentina (CICCRA) el consumo aparente de carne vacuna por habitante habría sido equivalente a 44,0 kilos/año en enero-mayo de 2024, quedando 15,9% por debajo del promedio correspondiente a enero-mayo de 2023 (-8,3 kg/hab/año).
Pero el dato más alarmante es que se trata del nivel más bajo en los 110 años, según la Bolsa de Comercio de Rosario. Tomando los últimos 15 años el pico de consumo per cápita fue en 2013 con 62 kilos por habitante anuales, un fuerte contraste con la actualidad.
Incluso en comparación al rubro Alimentos y Bebidas no alcohólicas del índice de precios al consumidor que releva el Indec, la carne también corre de atrás. Mientras el conjunto del rubro creció 5,4%, la carne vacuna marcó un avance del 2,5%.
Si se compara el exceso de consumo que hubo el año pasado, con casi 53 kilos por habitante por año hay una caída de 9 kilos frente a este año (44 kg/hab/año), pero el año pasado hubo una sobreoferta y un sobreconsumo, hoy Argentina debería estar consumiendo unos 48 kg/hab/año, señaló Tonelli.
Precios en el tobogán
Miguel Schiariti, presidente de CICCRA sostiene que el consumo interno preocupa al sector cárnico porque representa entre 70 y 80% de toda la carne que se produce. El resto se exporta y los volúmenes se mantienes estables, aunque el país necesita ampliar sus mercados de destino.
Consultado sobre qué podría pasar con los precios en el corto plazo, Schiariti explicó que el consumidor tiene que saber que no va a tener aumentos de precios de manera importante en estos días y que en los próximos 60 o 90 días va a aumentar la oferta de animales en el Mercado Agroganadero de Cañuelas y esto va a generar una caída de precios en el animal vivo, lo que seguramente se va a trasladar al público.
Según el Indec en mayo las subas de precios mensuales fueron: 5,2% para la carne picada común, 3,1% para la paleta, 2,8% para el cuadril y 0,9% para la nalga, mientras que el precio promedio del kilo de asado no tuvo cambios y sí subió 3,2% el precio de la caja de hamburguesas.
En rigor, el sector está intentando normalizar la producción después del cambio al que obligó la sequía del año pasado, mandando a faenar animales más jóvenes y con menos peso por falta de pastos aptos. Falta mucho tiempo para recuperar lo que era, al menos un año y medio más, hasta 2026 no vamos a ver recuperado el daño que nos generaron los tres años de sequía, señaló Schiariti.
Hoy el foco está puesto en las madres. En 2023 y principios de este año se faenaron muchas vacas, y esto está generando que la vaquillona, que en otro momento hubiera ido a corral (feedlot) o a engorde (a pasto) está siendo recriada para empezar a ponerla en producción. Esa vaquillona tiene que convertirse en vaca y darnos un ternero, explicó Schiariti.
Junto a esta recuperación del rodeo, los expertos anticipan la necesidad de abrir mercados de exportación. China hoy representa entre el 65 y el 70% de los embarques, pero la demanda (cortes baratos) bajó 40% desde 2022, lo mismo que los precios, habilitando compras a países como Brasil, España o Venezuela.
Así, hoy la estrategia es llegar a los mercados del sudeste asiático, Singapur, Malasia, Tailandia, Vietnam, y lograr abrir el mercado japonés, que hoy no permite el ingreso de carne argentina, argumentando el tema de la aftosa. La paradoja es Japón le compra a Uruguay, que tiene el mismo estatus que Argentina, como país libre de aftosa con vacunación.
Y la otra carta a jugar es aumentar los envíos a Estados Unidos. Hoy ingresan a ese país 20.000 toneladas sin arancel y por encima de ese volumen pagan el 26,4%. El sector pide tomar parte de los cupos (sin arancel) que no utilizan países como Australia o Nueva Zelanda.