El Gobierno de Javier Milei está decidido a atraer inversiones al país y para eso dispuso nuevos incentivos en el marco del proyecto de Ley Bases II. El Régimen de Incentivos a Grandes Inversiones (RIGI) está incluido en el título VIII del proyecto de ley que aprobó la Cámara de Diputados y en algún punto es una línea roja para el Ejecutivo.
El régimen tiene el apoyo de numerosos gobernadores y de la mayor parte del empresariado y, aunque se oyeron algunas voces disidentes, en términos generales la iniciativa es bienvenida. Desde el punto de vista empresarial, es una de las señales que esperaban muchas empresas para desempolvar sus proyectos de inversión.
El régimen está pensado para nuevas inversiones de más de 200 millones de dólares -y hasta 900 millones- y no discrimina por sectores ni por origen de los capitales, por lo que, a priori, puede motorizar tanto inversiones extranjeras como nacionales. Por el volumen de inversiones requerido se perfila como un régimen que puede impulsar actividades capital intensivas y con plazos de maduración de medianos a largos.
Así, la explotación hidrocarburífera, energías renovables, minería e infraestructura aparecen en primera línea, pero también podrían aprovechar los beneficios aduaneros, tributarios y cambiarios empresas del sector agropecuario, metalúrgico, maquinaria agrícola, forestoindustrial, papelero, la industria química y petroquímica, en fin, el abanico es muy amplio.
“Este régimen es parte de un conjunto de medidas que se deben tomar para estabilizar la economía, y es una decisión adecuada en un contexto en el que los mercados están convalidando el programa económico”, aseguró Marcelo Elizondo, experto en negocios internacionales y presidente del capítulo latinoamericano de la Cámara de Comercio Internacional.
Estabilidad fiscal
Para Elizondo uno de los aspectos relevantes del régimen propuesto es que resguarda el derecho de propiedad y establece incentivos impositivos pero sobre todo “garantiza estabilidad en materia tributaria”, esto es que no se podrán modificar las condiciones, crear nuevos impuestos ni subir alícuotas de los existentes.
Los memoriosos recordarán que la Ley de Inversiones Mineras 24.196 de 1993 dispuso la estabilidad fiscal por 30 años, y eso permitió el desarrollo de la minería metalífera en las décadas posteriores. Sin embargo, no hay que olvidar que en los últimos años el propio Estado vulneró esa estabilidad al fijar derechos de exportación.
“Argentina es uno de los cinco países con mayor presión impositiva, por lo que dar incentivos en este campo es muy bueno para movilizar grandes inversiones”, explicó Elizondo.
Natacha Izquierdo, responsable de Práctica Sectorial en Abeceb, en relación al RIGI consideró que “es un paso importante porque, claramente, por el nivel de desconfiguración de la macro hay un portfolio de proyectos que permaneció stand by, esperando cierta estabilización y reglas de juego que dieran previsibilidad en el largo plazo”.
En ese sentido, anticipó que si finalmente termina aprobándose el RIGI, se adelantarán inversiones que desde la consultora calculan en unos 20.000 millones de dólares adicionales de acá a 2035.
El punto clave es que se estaría acelerando el Capex, que son las inversiones que las empresas hacen en activos físicos, infraestructura, edificios, maquinaria y vehículos. Y eso porque el propio régimen fija un plazo de 24 meses a partir de la sanción de la ley y entrada en vigencia del RIGI para hacer la inversión mínima requerida de US$ 200 millones, con posibilidad de prorrogarla un año más.
“Hay una ventana de dos años para entrar al régimen, y tienen que ser proyectos nuevos, con CUIT nuevo”, detalló Izquierdo. De allí la idea del shock de inversiones que busca el Gobierno para cambiar velozmente la tendencia actual.
El RIGI dispone la exención del pago de la tasa de estadística e impuesto país para las importaciones de insumos y “de todo régimen de percepción, recaudación, anticipo o retención de tributos nacionales y/o locales”. Pero tal vez una de las zanahorias que más entusiasma a las empresas es la disponibilidad de divisas. Será el 20% de las exportaciones el primer año, el 40% y el 100% a partir del tercero.
Natacha Izquierdo ve posible la llegada de nuevos jugadores en especial en sectores como la minería. Menciona el caso del litio que ya tiene presencia de muchas empresas pero en cobre todavía “no tenemos producción”. Hoy hay grandes jugadores, “algunos que son top 5 a nivel global que están viendo algunas inversiones acá si esto (el RIGI) se da”, anticipó.
Otro tanto pasa con el sector hidrocarburífero en Vaca Muerta y también Palermo Aike, la formación no convencional recientemente descubierta en Santa Cruz que está dando sus primeros pasos y tiene gran potencial de desarrollo.
Mirada externa
“En 2025 puede haber noticias de inversión si el RIGI sale del Senado. Es que el desarrollo de planes de negocios requiere un tiempo de despegue”, consideró Marcelo Elizondo. A partir de su experiencia con inversores del exterior, Elizondo sostiene que “se observa un gran cambio de expectativas y atención hacia el país pero decisiones de inversión, todavía no”. Sin embargo, ven que Argentina tiene mucho atraso en infraestructura, energía, energías limpias y minería y ahí aparecen las oportunidades.
Es un escenario que se extiende a la mayoría de los sectores exportadores. “Dependemos por supuesto del mercado interno, que ha caído, pero también de la demanda externa, con lo cual la agenda de competitividad es fundamental”, sostiene Juan Cantarella, director Ejecutivo de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC).
Teniendo en cuenta que el sector autopartista forma parte de una cadena exportadora, para ser competitivos de manera sostenible “es fundamental un fuerte shock de inversiones, tal como está pasando en Brasil”, señaló Cantarella, y advirtió que en caso contrario, la industria local se irá quedando con productos con alto riesgo de obsolescencia, que ya no serán exportables.
En este contexto, será clave la reglamentación del RIGI “para que las exenciones de aranceles sobre las piezas (importadas) no generen protección efectiva negativa y situaciones de inequidad con quienes ya están produciendo actualmente y han invertido anteriormente en los peores momentos”, precisó.