La infraestructura energética se convirtió en el pilar de la campaña de un Gobierno carente de buenas noticias. Luego de inaugurar el Gasoducto Vaca Muerta -Saliquello, ahora Massa licitó otra obra estratégica para evitar una catástrofe de desabastecimiento en el norte argentino frente al declino de producción gasífera boliviana.
El llamado Reversal del Norte consiste en la construcción de 120 kilómetros troncales para unir el sistema Centro-Oeste con el Gasoducto Norte, más una serie de loops y reversión de plantas compresoras que modificarán el sentido del caño que antes se usaba para traer este fluido del norte.
Desde hace meses que la secretaría de Energía viene anunciando una licitación que se fue postergando por la volatilidad macroeconómica y que, según fuentes de la industria, no se podía extender ni una semana más.
El objetivo de Enarsa es adjudicar y firmar los contratos en octubre para comenzar la construcción en noviembre e inaugurar la nueva traza en mayo del 2024, justo cuando comienzan las bajas temperaturas que disparan el consumo de gas.
En ese lapso, se intentará negociar una extensión del contrato con Bolivia para al menos garantizar un mínimo de 4 millones de metros cúbicos que es el piso que necesita el sistema durante el verano para no estar desabastecido.
El ahorro estimado en sustitución de importaciones es de unos 1.600 millones de dólares por gas que se dejará de comprar a Bolivia, más unos 350 millones de combustibles líquidos como gasoil y fuel oil que se usan para generar electricidad cuando no hay oferta suficiente de gas.
Al mismo tiempo, la obra permitirá una reducción de subsidios por bajar el costo promedio del gas natural al reemplazar un insumo que se paga a 11 dólares el millón de BTU por otro que se produce en el ámbito doméstico y se remunera a 3,5 dólares.
Lo mismo sucede en el segmento eléctrico que, al utilizar gas natural como fuente principal de generación de la matriz, reduce el costo monómico y así baja el gasto del Estado en cubrir la diferencia con lo que pagan los usuarios residenciales.
Toda la reversión del Gasoducto Norte generará 3.000 puestos de trabajo directos y 12.000 indirectos. La inversión totaliza unos US$ 710 millones, de los cuales US$ 540 millones provienen de un crédito del Banco de Desarrollo para América Latina y el Caribe (CAF) y el resto con un fondo de la estatal Cammesa.
Algo importante a destacar es que la obra no habilita la posibilidad de exportaciones como circuló por fuentes oficiales. La venta de gas al norte de Chile, Bolivia y Brasil recién se podrá concretar en una segunda etapa que aumente la capacidad de transporte de este caño de 19 millones de metros cúbicos diarios a 29 millones.