Hoy en día, cobrar en dólares de forma práctica y sencilla desde Argentina es posible. Gracias a las obligaciones negociables que se negocian en el mercado de capitales, los inversores pueden gozar de una renta en moneda dura con bajo riesgo y poca volatilidad, y sin tener que desembolsar enormes cantidades de dinero. Pero antes de optar por esta estrategia de inversión, hay que contemplar una serie de cuestiones.
Cómo funcionan las obligaciones negociables
Las obligaciones negociables o bonos corporativos son instrumentos financieros de renta fija que consisten en deuda que emiten las compañías y que los inversores adquieren a cambio de un interés.
En la Argentina, existen diversos tipos de bonos privados. En primer lugar, se encuentran los famosos bonos CER, los cuales, como indica el nombre, ajustan por el Coeficiente de Estabilización de Referencia. En otras palabras, siguen la evolución de la inflación.
Por otra parte, se negocian las obligaciones dollar linked o atadas al dólar. Estos activos reparten una renta acorde al comportamiento del tipo de cambio oficial: si “el dólar sube”, la renta es más alta; si “el dólar baja” (escenario poco probable), la renta es menor.
Por último, se encuentran los bonos corporativos más atractivos del mercado, aquellos que reparten una renta periódica en “dólar billete”. Normalmente, estos instrumentos de renta fija son emitidos por empresas con alta calidad crediticia y con buenos niveles de solvencia en moneda extranjera.
El funcionamiento es sencillo: el inversor compra bonos o suscribe su capital en la licitación primaria (en pesos o en dólares) y, al cabo de un tiempo, comienza a cobrar la renta en moneda dura que se deposita automáticamente en su cuenta comitente (la cuenta del bróker).
Mira también
Según la oferta y demanda del momento, las cifras pueden variar, pero, a día de hoy, las obligaciones negociables promedio suelen brindar una rentabilidad de entre el 7% y el 8% anual en dólares.
Mira también
Lo que hay que tener en cuenta al comprar bonos
Lo primero que hay que hacer es informarse acerca de los activos en cuestión. Cuando uno compra un departamento, tiene que conocer la zona, los costos fijos y variables, la calidad de la construcción, los precios de alquiler y un largo etcétera. Acá sucede algo similar: cada bono corporativo cuenta con sus propias características.
Para Ramiro Goncalves, asesor financiero independiente, desafortunadamente, “hay muy poca información” disponible, o al menos de forma accesible, vinculada a las obligaciones negociables, pero algunas organizaciones como el Instituto Argentino de Mercado de Capitales (IAMC) publican constantemente reportes con los datos a tener en cuenta.
Estos datos son la tasa interna de retorno (TIR), es decir, la rentabilidad; la fecha de vencimiento y su duración; la modalidad de pago, que, en caso de los bonos en dólares (hard dollar) puede ser en dólar MEP o en dólar CCL; la jurisdicción bajo la cual fueron emitidos (ley local o ley estadounidense); el método de amortización y la distribución de la renta.
Por otro lado, es muy importante contemplar la disponibilidad del capital. Según el especialista, las obligaciones negociables solo son recomendables para aquellos inversores que no necesitan utilizar el dinero en el corto plazo (días, semanas o incluso meses), ya que existe el riesgo de perder dinero con las fluctuaciones diarias de los precios.
Además, Goncalves también aconsejó tener un fondo de emergencia antes de invertir en estos activos porque así podrá solventarse el inconveniente de tener que vender apresuradamente, y posiblemente a pérdida.
“Si ganás $50.000 por mes y querés empezar a invertir en obligaciones negociables, mínimo tenés que tener $150.000 convertidos en dólares para afrontar cualquier tipo de eventualidad y no salir a vender los bonos”, concluyó el asesor.
