Una fallida planificación en las compras de GNL y un entredicho con Petrobras por la certificación de un pago de 22 millones de dólares desataron la mayor crisis de gas en más de 15 años.
Con un sistema gasífero operando al límite a raíz de las inusuales bajas temperaturas, el Gobierno gestionó el envío de un buque de GNL de Petrobras sin pasar por el tradicional proceso de licitación por el carácter de urgencia de la situación.
Se suponía que el barco iba a empezar a inyectar gas este martes por la tarde, pero la empresa brasilera no autorizó la descarga por la falta de pago y las distribuidoras de gas se vieron obligadas a cortar el suministro a grandes industrias y estaciones de GNC con contratos en firme. Es decir, aquellas que pagan un precio de gas más caro para garantizarse que no van a sufrir cortes, ya que muchas empresas tienen procesos productivos que se encarecerían muchísimo si tienen que apagar determinadas maquinarias.
Desde el lado argentino aseguran que “la carta de crédito fue emitida en los términos pedidos por Petrobras” y que “el banco había recibido una igual para un cargamento de otro proveedor”. De ahí que algunos vincularon la negativa brasilera a un conflicto político con la administración Milei.
Sin embargo, un miembro de la mesa chica del equipo energético reconoció a Forbes que el pago se realizó a las 17 horas cuando el banco ya había cerrado y que ese fue el motivo por el cual Petrobras no lo recibió. “Les mostramos el comprobante de pago, pero no nos creyeron. Quisieron esperar a que vuelva a abrir el horario bancario para verlo acreditado”, indicaron.
Así fue que recién este miércoles por la mañana se logró destrabar la descarga y desde la Secretaría de Energía informaron que “a lo largo del día se irá regularizando la situación de los cortes”.
“Entre ayer y hoy se acumulan 14 millones de metros cúbicos menos por el parate de la planta de Escobar que se quedó sin gas. Se está trabajando entre todos los actores del sector para ver a qué industrias firmes tenemos que cortar”, indicaron a Forbes desde una empresa estratégica para la operación cotidiana del servicio.
Algunas distribuidoras como Litoral Gas, incluso llegaron a poner en duda el abastecimiento de la demanda prioritaria de hogares residenciales, algo que está prohibido de cortar. No obstante, por ahora no se llegó a tener que acudir a ese recurso de última instancia.
Más allá de este conflicto bilateral, está claro que falló la planificación de compras de GNL por parte del secretario Eduardo Rodríguez Chirillo. Incluso antes de la llegada de este buque, la terminal de Escobar estuvo inyectando un promedio de 7 millones de metros cúbicos diarios cuando tiene capacidad para 21 MMm3/d y en mayo del 2023, con temperaturas mucho más altas, inyectaba 17 MMm3/d.
“Es el otoño más frío desde 1980 y no estaba pronosticado”, se justificó el titular de la cartera, a pesar de que las publicaciones del Servicio Meteorológico Nacional venían anticipando temperaturas “inferiores a lo normal” en sus diversos reportes trimestrales a lo largo de este año.