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La producción de gas se estancó en el primer semestre y cortó con dos años de crecimiento

Fernando Heredia

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La entrada en funcionamiento del gasoducto será fundamental para volver a la senda expansiva. En petróleo, se ve una desaceleración, pero el cuadro es más positivo.

2 Agosto de 2023 11.40

El cuello de botella en el transporte de gas finalmente llegó antes de la inauguración de las obras de expansión y provocó un estancamiento en la producción luego de dos años de crecimiento consecutivo.

Durante el primer semestre del 2023, los volúmenes de este fluido apenas subieron un 0,4% de forma interanual y, si se considera solamente el mes de junio, se observa una caída del 0,9% respecto al mismo mes del año anterior.

El fenómeno no se explica por la caída del gas convencional del 5,1% que mantiene el mismo ritmo de declino desde hace varios años, sino por la desaceleración del shale en Vaca Muerta que ya no tiene más lugar para ser transportado por la saturación de los caños del sistema.

Mientras que la producción gasífera de la formación estrella neuquina crecía a tasas del 67% a fines del 2021 y del 60% a comienzos del 2022, en esta primera parte del 2023 se expandió apenas en un 15,3%. Parte de este volumen adicional reemplaza al convencional que se va perdiendo y otra parte se destina hacia la exportación hacia Chile, dado que no es posible enviar más moléculas por los tres caños que conectan la provincia patagónica con los grandes centros urbanos del país.

De ahí la importancia del nuevo gasoducto, que recién este martes terminó de llenarse y entraría en operación en los próximos días. El mismo agregaría una capacidad adicional del 8% que podría duplicarse cuando se inauguren las dos plantas compresoras previstas para los meses de septiembre u octubre.

Gasoducto Vaca Muerta
Gasoducto Vaca Muerta

En la ventana de petróleo se observa un panorama que se dirige hacia la misma dirección, aunque todavía con números positivos. Los primeros seis meses del 2023 marcaron un salto interanual del 10%, tras una merma del convencional del 2,6% y una expansión del no convencional del 30,1%.

Los resultados siguen siendo relevantes, pero muestran una clara desaceleración en comparación a los picos de crecimiento del shale del 67% a fines del 2021, del 55% a inicios del 2022 o del 34% sobre el cierre de ese mismo año.

Al igual que en el gas, aquí también el problema principal radica en la saturación de la infraestructura de transporte que debería estar solucionada, igualmente, en la segunda parte del año.

En primer lugar, por la puesta en marcha del oleoducto Otasa hacia Chile que empezó a funcionar en junio, pero tuvo algunos problemas por un intenso temporal de lluvias que obligaron a realizar ciertas reparaciones. Paralelamente, que irá aumentando progresivamente la capacidad de despacho del crudo de la cuenca neuquina hacia el puerto de Bahía Blanca.

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