El impulso del trade electoral del mes de junio trajo una calma financiera que podría haber beneficiado al Gobierno en el inicio de la campaña. De acuerdo a diversas consultoras económicas privadas, la inflación de este mes podría llegar a ubicarse por debajo del 7%, algo que no sucedía desde febrero.

Según los cálculos de C&T, el IPC mensual habría sido del 6,7% a partir de una fuerte baja de alimentos y bebidas y vivienda. “Vivienda, que había aumentado 11,8% en mayo lo hizo en 7,7% en junio. Dos factores se combinaron: en mayo hubo incrementos de electricidad y gas mientras que en junio sólo hubo de electricidad, y no hubo ajuste en los salarios de los encargados de edificio”, indicó Camilo Tiscornia.

“En alimentos y bebidas, el rubro de mayor peso, hubo una desaceleración significativa en la primera quincena del mes de la mano de la baja de las verduras y el menor incremento de las carnes. Así, el rubro creció 5,2% en el mes frente al 8,4% de mayo. Vale notar que en la tercera semana del mes los alimentos y bebidas treparon fuertemente para luego moderase en la última semana del mes”, agregó su informe.

Otros de los motivos que justificaron este descenso fue el comportamiento estacional habitual en la indumentaria que bajó del 8,5% al 5,3%, “pero acompañado por la moderación de los tipos de cambio financieros”.

En este punto coincidió la economista en jefe de Equilibra, Lorena Giorgio, quien destacó a Forbes que “la calma en los mercados financieros contribuyó a la moderación en la inflación, no sólo porque hay una buena parte de la canasta estrechamente vinculada a la evolución de los dólares alternativos, sino porque desalentó el remarcamiento de precios por parte de las empresas, cosa que sí ocurrió sistemáticamente en abril y mayo”.

Equilibra estima un número “en torno al 7%, con una inflación en alimentos que estará en línea con el nivel general”, mientras que Gabriel Caamaño de Ledesma eleva sus perspectivas al 7,2% y 7,2%.

En este mismo rango se ubican las proyecciones del consultor independiente Jorge Neyro, quien observa una desaceleración de los alimentos como factor positivo y una aceleración de combustibles que se elevaron en torno al 6%, muy por encima del 4% previsto a raíz del acuerdo Precios Justos.

“Eso paree darle cierto aire al Gobierno, aunque está muy lejos de lo que el ministro necesitaría. La inflación hoy tiene un piso cercano al 7%. Las condiciones macroeconómicas de la Argentina no permiten que pueda bajar mucho más de eso en forma sostenida porque hay otros factores que tarde o temprano van a terminar impulsándola hacia arriba”, manifestó a este medio.