Las acciones de Moderna, que promete una vacuna para el Covid-19 , subieron más del 12% esta semana. Timothy Springer tiene una participación del 3,5% de la compañía producto de una inversión que había hecho una década atrás.
Si volviera el tiempo atrás, diez años, ni siquiera la versión más optimista de Timothy Springer habría imaginado la actualidad que hoy atraviesa en medio de una pandemia que pone en jaque al mundo entero. Es que, una década atrás, un profesor de biología de Harvard emprendía en una empresa que daba sus primeros pasos en el mundo de la biotecnología y, pocos años después, cosecha sus frutos.
En aquel momento, el entusiasta Springer había realizado una inversión temprana, una suerte de apuesta que hoy, cuando la economía del mundo se derrumba, lo mete dentro de la selecta lista de personajes que se han convertido en multimillonarios durante la pandemia. Hoy, la compañía llamada Moderna, ubicada en Cambridge (Massachusetts), es la responsable del éxito.
Las acciones de Moderna, que promete una vacuna para el Covid-19 (actualmente se realizan los ensayos clínicos en humanos), subieron más del 12% esta semana, contrarrestando la caída general en el mercado de valores. Ese aumento ha convertido a Springer en multimillonario: Forbes estima que actualmente tiene una fortuna de 1.000 millones de dólares en función de su participación del 3,5% en Moderna y también coopera en tres equipos de biotecnología más pequeños.
Mi filosofía es invertir en lo que sabes, soy un científico de corazón y me encanta descubrir cosas , dijo Springer, de 72 años, a Forbes. Muchos científicos crean empresas, pero pocos tienen éxito. Yo soy un inversor activo y también un científico muy riguroso, y es por eso que tengo un promedio de bateo muy alto, agregó.
El martes, Moderna anunció que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) aceleró su candidata a la vacuna del Covid-19, dando un impulso al esfuerzo de la empresa para desarrollar la primera cura contra la enfermedad. Recordemos que Moderna fue la primera compañía en comenzar los ensayos en humanos de su vacuna, el 16 de marzo en Seattle, por lo que sus acciones han triplicado su valor desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al coronavirus como pandemia. El crecimiento vertiginoso ya había posicionado a otro multimillonario de Moderna ? se trata del CEO Stéphane Bancel, quien cuenta con un valor estimado de US$ 2.100 millones.
Además de ser un inversionista multimillonario en biotecnología, Springer es profesor de química biológica y farmacología molecular en la Facultad de Medicina de Harvard, quien comenzó a enseñar en 1977 y actualmente es mentor de estudiantes postdoctorales en su laboratorio.
En su investigación como inmunólogo en Harvard, Springer descubrió moléculas asociadas a la función linfocitaria, lo que condujo al desarrollo de varios medicamentos basados en anticuerpos aprobados por la FDA. En 1993 realizó su primera incursión en el espíritu empresarial cuando fundó el equipo de biotecnología LeukoSite, que hizo público en 1998 y un año después vendió a Millennium Pharmaceuticals en un acuerdo de 635 millones de dólares; Springer obtuvo alrededor de US$ 100 millones en acciones de Millennium.
Para 2010, Springer fue un inversor fundador de Moderna, cuando destinó aproximadamente de 5 millones de dólares en la compañía. Una década después, esa inversión inicial vale casi US$ 870 millones. Sin embargo, mucho antes de que el Covid-19 apareciera en la escena, Springer ya pensaba en cómo la innovadora tecnología de ARNm de la compañía podría ayudar en el desarrollo de vacunas.
Desde el principio tuvimos la idea de que podría usarse para la preparación y aplicación en una pandemia, dice Springer. Es por eso que invertimos en realizar ensayos en humanos con diferentes tipos de influenza, los que normalmente no se ven en epidemias, pero que podrían surgir y comenzar una nueva pandemia. Todo el tiempo, estuvimos al tanto de este tipo de escenario, apunta.
Si bien Moderna puede ser la apuesta de más alto perfil de Springer, también es un inversionista líder en tres pequeñas empresas de biotecnología que cotizan en bolsa: Selecta Biosciences, Scholar Rock y Morphic Therapeutico. En los casos de Scholar Rock y Morphic, Springer también es cofundador, ayudando a construir las compañías a partir de su investigación científica en Harvard.
Sin inmutarse por su nueva riqueza, Springer todavía monta su bicicleta para trabajar todos los días en Cambridge, Massachusetts, donde realiza investigaciones en su laboratorio. Su único lujo, dice Springer, es su hogar. Me gusta la jardinería y la recolección de rocas ? No necesito el dinero, tengo un estilo de vida académico.
De igual forma usa su fortuna para retribuir a la comunidad científica: en 2017, donó US$ 10 millones para establecer el Instituto para la Innovación en Proteínas (una organización independiente sin fines de lucro) dedicado a investigar la ciencia de las proteínas y ayudar a los empresarios de biotecnología a desarrollar sus ideas.
Me gusta la inversión activa, pero también la filantropía activa, comenta Springer. Mi motivación detrás [del Instituto] no es únicamente ayudar a desarrollar nuevos anticuerpos confiables que los científicos de todo el mundo puedan usar para el descubrimiento biológico, sino que también cuenta con nueva tecnología que permitirá que se realicen muchos más descubrimientos. Este tipo de ciencia es difícil de desarrollar de otra manera en la academia .
Springer es optimista de que el sector biotecnológico continuará su rápido crecimiento incluso una vez que la pandemia haya desaparecido. Antes, estábamos vilipendiados por cobrar demasiado por las medicinas? sin embargo, ahora, todos son muy conscientes de que la biotecnología viene al rescate, dice Springer. La biotecnología es muy prometedora para nuevos medicamentos, y la fe que provoca está justificada.
Por Giacomo Tognini