La hoja de ruta de salida del cepo y las negociaciones con el FMI
¿Hay que conseguir dólares del FMI para levantar el cepo cambiario o primero sacar las restricciones para avanzar en un nuevo acuerdo con el organismo?

Tras el veto al financiamiento de las universidades nacionales, ratificado en la Cámara de Diputados este miércoles, los principales funcionarios del Gobierno se pararon exultantes ante las pantallas de TV y portales de noticias, observando una nueva baja en el riesgo país, que logró su menor nivel en la era Milei y con el mercado cambiario en absoluta calma.

En el Ministerio de Economía celebran tener bajo control no sólo estas dos variables clave para los mercaos financieros, sino también la desaceleración de la inflación y el hecho de que algunos indicadores de actividad económica empiezan a virar a tendencia positiva.

Con este panorama, el propio ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, agregó esa semana un nuevo capítulo al sainete sobre la eventual salida del cepo cambiario y dejó más dudas que certezas sobre cuándo podría ocurrir eso. 

También sumó un condimento adicional, "freezando" elípticamente la posibilidad de negociar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que implique desembolso de fondos frescos.

"Primero tenemos que pedirlo, no decidimos todavía lo que vamos a hacer", señaló días pasados el titular del Palacio de Hacienda en una entrevista concedida a LN+.

Precisó además que "ahora tenemos la novena y décima revisión que podemos hacerlas juntas o no, y en función de cómo evolucionen otras variables de la economía, pediremos o no un nuevo programa, con el objetivo de que haya nuevos desembolsos", detalló Caputo.

El cepo en agenda

Aunque el ministro no lo haya explicitado, el trasfondo de este debate interno en el Ministerio de Economía es la forma y la velocidad con la que Gobierno quiere desarmar el menú de restricciones cambiarias, una medida largamente reclamada por los empresarios e inversores, tanto locales como del exterior. 

"Es muy difícil salir del cepo sin tener reservas en el Banco Central", señaló con sentido común Martín Kalos, director de EPyCA Consultores. Apuntó que "abrir el cepo y que te demanden dólares de las reservas tiene el riesgo de una corrida cambiaria", y que esa disparada del billete luego termine en más inflación.

Hasta no hace mucho el Gobierno ataba la velocidad de apertura del cepo - de cualquier modo, se haría en etapas- a la negociación de un nuevo acuerdo con el FMI que involucrara nuevos desembolsos. Se llegó a hablar de unos 10.000 millones de dólares. 

Ahora en el Gobierno se baraja la posibilidad de cerrar un acuerdo con bancos privados del exterior (REPO), que aportarían unos 5.000 millones de dólares para dar tranquilidad al mercado de que se puede hacer frente a los vencimientos de deuda del año próximo, con lo que se disiparía el riesgo de corrida. 

Kalos señala que el año próximo hay que hacer frente a unos 25.000 millones de dólares en vencimientos de deuda, pero "podés tener un superávit comercial de unos US$ 20.000 millones y el resto es lo que se está discutiendo, así que no  es imposible el esquema financiero de 2025".

Levantar la tranquera

Algunos analistas estiman que el cepo podría ir levantándose cuando se fortalezcan las reservas, ya sea vía fondos frescos del FMI o del REPO, pero ahora el Gobierno lo pone en duda. Así, se reedita la vieja discusión sobre qué debe venir primero, si el levantamiento del cepo para un nuevo acuerdo con el Fondo o un nuevo acuerdo con dólares adosados, para levantar el cepo.

Consultado sobre la velocidad con la que el equipo económico busca desarmar los controles cambiarios, Caputo insistió: "No lo hemos decidido todavía porque no hay una sola manera de salir del cepo, se puede hacer de manera gradual como lo estamos haciendo o de shock si recibiéramos esa plata, pero depende de cuán pronto evolucionen esas variables".

"Un acuerdo con el Fondo no es condición necesaria para salir del cepo, en cambio te diría que salir del cepo es condición necesaria para que el Fondo te dé un acuerdo", explicó Martín Kalos. 

En esta lógica, recordó que al FMI "no le gusta el cepo por una cuestión ideológica", pero agregó que el organismo "aprendió a tener cierto pragmatismo en Argentina. A casi ningún otro país le habilitarían ni siquiera negociar con el cepo".

La cuestión que subyace en este aparente dilema es cómo se dinamiza la actividad económica, que aún está en un letargo y amenaza cerrar el año con caída del 3,5% del PBI, en estimaciones conservadoras.

En este contexto, levantar el cepo puede tener un efecto sobre la inflación y la economía. "Abrir el cepo implica una devaluación", afirma Kalos, y remarcó que "nadie puede sostener cuál es el tipo de cambio de equilibrio". Tal vez esto explique la mesura del gabinete económico al momento de decidir poner fin al cepo. 

En esta lógica, el último informe de la Fundación Capital atribuye al cepo cambio dos efectos importantes sobre la economía real, con panorama incierto hacia delante. Por un lado, "el cepo cambiario impide generar un horizonte despejado para la toma de decisiones", pero por el otro, tiene un efecto sobre la inversión.

"Tanto el ajuste en la inversión pública como la incertidumbre en torno a cuándo y cómo se sale del cepo son factores que condicionan la dinámica de la inversión hacia delante", estima la entidad que conduce Martín Redrado.

De este modo, "prevemos una baja del 9% interanual (en la inversión) en el último trimestre del año, con una disminución del 7,5% en la construcción y del 10% en la producción y adquisición de bienes de capital". Sin dudas, un obstáculo para el crecimiento.