En un mundo que no sale de su asombro por la guerra arancelaria que tiene a Estados Unidos y China jugando a un riesgoso "Chicken game", con impacto en todo el planeta, la industria pesquera nacional observa cómo parecen haberse alineado los astros para dar lugar a una campaña 2025 inéditamente complicada.
Hasta ahora la merluza y el langostino exportados por Argentina entraban a Estados Unidos con arancel cero, pero a partir del nuevo esquema arancelario dispuesto por la Administración Trump deberán tributar el 10%.
Es la menor alícuota aplicada a un grupo de países, en el que también está Chile, por lejos el mayor exportador de productos del mar a ese mercado. A China le aplicaron un 125% de arancel, y a otros big players pesqueros como Noruega, Vietnam, Indonesia o Japón, en principio habían anunciado aranceles de entre 15 y 46% pero ahora también bajarían al 10%, al menos por 90 días, fijados para abrir una ventana para negociar.
"Los productos pesqueros argentinos pueden ser gravemente afectados si se aplica un arancel adicional", sostuvo Mariano González, gerente de la Cámara de Frigoríficos Exportadores de la Pesca (Cafrexport), y agregó que EE.UU. es el tercer mercado destino de nuestros productos pesqueros detrás de España y China medido en dólares.
"Habrá que ver si ese costo adicional lo asume el importador, trasladándolo a precios, que en definitiva impactará negativamente en el consumidor, o si el costo lo asume el exportador para mantener el precio de venta", señaló y recordó que las empresas argentinas ya tienen costos internos que llevan la ecuación al límite de la rentabilidad.
Barcos en puertos
De hecho, hoy la flota congeladora tangonera dedicada a la captura de langostinos no está operativa. Más de 100 barcos que habitualmente salen a pescar no lo están haciendo, con un impacto en exportaciones del crustáceo cercano a los 60 millones de dólares, que puede llegar a los 100 millones sumando a la merluza y otras especies.
El 17 de marzo se abrió un área de pesca en la zona norte, fuera de veda, con potencial de pesca de 10.000 toneladas de langostino como máximo. "Por ahora no habría interés de las empresas en sacar barcos porque no están dispuestos a seguir perdiendo plata", señaló Eduardo Boiero, titular de la Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores de la Argentina (CAPeCA).
El fenómeno no es nuevo y, de hecho, todos los años hay advertencias en la previa de la temporada de captura de langostinos, sobre la pérdida de rentabilidad por suba de costos y precios internacionales estancados o en baja.
Esta vez la sangre parece estar llegando al río o, mejor dicho, al mar. En la flota fresquera, abocada a la pesca de merluza y otras especies, la situación es la misma.
Empresarios del sector alertan que con los costos actuales y los precios que se pagan en el mercado internacional están trabajando con márgenes muy estrechos o incluso a pérdida, como en el caso del langostino, por lo que avisan que "los barcos no están saliendo a pescar".
En la estructura de costos, el renglón salarial se lleva la mayor parte y, en suma, es la que define los márgenes de rentabilidad o la profundidad del rojo operativo.
Desde CAPeCA sostienen que históricamente los ingresos de un buque congelador (pesca, proceso en alta mar y directo a la exportación) era de 33% para la tripulación (salarios), 33% para el mantenimiento del barco, y el mismo porcentaje para la empresa. Un estudio reciente determinó que el componente salarial se lleva hoy el 59% de la facturación de langostino entero exportado.
Retenciones vigentes
En 2024 la industria pesquera pagó derechos de exportación por US$130 millones, con alícuotas que van del 2 al 9%, según las especies, y un promedio sectorial del 7%. Esto sumado al atraso cambiario - o inflación en dólares, según se quiera ver- y altos costos salariales, impactan en la rentabilidad de las empresas.
"Las retenciones castigan a los productos de mayor valor agregado porque se pagan sobre el valor exportado", señala Claudio Güida, gerente de Operaciones Pesqueras del Grupo Newsan y CEO de Pesantar, compañía que está en el negocio del langostino y la merluza negra.
Hay impacto también por cambios en los hábitos de consumo en el exterior. Al langostino, por caso, le salió la dura competencia del "Vannamei", un langostino de cultivo, mucho más barato y producido especialmente en Ecuador, que terminó haciendo fluctuar a los precios del langostino salvaje, que es el que se pesca en la costa atlántica.
En una actividad que exporta entre 75 y 90% de la producción, según las especies, el langostino explica el 28% de los embarques al exterior, pero casi 50% del total medido en valores.
Según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación en 2024 la industria pesquera exportó 539.288,9 toneladas entre diez especies de peces, moluscos y crustáceos, generando divisas por US$2.004,9 millones.
Precios y salarios
Hace veinte años la tonelada de langostino entero se paga arriba de US$ 12.000 pero desde hace más de una década que los precios cayeron a la mitad y ahí están estancados, en un contexto en el que los costos de producción, impositivos y laborales fueron subiendo.
En este marco, sólo algunas especies de nicho como la centolla o la merluza negra, mantienen rentabilidad, dado que apuntan a un público premium o a mercados como Estados Unidos, China o Singapur, que pagan hasta US$20.000 la tonelada. El langostino ronda los US$6000, mientras que el calamar y la merluza Hubbsi se colocan por US$2500/3000 la tonelada.
"La adecuación del negocio a la nueva realidad es la posibilidad de hacer sustentable una actividad económica para seguir pescando, procesando y exportando el langostino congelado a bordo", señala Agustín de la Fuente, presidente de la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP).
Para De la Fuente "no existe alternativa si no se revisa un negocio que dejó de ser rentable hace mucho tiempo por sus costos". Los números que manejan en la pesquería de langostino indican que mientras el valor de exportación ronda en promedio los US$6 el kilo, el costo de producción trepa hasta los US$6,50.
Por su parte, el precio de la merluza Hubbsi ronda los 2900/3000 US$/Tn pero el costo de producción está en US$3200, por lo que "estamos 250/300 dólares por tonelada abajo del precio de procesar", detalla Mariano González.