Hasta el momento, el discurso económico del Gobierno ponía foco en el crecimiento del PBI para contrarrestar las críticas por el desenfreno inflacionario. Sin embargo, los datos de abril muestran una caída interanual del nivel de actividad del 4,2% que puede significar un cambio de tendencia peligroso para las expectativas electorales de Sergio Massa.
Los datos del Indec marcan el mayor retroceso mensual desde la pandemia y, dada su magnitud, terminó por revertir el resultado positivo acumulado durante primer trimestre (1,3%) para totalizar en una merma del 0,1% en lo que va medido del 2023.
Al mismo tiempo, el indicador desestacionalizado respecto al mes previo también arrojó un saldo negativo de 1,9% con la particularidad de ser el primer mes del año que muestra este sendero bajista.
El impacto de la sequía es ampliamente notorio con un desplome de la agricultura, ganadería, caza y silvicultura del 36,8% respecto a abril del 2022, lo que tuvo un peso de 3,75 puntos porcentuales en el PBI.
El derrumbe de la pesca fue todavía mayor con un 73,1%, pero su incidencia fue de apenas 0,29 puntos debido a la menor relevancia que ocupa en el aparato productivo nacional. Las caídas fueron seguidas de impuestos netos de subsidios (-5,9%); electricidad, agua y gas (-4%); transporte y comunicaciones (-3,4%); e intermediación financiera (-2,6%).
En sentido inverso, el rubro de explotación de minas y canteras fue el más dinámico con un alza del 9% que demuestra el gran momento de Vaca Muerta y el litio, aunque también refleja su escueto impacto en la economía general con sólo un 0,28%.
El siguiente sector con mayor crecimiento fue el de hoteles y restaurantes con un 3,7%; seguido de enseñanza (2,5%); administración pública y defensa (2,4%); actividades inmobiliarias (1,9%), servicios sociales y de salud (1,7%); construcción (1,6%) e industria (1,6%), el más publicitado por las autoridades públicas por su correlato en el empleo.