La recaudación continuó en caída libre durante julio, en el marco del golpe que generó la sequía al cobro de derechos de exportación. La pérdida de los ingresos anticipa un déficit primario más alto al que quisiera el ministro de Economía y precandidato presidencial, Sergio Massa, y complica el cumplimiento de la meta pactada con el FMI sobre el rojo en las cuentas públicas. El dilema está en si se acelera el ajuste en medio de la campaña electoral, tal como pide el organismo, o si se avanza hacia el incumplimiento como indican los datos.
La Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) informó que la recaudación impositiva alcanzó los $3,571 billones en julio, con un incremento nominal del 104,6% respecto al mismo mes del año pasado. El economista de Ecolatina, Bruno Bonfanti, destacó que ese valor implicó una caída del 5,8% en términos reales, es decir, descontando la inflación del último año.
Además, fue la séptima caída consecutiva en lo que va de un 2023 condicionado por el efecto de la sequía. Bonfanti detalló que el desempeño de los ingresos al fisco se explican principalmente por el impacto negativo de la sequía en los derechos de exportación, que se desplomaron 74% interanual real. En el Ministerio de Economía calculan que las inclemencias climáticas tendrán un costo fiscal de al menos $800.000 millones en todo el año, en torno a 0,4 puntos del PBI.
De hecho, la recaudación excluyendo retenciones habría empatado con la inflación en el último mes, rompiendo una racha de 3 meses consecutivos por debajo de la dinámica inflacionaria, precisó el economista.
El director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), Nadin Argañaraz, comentó que la segunda merma más importante se observó en combustibles, con una baja real del 43,1% interanual, seguido por el impuesto PAIS, con 26,6% de retroceso. En contraste, los tributos con mejor desempeño fueron IVA con un crecimiento en términos reales del 11,9%, internos con una mejora del 10,8% y seguridad social con un alza del 6,3%, agregó.
La dinámica de la recaudación es el principal desafío que enfrentará Massa para cumplir con el pedido del FMI de sostener un tope del 1,9% del PBI en el déficit fiscal primario de este año. El organismo dejó plasmada en su último comunicado una hoja de ruta para llegar a ese objetivo.
En cuanto al gasto, el Fondo pidió esfuerzos para contener el crecimiento de la masa salarial en el Estado, aumentar las tarifas de energía con foco en la progresividad del sistema y fortalecer los controles del gasto a través de una asistencia social mejor focalizada y una mayor racionalización de las transferencias corrientes a las provincias y empresas estatales.
El ajuste fiscal que lleva adelante el Ministerio de Economía no alcanzó para cumplir con las exigencias del acuerdo firmado entre el FMI y la Argentina. Así quedó reflejado en el déficit primario del primer semestre: el rojo acumuló $1,27 billones, en torno al 0,7% del PBI, cuando el acuerdo con el Fondo preveía un tope de $1,18 billones. Ese empeoramiento del resultado fiscal tuvo lugar a pesar del recorte del 6% anual real en el gasto primario en los primeros cinco meses del 2023, ya que la recaudación cayó 11% en ese mismo lapso.
Es por eso que las partes acordaron implementar el impuesto PAIS para las importaciones e incluir en el dólar agro al maíz, además de un nuevo adelanto de Ganancias para grandes empresas. El paquete permitirá un ingreso en torno al 1% del PBI en lo que resta del 2023, según cálculos oficiales.
Sin embargo, las consultoras prevén que el déficit fiscal primario finalizará entre 2,3% y 2,5% del PBI en línea con el resultado que dejó 2022. Para cumplir el recorte en el gasto va a tener que ser mayor: en el primer semestre el Gasto Primario se ajustó un 6% interanual en términos reales, mientras que para la segunda mitad del año deberían acelerar el ajuste al 8% aproximadamente, dependiendo del impacto efectivo de las medidas que anunciaron la semana pasada, afirmó Bonfanti.