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La Argentina y el FMI: una historia de idas y vueltas que pasó por todos los estados de ánimo

Fernando Heredia

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Desde 1958 hubo más de 20 acuerdos con el organismo internacional, de los cuales la amplia mayoría terminó con incumplimientos.

21 Enero de 2025 12.42

"Sentar las bases para un crecimiento sostenido" y "reducir la inflación" son las dos frases que más se repiten a lo largo de los 23 acuerdos firmados entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional desde 1958.

El organismo internacional fue creado en el marco de Bretton Woods y el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, pero la Argentina recién ingresó como miembro once años más tarde tras el derrocamiento de Juan Domingo Perón, quien se oponía a formar parte del mismo.

Si bien el ingreso fue concretado por un gobierno de facto, el primer desembolso se concretó en la presidencia de Arturo Frondizi con unos 75 millones de dólares que parecen una cifra menor, pero que en aquel momento equivalían a la mitad de la cuota del país.

El ex presidente radical celebró otros tres tratados con el Fondo por unos 100 millones de dólares que ya empezaban a mostrar una tendencia de renegociaciones y waivers que se repetiría durante los siguientes 65 años.

En 1962 se firmó el quinto acuerdo, ya con un gobierno militar, pero con el mismo ministro de Economía: Álvaro Alsogaray. En el documento se describe una situación económica que tendría vigencia en casi cualquier momento de la historia argentina: caída de reservas y delicada situación fiscal. De ahí que se solicitan otros 100 millones para fortalecer la posición del Banco Central.

La mejora del panorama económico se evidencia al romper la racha de una firma de un acuerdo por año con el FMI. En los siguientes trece años, solamente se firmaron dos Stand by en 1967 y 1968 hasta que estalló una de las crisis más grandes de la historia argentina: el Rodrigazo.

De 1975 a 1977 se firman cinco tratados: tres por María Estela Martínez de Perón y dos por Jorge Rafael Videla, con la particularidad de que los primeros tres no son Stand by como los que se venían negociando hasta ese entonces.

En este lapso, los montos de los desembolsos ya promediaban entre los 260 y 300 millones de dólares, para luego saltar a 1.500 millones sobre el fin de la dictadura militar en 1983 luego del descalabro económico tras la guerra de Malvinas.

Con el retorno de la democracia no mejoró la relación con el FMI y la presidencia de Raúl Alfonsín rompió el récord de mayor cantidad de acuerdos bajo un mismo mandato con dos Stand by y tres Compensatory Financing Facilities. La mayoría de ellos por caídas de las exportaciones debido al deterioro de los términos de intercambio a raíz de la baja cotización de los commodities agrícolas.

Carlos Menem iguala el récord de Alfonsín con otros cinco acuerdos, a pesar de los buenos números macroeconómicos que lo posicionaban como el mejor alumno de la región. El desembolso más grande fue el último firmado en 1998 por 2.800 millones de dólares cuando la amenaza del derrumbe de la convertibilidad era cada vez más latente.

De la Rúa tuvo un único acuerdo, aunque fue por el mayor monto hasta ese entonces: 7.800 millones de dólares para acompañar el llamado blindaje. En parte, el incumplimiento de este programa y la falta de apoyo del FMI fue uno de los motivos que terminan con el último gobierno radical.

Los siguientes quince años serían los de mayor alejamiento con el organismo. Primero, por una posición mucho más exigente por parte del Fondo con el gobierno de Duhalde y luego por la cancelación de vencimientos en forma anticipada por 9.800 millones de dólares bajo la presidencia de Néstor Kirchner.

La última etapa ya es más conocida y se asemeja con los períodos de mayor conflictividad. Mauricio Macri solicita un Stand By por 50.000 millones de dólares, una cifra inédita que para colmo se incrementa a los pocos meses en 7.000 millones de dólares más producto de la corrida cambiaria.

De ese total se recibieron unos 44.000 millones de dólares, ya que Alberto Fernández se negó a aceptar las cuotas que le correspondían en una de sus primeras medidas de gestión, de la que seguramente terminó arrepintiéndose por tener que salir a buscar créditos más costosos.

El último acuerdo fue el firmado por Martín Guzmán en enero del 2022 que provocó una ruptura en el bloque de la coalición gobernante. Ahora, se espera que Javier Milei llegue a un rápido entendimiento con el FMI, que celebró sus logros económicos en materia fiscal e inflacionaria, pero que mantiene serias dudas por el bajo nivel de reservas y la situación del tipo de cambio.

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