Tras la victoria de Javier Milei en el balotaje, un equipo de analistas de JP Morgan explicó a través de un informe que en Argentina “no hay espacios para el gradualismo” si el objetivo es atacar los feroces desequilibrios macroeconómicos.
“Milei ofrece una agenda de reformas audaz, pero el principal desafío es que puede verse obstaculizada por la maniobrabilidad política. Se avecinan riesgos de gobernabilidad dada la falta de estructura partidaria y también la distribución del poder en el Congreso después de las elecciones generales”, detallaron los especialistas.
“Los principales pilares sobre los que Milei construyó su narrativa a lo largo de la campaña han sido la dolarización y la reducción del tamaño del Estado en la economía. Es cierto que la posible presencia de miembros del PRO en el Gabinete puede mitigar los intentos de reformas más audaces, en particular la dolarización. Por último, los riesgos de implementación también parecen elevados dados los amplios desequilibrios macroeconómicos”, añadieron.
El reporte de JP Morgan mencionó que cualquier programa de estabilización por parte del nuevo Gobierno que apunte a reducir exitosamente la inflación tiene que abordar el déficit consolidado del sector público en su conjunto, incluyendo tanto el fiscal general como los pagos de intereses del Banco Central sobre los pasivos remunerados.
A su vez, los analistas pronosticaron que, después del 10 de diciembre, momento en el que finalmente Milei asumirá como presidente de la nación, el tipo de cambio oficial subirá hasta estar más cerca del dólar libre, con una quita gradual del cepo.
“En el corto plazo, al asumir el cargo, esperamos un realineamiento del tipo de cambio anticipado, con un nivel consistente con el tipo de cambio paralelo, para realinear los precios relativos de manera firme, permitiendo que los controles de capital se eliminen gradualmente”, indicaron.
Posteriormente, desde el segundo semestre de 2024, se podrá proceder con la famosa dolarización o bien con un régimen cambiario fijo, lo que sería “coherente con la idea de tender un puente entre el bimonetarismo y la dolarización”.
En cuanto a la inflación, el banco estadounidense, el más grande e importante del mundo por valor de mercado, sostuvo que la necesidad de corregir la distorsión de precios relativos puede ocasionar una fuerte aceleración inflacionaria durante el primer semestre de 2024. Concretamente, la variación mensual del índice de precios al consumidor podría dispararse al 17%.
“Sin embargo, la implementación exitosa del programa sería consistente con una desaceleración de la inflación en la segunda mitad del año. En este contexto, esperamos una inflación anual del 210% anual el próximo año (350% anual en promedio), con diferentes trayectorias del IPC interanual entre el primer y el segundo semestre. Para 2025, esperamos que el proceso de desinflación se prolongue, con una inflación anual del 40% a finales de año. Es cierto que los riesgos para nuestro pronóstico para 2024 siguen sesgados al alza debido a un proceso de estabilización desordenado”, concluyeron.