Los analistas de JP Morgan están advirtiendo a los inversores que la apuesta por el dominio continuo del dólar en los próximos años podría no ser tan segura como se piensa.
Según los estrategas del banco, existen importantes riesgos asociados con la creciente inestabilidad política en Estados Unidos y el aumento de tensiones con China, que no están siendo completamente reflejados en los mercados financieros.
Los expertos argumentan que existe un riesgo real de "una caída rápida y profunda" en el estatus del dólar como moneda de reserva y de comercio mundial, lo que podría llevar a un proceso conocido como "desdolarización". Además, señalan que el dólar se encuentra actualmente sobrevalorado en términos históricos.
Los factores clave que podrían amenazar el dominio a largo plazo del dólar incluyen la disfunción política en Estados Unidos, que podría obstaculizar los esfuerzos para gestionar la deuda nacional y estabilizar la economía durante crisis debido a restricciones fiscales. Además, advierten sobre una posible "Guerra Fría 2.0" entre Estados Unidos y China, lo que podría debilitar aún más la posición del dólar en el escenario internacional.
JP Morgan advierte que los impactos de un alejamiento del dólar se sentirían en todas las clases de activos, lo que resultaría en una disminución del valor del dólar y de los precios de las acciones, mientras que los rendimientos de los bonos podrían aumentar.
A pesar de estos riesgos, los analistas consideran que las probabilidades de que el dólar sea completamente suplantado como moneda de reserva clave en los próximos 10 años son bajas. Sin embargo, ven como más probable una "desdolarización parcial", con China emergiendo como el mayor competidor de Estados Unidos y el dólar en la economía global.
A lo largo de los años, la participación del dólar en las reservas internacionales ha ido disminuyendo, pasando del 73% en 2001 al 58% en 2022, según datos del Fondo Monetario Internacional.
Para los inversores preocupados por estos escenarios, JP Morgan recomienda reducir la exposición al dólar, a los mercados estadounidenses, a las acciones financieras y a los bonos de larga duración en sus carteras. En cambio, sugiere apostar por acciones estadounidenses orientadas al valor, que tienen más probabilidades de destacar en un entorno de creciente rendimiento real.
