Esta entrevista exclusiva con Forbes Argentina se dio en la segunda edición del Forbes Money Summit, un evento vía streaming en el que más de 20 expertos locales e internacionales analizarán durante dos jornadas la reestructuración de la deuda, oportunidades de inversión, local e internacional y el panorama regional y global post pandemia. Algunos de los speakers, además del profesor Stiglitz, son el ministro de Economía de Ecuador, Richard Martínez Alvarado; el fundador de Consultatio, Eduardo Costantini; el CEO de Greylock, Hans Humes: el exministro de Economía, Hernán Lacunza y el presidente del Banco Provincia, Juan Cuattromo, entre otros destacados empresarios y directivos.
Además de analizar el desempeño de Martín Guzmán en la reestructuración de la deuda y la dura renegociación que enfrenta con el FMI, Stiglitz analizó la política norteamericana. La entrevista completa se podrá leer en la edición impresa de Forbes de agosto o sucribiéndose al programa del Summit, haciendo click aquí.
En marzo, usted dijo que la recuperación en forma de V es probablemente una fantasía. ¿Cómo evalúa el impacto que causó esta enorme crisis en EE. UU., en Europa y en América Latina?
No se puede separar del todo el manejo de la pandemia del manejo de la economía. Países como Corea y Nueva Zelanda, que lograron controlar muy bien la pandemia, lograron también que su economía no sufriera tanto, relativamente. No me sorprende que EE.UU. haya sido el país que peor manejó el control de la pandemia, pero también fue el que peor manejó las consecuencias económicas. Tuvo el mayor aumento del desempleo en todo el mundo. Lo que demuestra que un mal liderazgo es malo en todo. No logró sostener la salud ni la economía.
Entonces, podríamos ver en detalle qué medidas en particular no funcionaron. Salió un artículo muy bueno en el New York Times sobre qué hicieron mal exactamente en materia de salud, y yo escribí mucho sobre los errores específicos de cada uno de los programas, sobre el nulo intento de evitar el desempleo, sobre el problema que tenemos ahora con las prestadoras de salud, sobre el programa de protección al pago del salario para pequeñas empresas que no funcionó porque estuvo mal diseñado y mal administrado.
Digamos que la crisis muestra, como ya dije, el despliegue de competencias de los buenos gobiernos y el despliegue de incompetencias de los malos gobiernos. Por desgracia, la correlación con las consecuencias es muy alta.
¿Cree que, después de todo, el presidente Trump tiene chances de ganar en noviembre? Más allá de qué quiere usted, ¿qué posibilidad cree que tiene?
Si lo pienso objetivamente... Y por qué. ¿Por qué tendría chances? Trump hizo un trabajo horrible, es lo que opina la mayoría de los estadounidenses. Pero hay dos problemas. Por un lado, los republicanos están tratando por todos los medios de suprimir votos, de que no sea una elección justa. Incluso están llegando al extremo de desfinanciar el correo para que no se puedan hacer las elecciones por correo.
Están boicoteando el proceso electoral. Entonces, aunque una gran mayoría apoya a Trump, corremos riesgo. Es la primera vez que decimos que la democracia en EE.UU. está siendo boicoteada de forma sistemática. El segundo problema es que tiene seguidores fieles. Un 30%, no sabemos el porcentaje exacto. Lo que es entendible, en cierto punto.
Me refiero a que... el neoliberalismo llevó a que se desatendieran ciertos grupos. La economía del derrame desatendió a ciertos grupos. Y también hay otras cuestiones que siempre se discuten, como el racismo en los EE.UU. No es predominante, ya vimos que los valores predominantes en EE.UU. es el Black Lives Matter, los levantamientos en todo el país en favor de la justicia racial, económica y de oportunidades. Pero aun así, en EE.UU. la política está muy polarizada. Así que esos son los dos problemas que enfrentamos. Igualmente, yo soy optimista y creo que el vicepresidente Biden saldrá victorioso.
Pero ¿qué pasa si Larry Fink se postula como secretario del Tesoro? ¿Sería posible la idea si Larry Fink participa del gobierno de Biden?
Creo que... Bueno, tendremos que ver qué pasa. Si los demócratas, incluidos los progresistas, logran la fuerza suficiente en el Congreso, veremos un compromiso no solo con el multilateralismo, sino con el multilateralismo progresista. E incluso quienes no son progresistas se dieron cuenta de que todos nos beneficiamos de una economía global fuerte. Y no habrá economía mundial fuerte si muchos países entran en crisis.
Es decir que todo se reduce a cuál es la mejor manera de enfrentar esas crisis, de encarar la reestructuración, si sirven los derechos especiales de giro o qué otras propuestas hay. No quiero decir que mi propuesta sea la única ni la mejor. Pero sí creo que el tema de la reestructuración de la deuda es muy importante para muchos países, muy importante para el mundo, muy importante para los EE.UU., y que debemos debatir seriamente cuál es la mejor manera de manejarlo. Quizás algunos crean que emitiendo suficientes DEG se soluciona el problema, y está bien. Lo que no podemos hacer es hacer como si nada pasara.
¿Y qué opina de quienes sostienen que su propuesta podría destruir el mercado internacional de capitales?
Me parece un argumento tonto. Lo importante es que un mercado financiero ordenado es mejor que un mercado financiero desordenado. Como ya dije, no se puede extraer agua de las piedras. La reestructuración es un hecho. Entonces, busquemos la manera de allanar el camino lo más posible, de que sea un proceso ordenado. Una forma posible es usar mecanismos de mercado. Otra forma es que se cree un banco internacional. También hay otras ideas dando vueltas. Lo que sí estoy seguro es que la forma actual que aplica la ley de la selva no es muy efectiva. En este caso sí funcionó, pero eso es porque había un muy buen negociador por la Argentina.
En otros casos, la historia nos indica que la mitad de las negociaciones de deuda terminan en una crisis en el corto plazo. Así que no suele ser una salida efectiva. Sabemos que el sistema no está funcionando como tal. Eso es lo que intento modificar.
Profesor, ¿considera que es tiempo de una ruptura y de pasar a un capitalismo nuevo y progresista? Es decir, ¿es este el momento preciso? ¿Puede ser la enorme crisis el inicio de algo realmente nuevo?
Sí, creo que sí. Es evolutivo-revolucionario. El vicepresidente Biden formó parte de la fórmula Obama para incorporar los intereses de los progresistas. Ahora se lo considera más de centro. El país se movió hacia el progresismo. Hay preocupación por las políticas de competencia, justicia racial y económica, acceso a la salud, acceso a la educación.
Todos esos temas se volvieron debates centrales. Ya la palabra progresismo... gran parte de la agenda de los progresistas coincide con la agenda central del país. Y por supuesto, eso es una buena noticia. Por eso soy optimista. Quizás la forma en que se realice esa agenda sea más conservadora de lo que quisieran los más radicales, pero se logrará el acceso a la salud para todos, el acceso a la educación. Evitar la posibilidad de que se supriman votantes. Los temas de la democracia, de corrupción. Los temas de medioambiente, la agenda ecológica, la discriminación, los temas de género. Todos esos temas son ahora centrales en la opinión estadounidense. Creo que el vicepresidente Biden los va a incorporar.