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Joan Melé, presidente de la Fundación Dinero y Conciencia y promotor de la Banca
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Joan Melé, de Banca Ética: "Ganar dinero no puede ser un propósito de vida, solo un resultado"

Delfina Krüsemann

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El además presidente de la Fundación Dinero y Conciencia y promotor habló con Forbes sobre sus planes para desembarcar en Argentina y cómo el país podría convertirse en una potencia mundial.

2 Marzo de 2023 11.39

En 2005, el catalán Joan Melé tenía 56 años y otros 30 de trayectoria en la banca tradicional cuando consideró prejubilarse. El sueño de “vivir sin trabajar” podía hacerse realidad... Sin embargo, en los últimos tiempos, Melé se había sentido incómodo en su comodidad. Había empezado en los 90, cuando unos “supuestos expertos formados en prestigiosas universidades internacionales” habían tomado el management de la caja de ahorros en la que trabajaba “con el único objetivo de hacer mucho dinero, y hacerlo rápido”. Esto significaba venderles a sus clientes cosas que no necesitaban y que ni él mismo sabía bien qué eran. “Dejamos de hacer el trabajo de un banco y empezamos a especular”, resume.

En paralelo, Melé se había enamorado de otra faceta del sector financiero: “En el 2000 fui al primer congreso mundial de Banca Ética, en Barcelona. Estudié a fondo el modelo y comencé a dar conferencias hasta que, en 2005, me ofrecieron ser parte del equipo que desarrollaría Triodos Bank en España (N. de la R: Triodos es un banco europeo fundado en 1980, referente a nivel global en banca ética y sostenible). Fue un dilema: ¿prejubilación y vida tranquila, o implicarme en la dificultad de la Banca Ética y vivir con propósito? Afortunadamente, elegí la segunda opción”.

 

Joan Melé, presidente de la Fundación Dinero y Conciencia y promotor de la Banca Ética.
Joan Melé, presidente de la Fundación Dinero y Conciencia y promotor de la Banca Ética.

 

Melé fue subdirector de Triodos en España durante ocho años hasta que, en 2015, dio un nuevo salto al vacío. O, mejor dicho, a Latinoamérica, donde se propuso crear el primer banco ético de la región. Hoy preside la Fundación Dinero y Conciencia y el grupo financiero Banca Ética Latinoamericana, que cuenta con oficinas en Chile, Brasil y Río de la Plata (Argentina y Uruguay), y desembarcará este año en México y Colombia.

- ¿Por qué una Banca Ética en Latinoamérica?

- Porque es un continente de una riqueza increíble, sobre todo humana. Pero es también una tierra de extremos: por ejemplo, tiene las tres reservas hídricas más grandes del mundo (Amazonía, Cuenca Guaraní y Patagonia), pero hay 100 millones de personas sin acceso al agua. Es, sobre todo, un continente con muchas posibilidades de un futuro increíble, especialmente Argentina, si deja de mirar al pasado y de dividirse. Este país podría ser una potencia mundial.

- ¿Tan así le parece?

- Los argentinos se autodevalúan mucho, pero acá veo una creatividad que no veo en Europa, al que no llamo “viejo continente” sino “continente envejecido”: allá sobra dinero, pero la gente no tiene ganas de nada. Aquí, a pesar de los problemas, hay más entusiasmo. Eso sí, en Argentina se ha profanado con los transgénicos, diciendo que es la solución del hambre en el mundo. Es mentira: es pan para hoy, hambre para mañana. El país debería ser la reserva mundial de alimentación orgánica o biodinámica. Con lo cual, además, se enriquecería, porque en Europa la demanda dobla a la oferta. Aunque fuese por conveniencia, debería abrir los ojos.

- ¿Qué le falta a la Banca Ética para desembarcar al 100% en nuestro país?

- Yo les pregunto a ustedes, los argentinos: ¿para cuándo el banco en Argentina? ¡Porque depende de ustedes! Banco aún no tenemos, pero sí una oficina que hace intermediación y asesora en inversiones. Estamos colaborando en la financiación de proyectos y hay otros muchos en vista para financiar, pero necesitamos captar capital. Cuando funcione será como en Chile, donde, tras cinco años, hemos intermediado en la financiación de más de 700 proyectos sin tener fallidos y nos estamos preparando para solicitar la licencia. En Argentina, el proceso podría ser más rápido, pero necesitamos argentinos que, en vez de comprar dólares y sacarlos del país, los inviertan en la Banca Ética. La gente invierte en dólares porque tiene miedo de perder dinero; sin embargo, cuando inviertes en economía real, no lo pierdes.

 

 

- El prejuicio indicaría que la Banca Ética no busca ganar dinero...

- Ganar dinero no puede ser un propósito de vida, solo un resultado. En 46 años de profesión, conocí a mucha gente con dinero, obsesionada con ganar más, pero llena de miedos, angustias y ansiedades. La vida es una gran oportunidad de hacer cosas maravillosas y es una lástima perderla pensando solo en eso. La gran tragedia del mundo es que más del 99% del dinero que circula cada día es especulación, ¡no hay nada! Sobra dinero que no sirve para nada y hay miles de proyectos de impacto buenísimos que, bien financiados, podrían despegar. Nuestro modelo de Banca Ética brinda los mismos servicios de un banco tradicional, pero con la limitación en los criterios éticos en las inversiones y con transparencia radical frente a los clientes. No se trata de una “banca alternativa” sino de una de profesionales, pero con foco en las personas y el planeta.

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- ¿Cómo se aplica eso en la práctica?

- Cuando una persona pide un préstamo, llega con toda su documentación, que ponemos a un lado y primero le preguntamos: “¿Tú quién eres? ¿Qué hacías antes, por qué haces esto ahora, cuáles son tus motivaciones? ¿Tu empresa qué aporta al mundo? ¿Por qué deberíamos financiarla?”. Recién después evaluamos si el negocio es viable. Si el proyecto es bueno para el mundo, aunque no tenga mucha rentabilidad, le bajamos la tasa de interés. Y si en tres años no puede pagar, será en cinco. Frente a esto, el modelo tradicional dice: “Uy, ¿para qué complicarme la vida? Uy, esto es un peligro”. La banca tiene miedo de todo porque no entiende nada. Se han perdido los banqueros reales. Hoy, el scoring automático decide, con la ridiculez de que quizás te digan: “Yo te lo aprobaría, pero el scoring me dice que no”.

- ¿Está lejos la banca tradicional de ser ética?

- Por lo menos ha cambiado la publicidad: todos dicen que son los más sustentables del mundo. Pero he hablado con algunos de los presidentes de los bancos más importantes y he visto mucha dualidad: se entusiasman, pero tienen miedo de emprender un camino de cambio real. Al final del día, dependerá de los clientes: ellos tienen el derecho y la responsabilidad de exigir transparencia. Cuando le damos a un banco nuestro dinero, debemos saber quién lo está dirigiendo y qué criterios utiliza para invertir.

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- ¿Qué opina de las criptomonedas y su promesa de una economía libre y descentralizada?

- La palabra “cripto” es la contraria de “transpa”. El motor de cambio tiene que ser la transparencia. Además, me parece ingenuo pensar que, creando nuevas monedas, las cosas cambiarán sin que nosotros tengamos que hacer nada. El problema no es la moneda, sino la conciencia con la que la utilizamos.

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