Tras el resultado de las PASO el equipo económico del Gobierno decidió aplicar la tan resistida devaluación que venía reclamando el FMI junto a una fortísima suba de tasas. Ese camino tendrá como consecuencia un salto hacia una inflación de dos dígitos para los próximos meses, un incremento de la pobreza y un freno definitivo para la actividad. La magnitud del empeoramiento de esas variables estará condicionada por la fragilidad política del oficialismo y de los desequilibrios macroeconómicos preexistentes.
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) aumentó el dólar oficial mayorista de $288 a $350 (+22%), mientras espera sostenerlo hasta octubre, y subió la tasa de interés de política monetaria al 209% efectivo anual. El Fondo comunicó más tarde que su directorio tratará la revisión pendiente del programa argentino el próximo 23 de agosto, de la cual depende un desembolso por US$7.500 millones.
La duda es si el resultado de las elecciones primarias obligó a Sergio Massa a avanzar en un camino que quería evitar o si esa dirección estaba previamente acordada con el organismo. Lo que sí aseguran los analistas y empresarios es que los próximos meses serán duros en materia económica. Por caso, las empresas comenzaron a trasladar la devaluación a precios o directamente no entregan mercadería ante la incertidumbre.
El presidente de Romano Group, Alfredo Romano, consideró que la inflación saltará desde agosto a los dos dígitos para llegar a una dinámica anualizada del 200%. “El impacto social va a ser mayor pobreza, porque la tasa arriba del 200% también va a tener consecuencias en la actividad económica. No creo que haya un efecto positivo en la acumulación de reservas porque si el BCRA sostiene el tipo de cambio la inflación va a licuar el salto de este lunes”, añadió el economista.
En ese sentido, el director de Eco Go, Sebastián Menescaldi, sostuvo: “Vamos hacia una inflación de 2 dígitos para los próximos meses, hasta la semana pasada se esperaba un 8% en agosto, y mayor pobreza. La tasa al 200% es una forma de blanquear la nominalidad que se espera. La estabilidad va a depender de cómo le vaya a Massa en las generales. La actividad económica ya venía a la baja por el impacto de la sequía en el agro, pero la recesión se va a extender a otros rubros con más fuerza”.
Para el director de Analytica, Claudio Caprarulo, el Gobierno debería dar certidumbre sobre el rumbo de la economía en lo que queda del 2023. “Se necesita una comunicación efectiva para cambiar las expectativas hasta octubre y después diciembre”, explicó el economista.
En paralelo, las empresas ya comenzaron a trasladar la devaluación a precios o a retrasar entregas para actualizar listas. “El resultado de las elecciones y las medidas se van a trasladar, eso es lo que se está hablando. No hay otra”, afirmó un importante dirigente industrial.
El director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso, Aldo Abram, dijo: "El Banco Central lo que está tratando es de curarse en salud, y no me extrañaría también cumplir con alguna exigencia del FMI con este aumento de las tasas. Porque en definitiva lo que está pretendiendo es absorber todos los pesos que eventualmente con ese aumento de la incertidumbre pueda dejar de demandar la gente. Por supuesto esto tiene un costo en términos de lo que va a tener que asumir en pagos de intereses a futuro el Banco Central. Con el tema de la suba de los tipos de cambio, lo que está buscando es claramente desincentivar la demanda de dólares oficiales, lo cual va a tener su costo en las góndolas. Todos los bienes y servicios que se pueden exportar o importar van a subir en estos días, porque se compran con dólares oficiales”.
Llamativamente, para algunos miembros del equipo económico del Gobierno la devaluación no debería tener un impacto en la inflación. “El crecimiento de los márgenes de ganancia de los formadores de precios creó un colchón para que estén en condiciones de absorber este nuevo tipo de cambio sin generar un traslado a precios”, comentaron en un despacho oficial.