El director de la Aduana Guillermo Michel llegó a su cargo hace más de un año en medio de una crisis política y financiera que puso al Gobierno de Alberto Fernandez en jaque. El hombre de confianza del ministro de Economía, Sergio Massa, y también candidato a diputado en su provincia natal, Entre Ríos, dialogó con Forbes sobre la situación del comercio internacional, las quejas de las empresas sobre las trabas para importar y la relación del país con el FMI.
La visión de Massa es volver a los superávits gemelos y que los pagos al Fondo estén atados de alguna manera al nivel de las exportaciones, señaló Michel respecto al futuro acuerdo que debería encarar la Argentina con el organismo. En cuanto a las últimas medidas vinculadas a la aplicación de impuestos para importaciones, reconoció que el Gobierno pagará costos en medio de la campaña electoral. La sequía nos quitó US$21.000 millones y magnificó los desequilibrios previos, explicó el funcionario.
El actual titular de la Aduana es contador público y abogado de la UBA. Además realizó un posgrado en Derecho Tributario de la Universidad Austral y una maestría en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella. Es su segundo paso por la dirección que depende de AFIP, el anterior había sido en 2015, y trabajó como asesor de la Cámara de Diputados en varias ocasiones.
- En las últimas semanas crecieron los reclamos de las empresas por problemas para acceder a dólares para importación. ¿Se endureció el cepo?
- Lo último que se implementó es que las empresas exportadoras con divisas pendientes de liquidar no van a poder acceder al mercado de cambios para pagar importaciones hasta que regularicen su situación. Es algo que simplemente ya habíamos dicho en su momento. El horizonte que perseguimos tiene que ver con la necesidad de acumular reservas y apuntalar la recaudación. La sequía nos quitó US$21.000 millones en exportaciones y $800.000 millones para este año. Con la inclusión del maíz en el dólar agro nos acercamos a un ingreso de US$2.000 millones en esta primera etapa y con el impuesto PAIS para importaciones esperamos recaudar $800.000 millones adicionales hasta fin de año.
- ¿Son conscientes de que esas medidas van a tener como contracara un salto de la inflación en medio de la campaña electoral?
- Vamos tomando medidas en base al contexto. Sabemos que pagamos costos, pero no creemos en las soluciones mágicas. Escucho gente que dice que va a entrar con una cámara al BCRA u otros que defaulteron la deuda en pesos y siguen hablando en los medios. Buscamos cada día estar un pasito mejor que el anterior. Nos faltaron US$21.0000 millones este año.
- En ese contexto que describe, hubo un retraso importante en las negociaciones con el FMI por el desembolso de US$7.500 millones que se espera tras las PASO. ¿Sienten que le corren el arco al país en un momento delicado?
- Con la mitad del problema de la sequía el Gobierno de Mauricio Macri en 2018 salió corriendo a endeudar el país en US$45.000 millones. Es un ancla que hasta hoy permanece en la Argentina. Sergio Massa lo que hizo fue analizar caso por caso, sector por sector, actividad por actividad, activó el swap con China, gestionó más financiamiento internacional y administró de manera más eficiente las divisas. La negociación con el Fondo llevó el tiempo que llevó porque ellos nos pedían frenar el Gasoducto Néstor Kirchner o frenar la última moratoria previsional que se votó en el Congreso. Sumemos a que algunos referentes de la oposición boicotearon las tratativas. Sabemos que el organismo nos condiciona, lo que queremos es que no nos condicionen más.
- ¿Qué tipo de acuerdo deberíamos esperar si Massa es el próximo presidente?
- La visión de Massa para darle estabilidad a la economía es volver a dos ejes fundamentales: superávit fiscal y comercial. Ese era el marco del mejor Gobierno desde la vuelta de la democracia, que fue el de Néstor Kirchner. Eso permite en una economía bimonetaria, en donde se las transacciones se hacen en pesos y se ahorra en dólares, poder financiar el crecimiento de la actividad. Tenemos que buscar un acuerdo en el que el pago de la deuda esté atado a la evolución de las exportaciones. En definitiva: que se destine una parte para sacarnos de encima las condicionalidades. El año que viene dejaremos atrás la sequía, el gasoducto terminado va a permitir un ahorro de US$4.400 millones, el Reversal del Norte otros US$1.600 millones, YPF comenzó a exportar más petróleo. Son todas variables que nos van a permitir robustecer la senda del superávit comercial.
En este contexto lo que anticipan los analistas es mayor inflación y menor actividad para lo que resta del año. ¿Eso les va a jugar en contra en las urnas?¿Cuál es la expectativa?
Estoy convencido de que Massa va a ganar las elecciones. Primero porque es el único que tiene una mirada federal de la Argentina. Como persona del interior me da cosa pensar que vamos a elegir por tercera vez consecutiva un candidato porteño. Segundo, porque él es el único político con la templanza y la vocación de trabajo para llevar adelante esta transición. Tiene la versatilidad para negociar con el Fondo y resolver al mismo tiempo un conflicto sindical en Vaca Muerta, por ejemplo. Eso se va a valorar. La gente no es ajena a la situación de zozobra en la que asumió Sergio en agosto del 2022 después del desastre macro que dejó Martín Guzmán. El problema de la inflación viene de arrastre y la sequía magnifica los desequilibrios previos.
- La vicepresidenta Cristina Kirchner puso el año pasado en agenda el festival de importaciones. ¿El Gobierno administró mal el superávit comercial de la postpandemia?
- Me gustaría tratar ese tema un escalón más abajo. La realidad es que antes no se cuidaron las reservas como correspondía. Cuando llegamos teníamos problemas de sobrefacturación de importaciones y subfacturación de exportaciones, cautelares e importaciones truchas en donde nunca se trajo la mercadería. Denunciamos muchas maniobras y las expusimos públicamente. Pero había casos muy burdos: importación de guantes de látex con valor original en China de US$500.000 y que se sobrefacturaron a través de una empresa de Uruguay por US$5 millones o maquinaria para Vaca Muerta que tenía un valor real de US$100 millones y se declararon por el doble de ese monto.
- ¿Qué opina sobre las denuncias de peajes o cobros para acelerar los trámites del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA)?
- Todas las irregularidades que llegaron las denunciamos ante la Justicia. Sería subestimar la inteligencia de la gente decir que todo funciona perfecto, pero no vamos a dejar pasar nada. Como funcionarios públicos estamos obligados a dar explicaciones en todos los ámbitos en los que se nos pida. Yo estoy seguro de cómo acciona la gente que trabaja conmigo y puedo responder por mis subordinados directos, no puedo hacerme cargo de algún empleado infiel. Pero las veces que se necesite, vamos a explicar todo.
-¿Qué beneficios puede traer el Acuerdo de Intercambio de Información Fiscal con Estados Unidos?
- El acuerdo Fatca ya está operativo a través de AFIP y el IRS. En estos momentos se recibe información a nivel individual y por grupo de contribuyentes. Está pendiente para septiembre recibir el paquete masivo con corte a diciembre de 2022. Las estimaciones privadas que pudimos recoger estaban en el orden de una base imponible de entre US$90.000 y US$100.000 millones, algo que nos va aliviar por el lado de la recaudación a partir del año que viene. También es importante que salga el blanqueo que está durmiendo en el Congreso porque la oposición no da quórum.
-¿Qué es lo que más destaca en su gestión en la Aduana?¿Cree que su cargo puede aportar algo si es que es elegido como diputado en Entre Ríos?
- Lo fundamental para recomponer a la Aduana, sin ánimos de ser soberbios, fue haber recuperado el sentido de pertenencia. Los empleados tienen puesta la camiseta, no les dan vergüenza su ámbito de trabajo. Después recuperamos cosas lógicas que se habían perdido: mejoramos el parque automotor en casi un 50%, incorporamos scanners tras 9 años, pusimos a funcionar la escuela de binomios de canes para detección de drogas y divisas, entre otras muchas cosas. En la campaña trato de transmitir lo que hacemos: trabajo y seriedad. Somos conscientes de los errores que cometemos y siempre buscamos corregir, pero nadie nos puede decir que no laburamos las 24 horas todos los días. La labor legislativa no es algo novedoso para mí. Hoy tengo la cabeza puesta en la gestión. No quiero pensar más allá de un mes para adelante, no porque no tengamos que tener mirada a largo plazo sino que hay cosas urgentes para resolver.