Históricamente, la prestación de servicios al exterior por personas físicas residentes en el país fue considerada por muchos, especialmente jóvenes profesionales, como un nicho de mercado inalcanzable pero sumamente atractivo por la posibilidad de abrirse al mundo y cobrar por sus servicios en moneda dura.
Con el paso de los años, dos circunstancias propiciaron una apertura más inmediata a ese mundo. Por un lado, la constante crisis que vive el país y, por el otro, el avance en las comunicaciones y la tecnología, que abren un mercado laboral que ya no se rige con el parámetro histórico de la presencialidad.
En todo este contexto, la pandemia jugó como gatillo para terminar de consolidar esta alternativa que suma cada vez más interesados en la prestación de servicios al exterior.
Augusto Iraola y Mica Benayas, de Inforaction, explicaron que muchos profesionales no solo ven esto como una posibilidad de hacerse de moneda dura y reducir la erosión de sus ingresos, sino también interactuar en otros idiomas, con otras culturas, y moverse a donde les dé la gana sin tener que ir a una oficina.
Desde Freelancer, de las plataformas más usadas por los argentinos que trabajan para el exterior, detallaron que tienen 566.000 usuarios en la Argentina. El precio promedio que cobran por cada trabajo es de USD 161, con un tiempo promedio de dos a tres días.
Los trabajos más buscados y ofrecidos, resaltó la compañía, son en los rubros de tecnología de la información (programación, desarrollo de software y apps y webtesting), diseño (gráfico, para webs, banners, digital) y marketing digital y comunicación.
Qué debe saber si es exportador de servicios
Para el Código Aduanero, exportación de servicios es la prestación de servicios realizada en el país, cuya utilización o explotación efectiva se lleve a cabo en el exterior. (C. Aduanero, artículo 10, inciso c, apartado 2).
El Poder Ejecutivo se encargó, a través del Decreto 1201/2018, de reglamentar la definición anterior aclarando, por ejemplo, que la prestación tiene que ser onerosa, pero no debe ser en relación de dependencia (allí entraríamos en otro tipo de actividad sujeta a otras reglas).
Desde Argentina, quien se embarca en este tipo de actividades puede optar por dos encuadres fiscales: Monotributo o Responsable Inscripto. El primero tiene todas las ventajas que ya conocemos, como la sencillez (teórica) del día a día y su costo fiscal (un 5% del valor facturado, give or take), precisaron desde Inforaction.
Sin embargo, agregaron, cuenta con una gran desventaja: El tope máximo para facturar anualmente hoy está en $ 2.600.000, que a un tipo de cambio de 180 nos deja unos USD 1.203 disponibles para facturar por mes, y que no se dispare el dólar porque este tope se reduce aún más.
La segunda alternativa es prácticamente lo opuesto. Más complejidad en el mes a mes, un mayor costo fiscal (oscilando entre 18-25% del valor facturado) pero sin límites en la cuantía, remarcaron.
Cómo sacarle máximo provecho al tipo de cambio
Mientras el dólar blue y el bancario se mantuvieron en cercanías razonables, traer esos fondos a la cuenta bancaria local era un procedimiento rutinario en el que el único costo a pelear era la comisión bancaria.
Pero previendo la necesidad de divisas, el Banco Central de la República Argentina, mediante la Comunicación A 6.770 de Septiembre 2019 (una de las últimas medidas del gobierno de Macri), estableció la obligatoriedad de la liquidación de divisa en el caso de exportaciones de servicios, profundizaron.
Como habitualmente sucede, el mercado encuentra la vuelta para sortear obstáculos y optimizar al máximo el rendimiento del dinero. Mientras el gap entre dólar oficial y el Blue se mantenga, los incentivos para repatriar los fondos por vía bancaria no son lo suficientemente altos, y a su vez las penalidades por utilizar otros medios no están debidamente aplicadas, consideraron los especialistas.
Desde Inforaction dieron una serie de alternativas para hacerse de los honorarios percibidos por los servicios exportadors.
- Cuentas virtuales: Sitios como Paypal o Payoneer, con los cuales no está habilitado el intercambio de fondos, se apoyan en Fintechs como Nubi o tarjetas de crédito prepagas como Prex para generar un vehículo hacia el país. En esos casos el tipo de cambio final es muy similar al oficial.
- Exchangers: Cuevas virtuales que se pueden encontrar en foros como MiPayo. Con un tipo de cambio blue y la posibilidad de hacerse de moneda dura en efectivo, resultan un medio muy atractivo una vez superada la barrera de la confianza en quien ejecuta la transacción.
- Plataformas P2P: sitios como Saldo.com.ar ofician de sitio seguro para conectar quienes tienen que mover fondos entre países; en estos casos, los fondos entran en pesos a la cuenta bancaria local y el tipo de cambio mejora el oficial pero sigue de lejos al blue. El sitio es un intermediario que le da un marco seguro a una transacción entre desconocidos.
- Western unión: Con posibilidad de hacerse de divisa en efectivo o vía transferencia, es un método valorado por la seguridad del intermediario, aunque habitualmente el tipo de cambio se queda a mitad de camino entre el oficial y el blue
- Criptomonedas: Mecanismo en pleno auge y cada vez mas habitual; si bien hay opción de volcarse a Stablecoins (activos que siguen el valor del dólar), esta transacción implica un resultado financiero y por tanto un riesgo de cambios en la cotización. Los fondos terminan en pesos en la cuenta bancaria local, logrando un tipo de cambio similar al blue.
- Operaciones con Dólar Bolsa: Una vez efectuada la cobranza en el exterior, los fondos se mueven comprando y vendiendo un título público Argentino posibilitando así hacerse de los fondos en la cuenta comitente local. AFIP y BCRA están muy pendientes de este tipo de operaciones y buscan poner trabas como el parking para reducirlas al mínimo.
Ciertamente quien hoy está ofreciendo sus servicios al exterior, lo piensa dos veces a la hora de traer sus divisas por vía bancaria. Esto nos deja con un tendal de contribuyentes que están en falta frente al fisco, pero que a su vez no quieren que su trabajo vuelva a desvalorizarse por un capricho fiscal, argumentaron desde el estudio.
De esta forma, completaron, van en aumento los contribuyentes que tienen fondos en el exterior pero que no pueden repatriarlos para utilizarlos en la compra de bienes registrables; limitándose únicamente a traer lo necesario para cubrir su nivel de vida.