El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está imponiendo aranceles porque considera que la balanza comercial actual es desequilibrada, injusta e insostenible. Según su visión, es necesario tomar medidas. Antes de analizar la situación arancelaria actual, conviene repasar un poco de contexto.
Durante gran parte del siglo XX, Estados Unidos adoptó el libre comercio como base de su política económica. Esta estrategia, que cobró impulso después de que la Ley Arancelaria Smoot-Hawley de 1930 contribuyera a la Gran Depresión, tenía como objetivo reducir las barreras comerciales, fomentar la cooperación internacional y estimular el comercio global.
Instituciones como el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés) y su sucesora, la Organización Mundial del Comercio (OMC), encarnaron esta filosofía. Sin embargo, en los últimos años, las tendencias proteccionistas surgieron en Estados Unidos, especialmente durante la primera presidencia de Trump y ahora, con su regreso al poder en 2025.
Trump reforzó su promesa de campaña de restablecer los aranceles como pilar central de la política económica estadounidense. Su administración implementó amplios impuestos a las importaciones, dirigidos a importantes socios comerciales como China, Canadá y México, lo que representa el cambio más significativo en la política comercial estadounidense desde la década de 1930. Estas medidas buscan reconfigurar el comercio global, impulsar la industria nacional y servir como herramientas tanto para la generación de ingresos como para la influencia diplomática.
La situación actual: aumento de aranceles y represalias
Desde febrero de 2025, Trump impuso una serie de aranceles que aumentaron las tensiones con socios comerciales clave:
- China: El arancel general del 10% sobre las importaciones chinas subió al 20% a principios de marzo. Esta medida acompañó amenazas de nuevos gravámenes a industrias como los semiconductores y los productos farmacéuticos.
- Canadá y México: Ambos países enfrentan ahora aranceles del 25% sobre la mayoría de los bienes, con una tasa reducida del 10% para los productos energéticos canadienses. Estas medidas apuntan a dos de los principales socios comerciales de Estados Unidos en el marco del T-MEC.
- Importaciones de acero y aluminio: A partir del 12 de marzo, las importaciones de acero y aluminio pagan un arancel del 25%, con posibles extensiones a otros metales como el cobre.
- Aranceles recíprocos: La administración propuso aranceles personalizados para socios comerciales específicos, con el fin de tratar las desventajas percibidas para los fabricantes estadounidenses.
La respuesta de los países afectados
La reacción de los países afectados no tardó y fue tanto rápida como severa:
- China impuso aranceles de represalia de hasta el 15% a las exportaciones agrícolas estadounidenses y, al mismo tiempo, restringió las exportaciones a ciertas empresas de defensa de Estados Unidos.
- Canadá anunció aranceles contrarrestantes sobre bienes estadounidenses por un valor de 20.600 millones de dólares, que incluyen desde jugo de naranja hasta acero, y planea ampliar significativamente estas medidas.
- México probablemente siga el ejemplo con acciones de represalia similares.
Estos acontecimientos ya tensaron las cadenas de suministro mundiales y aumentaron los costos tanto para las empresas como para los consumidores.
El objetivo final: el mejor escenario posible
Muchos se preguntan cuál es el verdadero objetivo de los aranceles de Trump. En su versión más optimista, la estrategia arancelaria busca lograr varios objetivos ambiciosos que podrían transformar la economía estadounidense.
Al imponer altos impuestos a las importaciones, el gobierno espera que las empresas trasladen sus operaciones de fabricación a suelo estadounidense. Este esfuerzo de relocalización podría crear empleos en industrias clave como la producción de acero, la fabricación de automóviles y el ensamblaje de productos electrónicos, revitalizando regiones que sufrieron un declive industrial durante décadas.
Además, los ingresos por aranceles buscan compensar los importantes recortes impositivos propuestos por la administración Trump, incluidas exenciones para las propinas de los trabajadores y los ingresos de la Seguridad Social, así como reducciones en las tasas impositivas corporativas. Si tiene éxito, este enfoque podría reducir la dependencia de los impuestos sobre la renta y, a la vez, mantener los niveles de financiación del gobierno.
En el plano geopolítico, Trump pretende usar los aranceles como herramienta de negociación con potencias extranjeras, en lugar de recurrir a sanciones que suelen alejar a los países del sistema financiero basado en el dólar. Por ejemplo, los aranceles podrían forzar a los socios comerciales a tratar cuestiones como la migración ilegal o el tráfico de drogas sin aplicar medidas más punitivas.
En este mejor escenario, el efecto combinado de repatriar empleos manufactureros, generar ingresos arancelarios para aliviar la carga fiscal y conseguir concesiones diplomáticas pondría a Estados Unidos como una potencia económica más sólida. Al mismo tiempo, reduciría la dependencia de naciones extranjeras como China.
Implicaciones para el mercado de valores de EE.UU.
La introducción de estos aranceles generó una gran incertidumbre en los mercados financieros. Históricamente, las políticas proteccionistas tienden a tener efectos mixtos sobre las acciones.
Los mercados suelen reaccionar negativamente ante las guerras comerciales debido a las preocupaciones por los mayores costos de los insumos. Sin embargo, una vez que la situación se calme, las acciones podrían recuperarse si todo sale bien. A continuación, veamos algunas áreas que podrían verse afectadas por los aranceles:
- Sector manufacturero: las empresas de sectores como el automotriz y el electrónico podrían ver reducidos sus márgenes de ganancia a medida que absorben costos más altos o los trasladan a los consumidores.
- Agricultura: los aranceles de represalia de China podrían perjudicar a los agricultores estadounidenses que dependen de los mercados de exportación, lo que provocaría posibles caídas en las acciones del sector agroindustrial.
Sectores potencialmente ganadores y perdedores
- Ganadores: los fabricantes nacionales de acero y aluminio podrían beneficiarse de una menor competencia frente a las importaciones extranjeras.
- Perdedores: las corporaciones multinacionales como Walmart o Apple, que dependen de cadenas de suministro globales, podrían enfrentar mayores costos o interrupciones.
En pocas palabras, a los inversores les gusta la certidumbre. Los aranceles introducen una gran incertidumbre, lo que provocó caídas significativas en las acciones estadounidenses en las últimas semanas. El mercado de valores podría entrar fácilmente en una corrección, o incluso en un mercado bajista, mientras todo esto se resuelve en el escenario mundial.
Implicaciones para la economía de EE.UU.
Las políticas arancelarias impulsadas por Trump tienen varias consecuencias económicas posibles. A continuación, se enumeran algunas:
- Mayores costos para el consumidor: según algunas estimaciones, los nuevos aranceles podrían significar hasta 2.000 dólares anuales en gastos adicionales por hogar estadounidense, ya que las empresas trasladan los mayores costos de importación a los consumidores.
- Crecimiento económico más lento: se espera que los aranceles de represalia de los socios comerciales reduzcan la demanda de bienes fabricados en Estados Unidos en el exterior. Esto podría contrarrestar cualquier aumento en la producción nacional y generar una desaceleración económica o incluso una recesión.
Generación de ingresos vs. lastre económico
El gobierno sostiene que los ingresos por aranceles ayudarán a financiar los recortes impositivos y reducirán la dependencia de los impuestos sobre la renta. Sin embargo, este enfoque corre el riesgo de socavar el gasto de los consumidores, un motor fundamental del crecimiento económico, si los hogares enfrentan un aumento de los precios. La inflación ya es un problema, y un incremento en los precios podría ser el punto de inflexión económico.
Las cadenas de suministro podrían verse afectadas nuevamente. Las industrias que dependen de componentes importados podrían tener dificultades para adaptarse rápidamente, lo que generaría escasez, demoras en la producción o costos más altos.
Conclusión
Hay casos en los que estas medidas funcionan bien y otros en los que no. Casi todas las decisiones en la vida tienen consecuencias, tanto a corto como a largo plazo. Interesa ver cuáles serán los efectos inmediatos y los de mayor plazo de los aranceles.
Como se mencionó anteriormente, hay un resultado positivo posible si todo marcha según el plan de Trump. Sin embargo, si las cosas no salen como se espera, el panorama podría volverse complicado rápidamente.
En este momento, el uso agresivo de los aranceles por parte de Trump representa un cambio significativo con respecto a décadas de políticas de libre comercio que priorizaban la apertura global por encima del proteccionismo.
Si bien su administración espera que estas medidas revitalicen la industria manufacturera estadounidense y generen ingresos para sustentar los recortes impositivos, también conllevan riesgos significativos tanto para el mercado de valores estadounidense como para la economía en general. Nadie sabe con certeza qué sucederá, pero hay razones claras para pensar que, al final, podríamos enfrentar problemas a corto plazo y beneficios a largo plazo. Solo el tiempo lo dirá.
*Con información de Forbes US.