Quienes conocen la trayectoria de Daniel Gerold se ilusionan de escucharlo con una visión optimista. Luego de muchos años de criticar políticas públicas de los distintos gobiernos y abstenerse de las clásicas proyecciones grandilocuentes sobre el potencial de Vaca Muerta, el consultor estrella de la industria energética se anima a destacar el buen momento del Oil & Gas argentino y traza un escenario de fuerte incremento de las exportaciones en el futuro inmediato.
“Lo que sucedió en los últimos dos años y medio en producción de petróleo y gas ha sido muy positivo para el país. La balanza energética, que el año pasado fue negativa en US$ 4.800 millones, este año puede estar negativa en US$ 1.000 o US$ 1.500 millones, el año que viene va a estar positiva en US$ 2.500 millones y en 2025 llegaremos a un saldo de entre US$ 6.000 y US$ 7.000 millones”, subraya desde sus oficinas del microcentro porteño, donde recibe a Forbes para su primera entrevista luego de la inauguración del gasoducto.
¿Le preocupan las elecciones como factor determinante en el desarrollo del sector energético de Argentina, o la dirigencia política llegó a un consenso sobre la importancia de esta industria?
De los candidatos que hay, todos apoyan y declaman apoyar a este sector como importante de la economía. Desde ese punto de vista es bueno, porque realmente es un consenso de candidatos con ideas razonables para el país. Uno conoce la gente que está trabajando en los distintos equipos de los candidatos y presume que van a hacer políticas razonables. Todos tienen sus matices. Mi visión es que lo que ha sucedido en los últimos dos años y medio en producción de petróleo y gas ha sido muy positivo para el país. Pocas veces se vio una etapa de expansión tan grande. Hay gasoductos en construcción, oleoductos, plantas, terminales de exportación, hay un movimiento y un dinamismo muy importante. Hay mucha actividad de inversión, perforación, falta de empresas contratistas de servicios, falta de equipos para abastecer esa demanda. O sea, es un buen momento. Sigue siendo muy importante el cambio de gobierno, porque no sabemos quién va a ganar y es una de las elecciones más impredecibles en las últimas décadas. Siempre hay riesgos, porque seguramente va a haber modificaciones a algunas variables relevantes, por ejemplo, el tipo de cambio, los precios de combustible, las tarifas de gas y electricidad. Todos me dicen que las tarifas van a subir. Pero ¿qué pasa si se devalúa la moneda? Van a quedar más atrasadas. Entonces, ¿cómo se va a resolver eso? Es algo muy complejo.
¿Qué políticas considera que son las más adecuadas para desarrollar al sector?
No quiero ser peyorativo. Este Gobierno hizo un buen esquema para determinar precios de gas y contratar volúmenes de gas a través de Cammesa, que agrupa las compras de gas para generación eléctrica, y de Enarsa, para complementar los volúmenes que compran las distribuidoras de gas, y contrató gas a precios muy buenos hasta 2028. Tan buenos que son los segundos más baratos del mundo después de EE.UU. En el resto de las cosas, para la producción de petróleo y de gas natural, no intervino mucho. Recientemente extendió las concesiones de oleoductos, de terminales, de oleoductos para exportar, pero no se metió, no aumentó los impuestos, no aumentó derechos de exportación. Es decir, no hizo nada negativo, lo cual es algo muy positivo. Entonces, la industria se expandió, ganó en productividad, se hicieron pozos más complejos, con más desafío técnico y tecnológico, y se probó una roca generadora como Vaca Muerta muy buena. Los operadores se animaron a hacer cosas mucho más difíciles y complejas de altísima productividad. Uno imagina el próximo gobierno con algunas cosas que son imprescindibles para aumentar la inversión, como el acceso a divisas y tener precios que tengan alguna relación con los internacionales. Estamos en un nivel en el que, para seguir expandiéndonos al mismo ritmo, necesitamos más inversiones.
Entonces, ¿hace un balance positivo de la gestión energética del Gobierno a pesar de la turbulencia macroeconómica latente?
Estoy hablando en la producción de petróleo y gas. Después hay otras cosas que están en falta. No sé por qué extendieron el congelamiento tarifario que había empezado en febrero de 2019, decretaron una ley de emergencia energética, intervinieron los entes reguladores de gas y electricidad. Ese tipo de cosas no han sido positivas y recién este año empezaron a descongelar las tarifas para un grupo importante de consumidores (35%), pero el resto sigue teniendo tarifas ridículamente bajas. Hay un grupo de consumidores que pagan lo que cuesta, que es 7 u 8 veces más caro que lo que paga otro grupo muy grande y más numeroso de consumidores. No tiene sentido porque, si le ajusto la tarifa a una porción, no me compensa el todo. Es muy difícil dar una conclusión de si fue una buena política energética, creo que en petróleo y gas lo que se ha hecho ha resultado ser positivo.
¿Qué significó la obra del gasoducto? ¿Qué tan importante es para el sistema energético?
Me parece muy relevante, es el primer eslabón de un sistema de cambio de ampliación de nuevos gasoductos y de reversión del flujo de algunos que se hace porque las fuentes tradicionales de suministro están cambiando. Bolivia o el noroeste argentino tienen mucho menos suministro, entonces hay que complementar para atender la demanda de la región central y noroeste del país. Hay que ver si continúa la expansión de la capacidad de transporte porque este primer tramo fue con financiamiento del Tesoro Nacional, y el Tesoro no tiene los pesos. Los imprime y eso no es sustentable, no se puede hacer siempre. Esto ha sido una excepción, hay que encontrar un mecanismo de credibilidad para que haya inversores privados que presten el capital para poder financiar las obras que faltan, miles de millones de dólares.
Un gran desafío, porque los gobiernos (el anterior y el actual) dijeron que iban a abrir el financiamiento de estas obras al capital privado…
No es que no quieran abrirlo, a todos les encantaría, pero no hay inversores privados dispuestos a invertir por la falta de credibilidad. Por eso no dije que la política energética de este gobierno era buena, dije que en un sector (la producción de petróleo y gas) había sido positiva. El resto falta, no hay credibilidad, pero no es un problema de tal o cual gobierno –el gobierno anterior, que había ajustado las tarifas, en febrero de 2019 las congeló–. Es un problema del país. Se va a necesitar más de un mandato presidencial para poder ganar confianza.
Teniendo en cuenta este limitante financiero a partir de la poca credibilidad del país, ¿qué proyectos van a avanzar?
Lo primero es que se establezca de qué modo se va a permitir realizar exportaciones a los productores, porque la demanda local ya está cubierta. Todos los países vecinos con los consumidores potenciales conocen perfectamente que en Argentina se suspendieron, se cancelaron y se prohibieron las exportaciones de gas. Entonces, ¿cómo reganamos esa confianza? ¿Y por qué no se aplica la ley actual que dice que si está satisfecha la demanda local puedo exportar? Para exportar necesito un contrato de varios años, entonces, ¿quién me autoriza o me deja de autorizar? Si el gobierno lo va a autorizar (no es automático) es lo primero que tiene que pensar cualquier gobierno: ¿cómo hace? ¿Con qué norma? ¿Aplicamos la ley actual o necesitamos una nueva? ¿Aplicamos un esquema de alguna resolución? Después habrá otros proyectos y otros mercados que se puedan ganar si no se pierden: el oeste de Brasil, el norte grande de Chile, Chile central; en Chile hay una gran cantidad de oferta de generación renovable y, si la Argentina no actúa y no permiten firmar contratos, va a ser reemplazado por un generador eólico, por ejemplo.
¿Le parece positivo el proyecto de ley de promoción del GNL que ingresó al Congreso?
Primero, sería bueno tener esta visión respecto de los mercados, porque el proyecto, si bien es importante y pueden ser necesarios ciertos cambios para que esto se viabilice económicamente, sobre todo si los precios van a ser bajos, implica ganar más confianza, que no viene dada por esta ley, esta ley ayuda a concretarlo. Vaca Muerta ha demostrado su potencialidad, pero hay otras cuencas que recién se empezarían a explorar, como Palermo Aike, el offshore.
¿El potencial sería equiparable? ¿Hay elementos para ilusionarse?
El offshore es un proyecto puramente exploratorio de alto riesgo, no tenemos nada, son todos indicios indirectos. Las empresas que están involucradas tienen interés, pero la única alternativa para dilucidar esa factibilidad es perforar uno y varios pozos más (cada pozo puede costar US$ 130 millones) y veremos. Hay indicios que lo tornan un proyecto exploratorio de alto riesgo interesante, de hecho, hay empresas de primerísima línea trabajando en eso. Ahora, no se puede dar por hecho el potencial o la producción. Y Palermo Aike es una roca madre que hay en la cuenca austral que tiene buenas características de potencialidad de ser productora de petróleo y gas, de shale oil y shale gas. Tiene características muy distintas a Vaca Muerta porque tiene mucha menos sobrepresión. Habrá que ver si YPF y CGC, que asociadas comienzan a perforar y van a hacer algún pozo horizontal, pueden dar indicios de que no solamente se produce petróleo y gas, que seguramente va a producir, sino que además sea comercial. Va a tardar un par de años en dilucidarse.
¿Cuáles son los números en cuanto a lo que se podría exportar de gas y de petróleo de acá a unos años?
En la exportación, lo más importante va a ser el petróleo más que el gas, por lo menos hasta que haya una planta de gas natural licuado, que será al final de la década. La balanza energética, que el año pasado fue negativa en US$ 4.800 millones, este año puede estar negativa en US$ 1.000 o US$ 1.500 millones, el año que viene va a estar positiva en US$ 2.500 millones y en 2025 positiva en US$ 6.000 o US$ 7.000 millones. El petróleo va a ser el motor económico para el futuro, el gas acompañará con exportaciones regionales y con proyectos de gas natural licuado si se concretan.
Y también está la complejidad de que hay una ventana de tiempo limitada, ¿no? ¿O en los proyectos de GNL eso se extiende un poco más?
No creo que sea muy limitada la ventana, porque eso hace referencia a la transición energética y no creo que el petróleo y el gas puedan ser reemplazados en las próximas dos décadas. Hay una oportunidad relevante.
Más allá de las perspectivas positivas a futuro, hay un escenario actual en el cortísimo plazo muy desafiante. ¿Cuáles son los retos más urgentes en la operación diaria de las empresas?
La importación de distintos repuestos y equipos, y el pago de los intereses y del capital de sus deudas. Eso es lo más relevante, porque si no puedo importar un repuesto de un equipo porque me lo traba la Aduana o no me lo autorizan con la cantidad de controles que hay, o si no puedo pagar los intereses de mi deuda y entro en default, todo esto de lo que estamos hablando se cae.