Luego de 100 años de operar en la Argentina, los períodos recesivos y las crisis económicas ya forman parte de un ciclo natural del país al que están acostumbrados. "Hemos aprendido a gerenciar estos ciclos, nos preparamos para pasar las tormentas y superadas volvemos a apostar y crecer. Ahora somos optimistas para el 2025", sostiene Gastón Díaz Pérez, presidente y CEO de Bosch para América Latina.
Si bien nuestro país fue la puerta de entrada de esta compañía de origen alemán, a raíz del fuerte crecimiento del mercado brasilero, hoy las oficinas centrales para la región se encuentran en San Pablo. De visita a la Argentina, Díaz Pérez recibió a Forbes en una entrevista donde analiza el escenario económico y las oportunidades de negocios que pueden abrirse.
En estos 100 años pasaron todas las crisis imaginables, conocen mucho al país y su clásica volatilidad económica. ¿Cómo están viendo este momento?
Nosotros en 100 años ininterrumpidos de presencia vimos un montón de cosas. El país este tiene sus ciclos. Incluso en el final del año pasado, que era un momento complejo, hicimos una inversión muy importante de entre 3 y 4 millones de dólares. Ahora también es un momento difícil en consumo, ha caído mucho la actividad en los primeros meses del año, pero empieza a recuperarse y somos optimistas de que seguramente el segundo semestre esté recuperando y que el próximo año con una situación de un poco más de estabilidad podamos tener mejores negocios y podamos crecer.
¿Tienen proyectos que podrían ingresar en el RIGI?
Sí, lo estamos analizando, es nuevo. Incluso estamos analizando actividades hasta con socios locales para poder quizás traer actividades de Bosch que no las habíamos podido hacer nosotros solos. Sabemos que Argentina ahora está en un ciclo diferente de más apertura. Queremos crecer y adaptarnos al nuevo ambiente de negocios que está habiendo. Y siempre los ambientes abiertos abren oportunidades y la posibilidad de hacer más cosas. Los empresarios siempre dicen que necesitamos reglas de juego claras y duraderas. Con un marco así definido se pueden hacer muchas cosas más que cuando estamos viendo cuánto va a valer el dólar.
¿En qué sectores están viendo mayor potencial para el país?
Los dos principales negocios en Argentina son el de automóviles (donde el mercado de reposición es muy grande) y el negocio de herramientas eléctricas. Y varios años atrás empezamos con muchas ideas en Argentina que hoy empiezan a ser actividades que hacemos regionalmente o hasta globalmente. Una de ellas es el Intelligent Planting System. Nosotros transformamos una sembradora (esas máquinas de 30 metros que tienen los surcos que abren, tiran una semilla y cierra) en impresora. Vos tenés un control con un motor eléctrico, una computadora, un GPS de precisión y al sistema vos le ponés un mapa diciéndole: 'mirá, en esa parte tengo más productividad, una semilla cada 5 centímetros, en esta tengo menos, una cada 10'. Entonces si paso dos veces por el mismo lugar no planta porque el sistema ya sabe que puso, tiene el registro de cada semilla que puso. Y vos conseguís una producción que es hasta 15% mayor con 20% menos de insumos. En el mismo campo con menos semillas conseguís más producción. Y eso es aplicando tecnología, motores eléctricos, controladores de precisión, un montón de cosas de computadoras embarcadas que nosotros tenemos a una solución agro.
¿Es un desarrollo argentino?
Sí, fue una idea que nació en Argentina, lo desarrollamos y hoy es un negocio que estamos haciendo en Latinoamérica y en África. Y hay otras. También estamos desarrollando un sistema para mejorar la utilización de agroquímicos. Con inteligencia artificial, la cámara consigue distinguir lo que es una soja de un yuyo y las máquinas que rocían los herbicidas solo va a tirar en el yuyo a 30 km/h mientras el sistema le informa en tiempo real. Eso también lo desarrollamos acá y lo estamos lanzando en Brasil y en Argentina y pensamos que puede tener un potencial internacional grande. Te puede bajar hasta 90% el uso de agroquímicos, lo que tiene un impacto ecológico y en costos.
¿Cómo vienen sus soluciones para el segmento energético teniendo en cuenta el gran momento del sector?
Nosotros estamos en Vaca Muerta, tenemos equipos revisando y viendo la posibilidad de nuevos negocios. Claramente en Argentina la energía es el gran pilar y creo que hay un potencial energético gigantesco para el tema de biocombustibles. Yo lo conozco muy bien obviamente por Brasil y tiene mucho sentido hacer algo similar acá. Te permite agregar valor sobre el producto primario, ya sea caña de azúcar o maíz. Segundo, importás menos combustible o tenés un mayor saldo exportador. Y, por último, desde el punto de vista de descarbonización un auto flex en Brasil tiene dos tercios menos de emisión solo por usar biocombustibles.
En materia de eficiencia energética, los aumentos de tarifa hicieron que ya tenga otro atractivo producir equipos de bajo consumo. ¿En qué líneas están trabajando?
Sí, estamos analizando la posibilidad de traer líneas que hasta ahora no estaban porque si vos tenés la energía gratis o a un valor muy bajo tu motivación para invertir en tecnología de bajo consumo es baja. Cuando sube el costo claramente es un escenario diferente. Entonces sí nosotros estamos analizando la posibilidad de traer productos que antes no tenían lugar en este mercado. Por un lado, tenemos sistemas de gas que se prenden y se apagan solos de alta eficiencia, donde el piloto no existe. Y después yendo a la bomba de calor es una solución eléctrica de altísima eficiencia que en Europa fue un éxito total los últimos años.
Más allá de estas novedades en el país, ¿cómo están parados a nivel global?
Tenemos una facturación de 100.000 millones de dólares, con 460.000 empleados, una inversión en I+D de 7% de la facturación y 85.000 ingenieros en Investigación y Desarrollo. Se está transformando la empresa fuertemente. Es una empresa fierrera, metalmecánica, electrónica, donde el software en el auto cada vez ocupa más espacio. Los autos se están transformando en computadoras prácticamente. Tienen decenas de microcomputadoras para cada sistema del auto (limpiaparabrisas, el airbag, el ESP, el powertrain mismo). Y esos computadores pueden empezar a tener una actualización de software en tiempo real como nos pasa hoy con el teléfono.
¿Y ustedes se dedican al software de esos sistemas?
Al software y a los computadores, las dos cosas. Por eso te decía, estamos invirtiendo en todas las tendencias del auto y hasta en lo que después se empieza a transformar en lo que es ADAS, que es dirección autónoma en determinados niveles.
¿Qué tan lejos estamos de eso?
No mucho. Se esperaba que fuera antes en verdad. Si hablabas con nosotros hace 5 o 7 años atrás te decíamos que quizás para esta época ya estaba y la verdad que se ha complicado. El tema es que en el autonomous driving vos tenés que llegar al 99,999% de las posibles cosas que pueden pasar. Vos podés estar en un 95%, pero no es aceptable que en 5% de los casos el sistema no sepa qué hacer. Confiamos en la generative AI porque tiene la capacidad de adicionar grandes cantidades de datos para entender los patrones. Entonces me parece que con esa tecnología se va a poder acelerar bastante el proceso para llegar a la dirección autónoma. Hoy ya, por ejemplo, hay un desarrollo conjunto entre Bosch y Daimler en el Aeropuerto de Stuttgart donde vos llegás con tu auto, lo dejás, te bajás, el auto sale andando y se estaciona solo.