Salvador Gil es director de la carrera de Ingeniería en Energía de la UNSAM y está especializado en políticas de eficiencia energética con más de 20 años de investigaciones. En una entrevista con Forbes, el experto aconseja cómo generar ahorros en el hogar y qué políticas debería promover la Secretaría de Energía, a la cual asesoró en la última audiencia pública.
¿Cómo empieza tu historia con la investigación de eficiencia energética?
Con la crisis del 2001, se pesifican y se pisan las tarifas en Argentina. En el primer momento no se notó, pero a los pocos años se empezó a ver claramente el efecto con el agregado que el precio del petróleo y todos los insumos energéticos pegan un salto muy grande. Como en Argentina el precio no subía, empezó a decrecer la producción de gas. Entonces, dado que desde el punto de vista de las decisiones políticas no se podía hacer nada, empezamos con un plan de desarrollo de un programa de eficiencia energética para atemperar el consumo. No era mucho lo que se podía hacer, principalmente porque al tener la tarifa pisada, se generaba un estímulo para consumo mayor y no había incentivo para la producción. Pero de todas maneras aquel ejercicio sirvió porque permitió que se hiciera un sistema de etiquetado de todos los artefactos electrodomésticos y gasodomésticos en Argentina.
Hoy se percibe que el tema tarifario está en el centro de la escena política y parece difícil la continuidad de la recomposición. ¿Cómo es que esto que no pudo hacer ni Macri ni Milei en los años 90' se hizo con tanta facilidad?
En los 80' veníamos de un período con problemas de desabastecimiento. La luz se cortaba en forma intermitente. Me acuerdo que, en ese momento, yo había vuelto a Argentina y tenía 2 nenes que eran bebés y estábamos buscando un departamento y uno de los miedos que teníamos era que no sea muy alto, porque si se cortaba la electricidad y estábamos con dos bebés poder bajar rápido. Es decir, las cosas que teníamos en cuenta en ese momento, porque había periodos que, qué se yo, de 3 a 6 de la tarde (y a veces en determinados barrios iba cambiando) se cortaba la electricidad. Veníamos con ese problema de base, cuando de repente comenzaron las privatizaciones y comenzó el sistema energético a funcionar fue un gran alivio, un alivio en el que el precio era casi lo de menos, casi nadie lo percibió como el problema. ¿Cuánto cuesta el día que vos estás en tu edificio y te cortaron la electricidad? Digo, si te dicen: "Vale 3 veces más" la pagás. Y de hecho lo ves en las heladerías, los negocios compran un generador y lo ponen ahí, esa electricidad es carísima, pero no tienen otra y lo hacen. Entonces viniendo de ese contexto histórico no fue un problema la tarifa, no se discutía y fue bien recibida.
Cuando el precio está muy atrasado ¿cuánto consumo por demás se registra?
Ese estudio lo hicimos, te voy a mostrar un gráfico para mostrarte un ejemplo concreto. Lo curioso es que, a la misma temperatura, en la Patagonia consumen más del doble de gas que en la zona centro-norte. Es más, aún en días con 20 grados consumen el doble. Y la razón es que el precio del gas cuesta casi un tercio que en el resto del país por los subsidios que reciben. Ya si se compara la Patagonia con países de Europa, a igual temperatura, los consumos son 3 o 4 veces más grandes.
Cuando vimos este efecto hicimos un par de auditorías. Me acuerdo que fuimos a Bariloche y la primera noche que llegamos hacía frío, pero en el hotel el calor era insoportable, yo creo que debe haber habido 28° o 29°. Pedimos si por favor podíamos bajar la calefacción en la habitación y nos dicen: 'no se hagan problema, abran las ventanas'. Al día siguiente llegamos a la oficina del ENARGAS y estaban cebando mate. Entonces se acaba el termo y yo me acerco a la cocina a calentar agua y apago la hornalla. En algún momento se vuelve a acabar el agua del termo y la persona que sale a recargarlo pregunta: '¿Quién apagó la hornalla?'. Yo le respondo que la apagué porque ya estaba hirviendo el agua y me dice: 'no, no, corré la pava un poquitito, dejala al costado con la hornalla prendida así el agua sigue caliente y no tenemos que esperar para calentarla". Claro, parecía un blooper, porque íbamos a buscar las razones por las cuales se consumía tanto y estaban todas a la vista.
¿Esas son las únicas razones? ¿O también hay un tema con la construcción ineficiente de viviendas?
Obviamente, está todo vinculado. Una característica que vas a notar que en casi todos los departamentos que tienen más de 20 o 30 años son las persianas, un excelente elemento para reducir el enfriamiento en el invierno. En los últimos años se eliminó eso, la mayor parte de los edificios nuevos ya no lo tienen más. Al constructor claramente le significa una disminución en su costo, pero al que vive le va a implicar un mayor consumo energético.
¿Y cómo se incentivan estas prácticas de eficiencia a nivel urbanismo a la hora de construir las viviendas?
Hay un elemento que es muy importante que en Europa lo tenés fácil: el etiquetado. El etiquetado es un elemento que te pone un aviso. Porque cuando vos comprás una casa (o incluso alquilás una casa) uno no sabe muy bien el gasto de energía. Pero con el sistema de etiquetado es una forma de hacerlo evidente. Entonces cuando aparece la etiqueta vos como comprador vas a buscar la casa que tenga los menores costos, obviamente. Y también es una señal para el fabricante. Imaginate que vos estás construyendo un edificio y tus departamentos van a salir F y vos no querés salir como F, no vas a vender, entonces para vos también es una señal construirlo más eficiente. Si vos te fijás cuando empezamos con el etiquetado de heladeras, allá por el año 2010, eran todas D o F y muy poquitas eran A. En poco tiempo, todas se transformaron en A, es más, hubo que hacer un nuevo sistema de etiquetado donde ahora hay A++ porque claramente nadie quiere salir mal en la foto. Y esto pasaría también con las viviendas. Un ejemplo interesante es el caso de España. En los años 70' estaban atravesando una crisis muy seria y encima se les suma la crisis del petróleo donde los precios se disparan. Y fijate vos que una de las primeras cosas interesantes que hicieron fue el programa de eficiencia energética. Dijeron: 'reduzcamos el consumo, ya que no tenemos energía y cuesta tanto'. Y empezaron un plan para renovación de ventanas, aberturas y mejora de la eficiencia energética, que además generó muchísimo empleo en toda esa cadena de proveedores. Algo que podría suceder en Argentina porque esos materiales se fabrican todos en el país.
¿Del mismo modo que acá se hizo el tema del etiquetado en electrodomésticos se puede hacer igual de fácil con las viviendas?
La normativa de hecho ya está, ya se hizo a través de la Secretaría de Energía y el IRAM. Lo que pasa es que todavía no es de carácter obligatorio.
¿Un factor que actúa como limitante en ese sentido no es la falta de crédito y los bajos ingresos? ¿Cómo se podría solucionar?
Sí, también, pero si vos te fijás cuánto hemos gastado en los últimos 15 años en subsidios, estamos hablando de 200.000 millones de dólares. Si los hubiéramos empleado en mejorar la calidad de nuestro hábitat yo creo que tendríamos casas todos mucho mejores.
¿Y ese acondicionamiento qué ahorro le generaría a un hogar promedio en términos energéticos?
Mirá, te puedo contar lo que me pasó a mí en mi departamento. Yo vivo en un departamento que tiene unos 65 metros cuadrados. Y hasta el año 2020 usábamos losa radiante para calefaccionarnos. El consumo que tenía en este departamento era 120 kilowatt hora al año por metro cuadrado. En el año 2020 se nos rompe un caño y el arreglo era tan costoso que decidimos directamente cerrar la caldera y pasar a calefacción con aires acondicionados frío calor. Estas bombas de calor consumen unas 5 veces menos que un sistema a gas. Pero además vos con el aire acondicionado es más fácil de prender y apagar. ¿Y qué más hicimos para acondicionar el departamento? Empezamos a bajar las persianas a la noche, pusimos burletes en todas las ventanas, pusimos ese plástico que viene con burbujas que se usa para envolver en algunas de las ventanas como aislante. Y logramos reducir nuestro consumo unas 10 veces, pasamos a 12 kw hora al año. Puede que no se pueda lograr esa misma mejora en todos los casos, pero imagínate que el Estado financie o colabore en la financiación con una tasa más o menos razonable a familias que quieran acondicionar sus casas de manera más eficiente. En realidad, el Estado también se beneficiaría. Primero, porque no tendría que pagar subsidios. Segundo, por el hecho de que está generando trabajo en la construcción. Tercero, se ahorra obras para aumentar la infraestructura energética. Y por último, evitamos los picos de consumo que son lo que más encarecen el costo de suministro y son los mayores causantes de los cortes.
¿Cuánto se podría reducir el consumo de energía con políticas de este tipo en todo el país?
En Argentina un tercio del consumo se lo lleva la industria, otro tercio se lo lleva el sector residencial con el comercial y otro tercio de la energía se lo lleva el transporte. De eso, la mitad es por calefacción. O sea, estás hablando del 15% de la energía, es una fracción importante. Y de ese 15% lo podés reducir, mirando simplemente lo que vos ves cómo consume Europa y cómo consumimos nosotros.
La última pata para desarrollar un sistema más eficiente sería promover el uso del mejor recurso. Argentina está muy volcada al gas natural, pero usted dice que la calefacción eléctrica gasta menos.
Depende de varios factores y de dónde vivas. Para cocción te conviene usar gas. El tema es que con cocción es poquita la energía que necesitás, una garrafa te puede durar un mes para una familia. Entonces casi casi vos dirías la garrafa te va a venir bien. De hecho, fijate vos que en casi todos los países de América Latina y casi toda Europa lo que se usa es más el gas licuado, o sea la garrafa. Y ahí la combinación con bombas de calor (o sea aire acondicionado frío calor) para calefaccionar funciona muy bien. Ahí aparece otro elemento: la tecnología eléctrica ha tenido el desarrollo mucho más rápido que la del gas. Para darte una idea un aire acondicionado tiene una eficiencia que va de entre el 300% y el 450%, no es que cree energía, sino lo que pasa es que mueve energía, pero las eficiencias son altísimas. Un calefactor a gas no llega a 80% en el mejor de los casos.
¿Entonces no es conveniente seguir ampliando la red de gasoductos para conectar a más gente a la red de gas?
Es un tema de gran debate a nivel mundial, pero el gas en Argentina sigue teniendo una gran vigencia, sigue siendo barato, sigue siendo accesible, pero depende de la característica de tu vivienda. El tema es el siguiente: el gas tiene un costo muy alto de instalación y un costo muy alto de llegar al lugar. Ahora, en la medida en que vos tengas una ciudad compacta con una densidad grande, la cosa funciona. Ahora, si te vas a ciudades ya más dispersas en donde para llegar a una casa vos tenés que tirar un caño a una gran distancia, ahí el costo de la instalación se vuelve demasiado costoso. Si además esa vivienda está en una zona que no sea muy fría como el NEA donde casi no hay gas por redes, ahí ya el consumo ni siquiera se justifica.