En un mundo con crecientes desafíos en materia energética, el Gobierno busca aprovechar una ventana de oportunidad para convertirse en un proveedor de envergadura y confiable de energías renovables, en el marco de una transición energética que llegó para quedarse.
En este contexto, las miradas apuntan a la Unión Europea y su necesidad de garantizar la seguridad energética, en especial a partir de las dificultades de abastecimiento de gas natural y la suba de precios que se gatilló en 2022 a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania.
Según fuentes oficiales, con los incentivos adecuados el país podría hasta multiplicar por 10 la potencia generada a partir de energías renovables, con base en el hidrógeno.
La cantidad de gigavatios (GW) que se pueden instalar es muy importante, puede llegar a los 60 GW de energía renovable asociada a proyectos de hidrógeno, aseguró el secretario de Energía de la Nación, Eduardo Rodríguez Chirillo. Fue en el marco de una presentación sobre la transición energética y el potencial del hidrógeno verde, en la que compartió panel con Kadri Simson, Comisaria de Energía de la Unión Europea.
El funcionario agregó que hoy en Argentina tenemos 6 gigavatios (GW) entre energía eólica y solar, más las (plantas) hidro chiquitas (sic), y con las hidro grandes tenemos 11 GW. Solo para tener una medida de lo que se está hablando, el gigavatio es una unidad de potencia que equivale a mil millones de vatios.
El encuentro tuvo lugar el pasado miércoles 3 y fue organizado por la Unión Europea, el Círculo de Políticas Ambientales y el Centro de Estudios de la Actividad Regulatoria Energética (CEARE).
Nuevo escenario
En la estrategia del Gobierno hay al menos dos instrumentos que se pondrán en marcha a partir de la sanción de la Ley de Bases y que serán clave para impulsar la inversión en infraestructura energética. Por un lado, el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), y por el otro, el Régimen de Incentivos a Privados. Y en paralelo, en la agenda del secretario de Energía está enviar al Congreso un proyecto de ley específica para el hidrógeno.
Según las estimaciones preliminares en distintos proyectos podríamos conseguir unos 120.000 millones de dólares, o algo así, es una cifra muy importante, se entusiasmó Rodríguez Chirillo.
Como en todo mercado que funcione bien, la oferta y de la demanda deben juntarse en algún punto, y eso parece ser lo que ocurre en la actualidad, abriendo una ventana de oportunidad.
En febrero de 2022 Rusia lanzó su ataque injustificado contra Ucrania y generó el horror en Europa, pero también turbulencias en nuestro mercado. Ése fue un momento clave para nuestro sistema energético, porque los precios de la energía se dispararon, la inflación subió y por un muy largo período muchos europeos se enfrentaron a no poder hacer frente a las tarifas energéticas, recordó Kadri Simson.
En ese marco, la Unión Europea buscó diversificar su matriz energética y conseguir nuevos proveedores para reemplazar a Rusia, que por la guerra fue objeto de sanciones. Pero, en paralelo, desde Bruselas buscaron desplegar una estrategia que les permitiera sortear el cuello de botella.
Enfrentamos una transformación profunda de nuestro sistema energético. En 2021, el 45% del gas consumido en los 27 países de la UE venía de Rusia. Ahora la participación del gas proveniente de ese mercado es del 15%, apuntó la estonia Kadri Simson.
Justamente esta búsqueda de nuevos proveedores confiables de energía, y el foco en la transición energética la trajo a Sudamérica. El año pasado se firmaron dos memorandos con Argentina, uno sobre cooperación en energía y otro sobre materias primas. Vine para hacer el seguimiento de esos compromisos, destacó la comisaria.
Y aclaró que el bloque europeo podría disponer de recursos financieros para proyectos, replicando un programa de 200 millones de euros que la Unión Europea tiene en Chile para financiar el transporte de energía renovable.
Por si quedaban dudas sobre el potencial que tiene la cooperación entre la UE y Argentina en el terreno de las energías renovables, Simson enfatizó: En los próximos años nos vamos a transformar en un gran mercado de derivados del hidrógeno verde.
El juego de los privados
En cuanto a la Argentina, el Gobierno apuesta fuerte a las inversiones que pueden movilizar el RIGI y otras normas específicas, pero lo distintivo de este momento es que se intenta cambiar el eje de la discusión pública en materia energética.
Rodríguez Chirillo enfatizó que deberíamos dejar el modelo de autoabastecimiento energético e ir a un modelo exportador de energía. Y en ese nuevo escenario el jugador clave dejaría de ser el Estado y la inversión pública con foco en el mercado interno, para dejar que la iniciativa privada sea el motor de las inversiones energéticas.
Así, el país se encamina hacia un modelo en el que los inversores privados definan qué proyectos quieren hacer, qué obras se realizarán, cómo es el repago y el monto de inversiones comprometido.
El otro aspecto clave, además del potencial de hidrógeno verde es el GNL (gas natural licuado), que debería tener un tratamiento para poder exportar con contratos de largo plazo, anticipó Rodríguez Chirillo. Pondremos el acento en GNL con plataformas flotantes y fijas, señaló el funcionario.
En cuanto a la parte que le toca al Estado, el secretario puso el eje en reducir las regulaciones y precisó que la transición energética se tiene que hacer con la legislación pero se hará con el foco en el market y no en el Estado.
Y adelantó que en los próximos días se anunciará un programa de financiamiento para que las pymes puedan tener mejoras en eficiencia energética, y lo mismo se hará con usuarios de sectores vulnerables.