El proyecto Fénix es una fábrica a 4.500 metros de altura que se parece más a una industria química que a un proceso minero convencional. Es la primera planta de litio del país y, aun así, es la única que tiene la tecnología para operar con la técnica DLE (extracción directa) que está en pleno auge por su menor impacto ambiental.
La operación comenzó a fines de la década del 90' cuando nadie pensaba en los autos eléctricos y su producción se destinaba a otro tipo de industrias. Ahora, en cambio, Arcadium Lithium tiene como principales clientes a Tesla, BMW o General Motors.
El proceso para convertir la salmuera que se encuentra en los salares del altiplano en el carbonato de litio con la pureza necesaria para utilizarse en baterías es sumamente complejo y Forbes lo recorrió paso a paso.
Para tomar dimensión, esa materia prima con la que inicia todo el ciclo contiene apenas un 0,06% de litio o, como les gusta decir a los técnicos de la compañía, 600 partes por millón.
De ahí va a la planta de adsorción selectiva que mediante la utilización de una resina logra adherir el litio para incrementar la concentración al 0,15%. "Es la clave del proceso, es la fórmula de la Coca-Cola", dicen los expertos consultados, quienes remarcan que es el motivo por el cual otras compañías no llegan a poder aplicar esta técnica.
Su gran ventaja es que reduce la cantidad de agua que se evapora respecto al método de piletas que usa la mayoría de la industria, no utiliza químicos y permite reinyectar la salmuera cruda sin litio nuevamente en el salar, minimizando su impacto.
Como es sabido, la huella hídrica es un aspecto crítico que es monitoreado desde las autoridades ambientales nacionales y provinciales hasta por las propias automotrices que cada vez demandan estándares más altos en el uso del agua. En esa línea es que está en construcción un sistema de evaporadores mecánicos que reutilizan el agua en un circuito cerrado.
De todas maneras, en el sector se esfuerzan por aclarar que el recurso hídrico utilizado es "agua cruda", no es agua potable ni puede usarse para riego. La misma se saca de un acuífero subterráneo unos kilómetros antes de que llegue al salar, donde se transforma en salmuera por proceso natural.
Paso a paso, el producto va ganando concentración hasta que es mezclado con carbonato de sodio para obtener carbonato de litio grado batería con un 99,3% de pureza tras la etapa final de lavado, centrifugado y secado.
Planes de expansión en tiempos de vacas flacas
Cuando el precio "spot" del litio había saltado a unos 80.000 dólares la tonelada a fines del 2022, los anuncios de nuevos proyectos eran moneda corriente en todo el mundo. Ahora que la cotización cayó a cerca de 10.000 dólares, todos los planes de expansión están en proceso de revisión y solamente los proyectos más competitivos sobrevivirán.
"La ventaja de Argentina es que tenés salares de muy buena calidad, buena concentración de litio y bajas impurezas como magnesio. Somos los más competitivos que hay, pero no nos sobra demasiado. Estamos cerca del punto de equilibrio", aseguran desde Arcadium.
En los últimos años, la firma que surgió de la fusión de Livent y Allkem invirtió 1.500 millones de dólares para incrementar la capacidad instalada de Fénix en 10.000 toneladas y la de Olaroz en 25.000.
La siguiente etapa es la construcción del proyecto Sal de Vida con una capacidad de otras 15.000 toneladas y la etapa 1B de Fénix que tiene un 40% de avance y una capacidad de 10.000 toneladas adicionales, aunque los plazos de finalización están a la espera de un panorama más claro en relación a los precios.
"Hoy estamos en un mindset de reducción de costos para hacernos más eficientes. Queremos bajar gastos de capital por 500 millones de dólares y reducir unos 125 millones en costos. Gracias a nuestra planificación, con una parte de nuestras ventas recibimos un mejor precio que el spot por hacer contratos a largo plazo con nuestros proveedores. Pero las proyecciones para el 2025 siguen siendo de precios bajos", sostienen.
El impacto en la economía
La contracción de precios provocó, en el acumulado de los primeros siete meses del año, una caída del 34% de las exportaciones de carbonato de litio respecto al 2023, a pesar de que las cantidades vendidas subieron un 141%.
En 2025, los envíos al exterior mantendrían este ritmo de crecimiento cuando esté en producción la capacidad total de Olaroz, Exar y Centenario Ratones que son los otros tres proyectos en funcionamiento aparte de Fénix.
Con estos cuatro proyectos a tope, la producción argentina llegaría aproximadamente a unas 135.000 toneladas de carbonato de litio equivalente y las proyecciones de la Secretaría de Minería apuntan a llegar a 250.000 toneladas para el 2030, una cifra que las empresas consideran factible.
Además del aporte en materia de divisas, la actividad tiene una carga tributaria relevante con un 35% de ganancias, 7% en dividendos, 4,5% de retenciones, 3% de regalías, 0,6% de impuesto al cheque, 0,5% de bienes personales y un 1,5 de fondos fiduciarios de acuerdo a la provincia.
"En Catamarca pagamos un 2% de nuestras ventas, más 0,3% de inversión social directa y otro 1,3% de fideicomiso de infraestructura. Pero, por lejos, el mayor aporte a la provincia pasa por la creación de valor aguas abajo con muchísimas empresas proveedoras", afirman en Arcadium.
De hecho, un informe del Centro de Estudios para la Producción revela que el 40,5% del valor bruto de producción de las grandes empresas mineras se lo quedan los proveedores locales, un número que supera con creces los aportes vía masa salarial e impuestos.