Con la imprevisibilidad que rodea a los mercados hoy en día y la volatilidad que experimentamos el año pasado, tener una cartera adecuadamente diversificada lista para una tormenta económica es más importante que nunca. La diversificación entre clases de activos, regiones geográficas y sectores es fundamental para administrar el riesgo y maximizar los rendimientos. Como planificador financiero certificado, he visto el impacto de las estrategias que incluyen la diversificación y las estrategias que reducen su impacto.
¿Qué es la diversificación y por qué es importante?
La diversificación consiste en distribuir tus inversiones en múltiples inversiones en diferentes áreas para minimizar el impacto de una de las inversiones con un desempeño deficiente. En pocas palabras, significa no poner todos los huevos en una sola canasta. El objetivo de una cartera adecuadamente diversificada es reducir tu riesgo general sin sacrificar el rendimiento de tu cartera. Los beneficios de la diversificación incluyen:
- Riesgo reducido: al distribuir tus inversiones en diferentes activos y sectores, minimizás el efecto de que una inversión específica no funcione.
- Exposición a diferentes oportunidades: la diversificación te permite aprovechar diferentes tendencias y oportunidades en todas las clases de activos, regiones geográficas e inversiones individuales.
- Rendimientos más fluidos: al disminuir la volatilidad de tu cartera, los rendimientos pueden ser más fluidos y predecibles.
Por otro lado, no diversificar adecuadamente tu cartera puede ser riesgoso. Invertir demasiado en un activo o sector específico lo expone a un gran riesgo en caso de que esa inversión tenga un desempeño deficiente. Por ejemplo, suponé que invertís toda tu cartera en viviendas unifamiliares en una ciudad específica y ocurre un desastre natural. En ese caso, podés perder una parte importante de tu cartera por un evento sobre el que no tenías control.
Tipos de diversificación
Al pensar en diversificar tu cartera, hay tres tipos principales de diversificación a considerar: asignación de activos, diversificación geográfica y diversificación sectorial.
La asignación de activos implica invertir en diferentes clases de activos, como acciones, bonos, bienes raíces, préstamos, empresas privadas, etc. La diversificación geográfica implica invertir en otros países, fondos de naciones emergentes y, en el caso de bienes raíces, diferentes mercados. La diversificación sectorial implica invertir en diferentes sectores de la economía, como la salud, la tecnología, las materias primas o la energía.
Cómo diversificar tu cartera
Determinar tu tolerancia personal al riesgo es el primer paso para diversificar tu cartera. Por ejemplo, podés estar más inclinado a invertir en bonos u otros activos de renta fija si tenés una tolerancia al riesgo baja. Si tenés una mayor tolerancia al riesgo, podés invertir más en empresas en crecimiento o nuevas empresas en etapa inicial.
Una vez que hayas identificado tu tolerancia al riesgo, podés asignar dinero a activos, sectores o regiones específicos. Esto supone que estás comenzando desde cero, lo que la mayoría de la gente no hará. Para muchas personas, lograr una cartera adecuadamente diversificada con la que se sientan cómodos implicará reequilibrar su cartera existente.
A medida que tu cartera crece y ciertas inversiones superan a otras, será necesario reequilibrarla para garantizar que no quede sobreexpuesta a un activo, sector o región en particular, como se mencionó anteriormente. El reequilibrio también puede ser necesario a medida que cambian las circunstancias de la vida, cambia la tolerancia al riesgo o se pagan las inversiones.
*Con información de Forbes US