Las empresas argentinas que cotizan en bolsa tuvieron un muy buen rendimiento en los últimos años. Y dentro de este grupo, una de las que más llamó la atención de los inversores y operadores fue Pampa Energía.
Desde el mínimo de marzo de 2020 hasta la actualidad, las acciones de la compañía ya acumulan un crecimiento del 509% en dólares según la cotización de sus certificados de depósito estadounidenses (ADR, por su sigla en inglés) negociados en la Bolsa de Nueva York. Y en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, donde se listaron sus acciones originalmente, el crecimiento fue del 8.300% en pesos en el periodo.
De esta manera, Pampa Energía cotiza al mismo nivel que en mayo de 2018 y tiene una capitalización bursátil de US$ 2.800 millones, aproximadamente, cuando hace seis años llegó a valer poco más de US$ 500 millones.
El sólido comportamiento alcista responde a dos grupos de factores: los vinculados con la situación financiera y corporativa de la propia Pampa Energía y aquellos ligados a la coyuntura económica local e internacional, tanto presente como pasada.
Entre los factores internos, se destacaron los programas de recompras de acciones implementados por Pampa Energía. Cuando las acciones se consideraban baratas, el equipo de gestión ordenaba salir a recomprar con ganancias líquidas y realizadas que tenían. De hecho, recientemente, la energética fundada por Marcelo Mindlin anunció un nuevo programa por hasta US$ 75 millones o el monto menor que resulte de la adquisición de hasta el 10% del capital social.
Por otro lado, para Miguel Braun, analista, asesor financiero e inversor de valor, la empresa mantuvo un nivel de deuda muy sano que no traía ningún problema y consiguió a lo largo del tiempo muy buenos retornos sobre el capital empleado y un negocio muy estable.
También estuvieron ampliando su negocio en producción de hidrocarburos. Por ejemplo, luego de completado el GPNK, Pampa ganó la licitación por la cual le asignaron el 42% de la capacidad de transporte del gasoducto. Adicionalmente, estuvieron comprando áreas en Vaca Muerta para extraer petróleo de pozos no convencionales mientras que su negocio de petroquímica se mantuvo muy estable con buenas exportaciones durante los últimos años, añadió el especialista.
A su vez, en cuanto a los factores externos, Braun señaló los precios muy deprimidos alcanzados tras la pandemia y la llegada de Alberto Fernández al poder, la cual se empezó a descontar en agosto de 2019. Posteriormente, los inversores arrancaron a pricear una derrota del oficialismo y todo el potencial de hidrocarburos que tiene Pampa Energía.
De cara al futuro, la compañía podría seguir creciendo y mejorando su negocio, lo que impactaría positivamente en el precio de sus acciones, en especial por su cambio de estrategia.
Hacia fines del año pasado, con el cambio de gobierno, nos pusimos negativos debido al parate de la obra pública que se venía, lo que implicaba la detención de la construcción del GPNK. Finalmente, se completó la segunda etapa de la primera fase, pero se desistió de la segunda fase, lo que afectó las perspectivas de crecimiento de Pampa, por su foco en el gas. Además, vinculado con la administración de turno, la empresa sufrió un segundo impacto negativo con la reestructuración de la deuda con Cammesa, relató Sebastián Crovetto, gestor de carteras en Consultatio Financial Services.
Sin embargo, hace unos meses comenzamos a ser más optimistas. Por un lado, la valuación se tornó mas atractiva, y, por otro, la compañía cambió su estrategia, pasando de un enfoque en el gas a uno en el petróleo. En este sentido, la prueba piloto en Rincón de Aranda vino dando buenos resultados. Todavía tiene el desafío de corto plazo de conseguir capacidad de evacuación, pero si lo logra y puede desarrollar RdA, tiene muy buenas perspectivas de crecimiento hacia adelante, agregó el ejecutivo.