Parece novedad, pero existe desde hace décadas: el vendedor bien entrenado, el discurso motivacional, las palabras clave: “soñar en grande, trabajar en equipo, crear riqueza, coaching, mentoring, trading”. Leonardo Nelson Cositorto esgrime ese lenguaje y miles de personas le creyeron (algunas aún le creen) poniendo dinero en Generación Zoe, un sistema que, pese al rimbombante nombre, nada tiene de nuevo.
Tampoco es novedosa la ingenuidad que Cositorto, el gurú, coach ontológico, emprendedor, analista político, consultor deportivo, pastor, supo captar. “46.000 personas, 36 unidades de negocios en 21 países”: enumeraba orgulloso el titular de Generación Zoe en el programa LAM al conductor Ángel de Brito, que asentía complacido. Era noviembre de 2021. Apenas tres meses más tarde, llegó la hecatombe.
El 18 de febrero de 2022, cercado por la Justicia y sin fondos para quienes exigían cobrar sus utilidades, el creador de Zoe se fue del país mientras sus oficinas en la sede cordobesa Villa María fueran allanadas y algunos de sus principales socios, detenidos. Las detenciones suman 11 en total. La última, este jueves, involucró a una mujer integrante de la Policía de la Provincia de Córdoba sospechada de encubrimiento agravado. Sería quien filtró la información de los inminentes allanamientos, favoreciendo la huida de sus cómplices.
¿Cómo funcionaba Generación Zoe?
"En las estafas actuales se usan las mismas estrategias que se usaban hace 200 años'', dice el documental "Money Explained" -Netflix- y parece calcado del caso Zoe: una nueva generación, sí, basada en el hallazgo de mezclar los trucos y ponerlos a funcionar entre sí bajo una misma marca. Generación Zoe es, en suma, una colección de viejos engaños novedosamente potenciados. A saber:
- Piramidal: un grupo “base” invierte y, a medida que consigue nuevos inversores recupera e incrementa su ganancia con esos ingresos. Los primeros en cosechar voluntades ganan. Cuando el nuevo inversor no consigue más incautos que financien su apuesta el dinero deja de fluir y pierde la mayoría. Existió en Argentina, en los 80, y se llamó “El avión” (un día se quedó sin nafta y cayó con todos sus pasajeros). Versiones similares se oyeron respecto del “Telar de la abundancia” y otras tantas.
- Esquema Ponzi: tomar prestado a unos cuantos y pagarle dividendos a otros pocos. Cuando varios inversores se inquietan y pretenden retirar capital y ganancias en simultáneo, todo se desmorona.
- Coaching financiero: los alumnos pagan para tomar cursos donde les enseñan a ganar una comisión captando cursistas que aprenden a dar cursos para captar cursistas ganando una comisión y así... La plusvalía sigue su camino ascendente hasta el líder. Se enseña poco y nada, pero el dinero fluye.
- Franquicias falsas: consiste en inventar una marca (de cualquier producto o servicio inexistente) y venderla como si tuviese un vasto respaldo en experiencias exitosas.
- Mina de oro incomprobable: el más antiguo de los fraudes. Se vende lo que hipotéticamente hay bajo tierra, en un lugar lejano e incomprobable, para cuya extracción es necesario oblar un adelanto. En el diseño Zoe, este viejo engaño se disfrazó de la mayor modernidad mediante Zoe cash, una supuesta “criptomoneda” respaldada en oro: otro híbrido inexistente en su particular concepto.
Ninguno de estos ardides referidos es novedoso. Un hallazgo de Generación Zoe, sin embargo, es haberlos combinado a casi todos. Sumado esto a los “contactos” de Cositorto, su legitimación mediante apariciones televisivas, su identificación con algún político, y desde luego, el candor de sus víctimas (cuyo deseo está por encima de cualquier análisis racional) el engaño funcionó exitosamente en los últimos cuatro años mientras acumulaba una mayoría de "no beneficiados" que empezarían a desconfiar.
Todos ponen
La promesa de base es garantizar un retorno del 7,5% al 10% mensual o de hasta el 120% anual en dólares ¿Cómo? la explicación siempre fue confusa.
“Zoe capacitación” vende “membresías” o cursos de liderazgo para "elegir quién ser" que los fieles pagan en efectivo. Ese dinero va, según explicaba Cositorto, a un fideicomiso. Los aportantes y futuros conversos devienen mentores de flamantes víctimas cuya prédica y recaudación se reproduce, espiralada, al infinito. El aporte inicial puede arrancar en 1.000 dólares y no tiene límite: siempre hay más para ganar (es decir, poner) en la galaxia Cositorto.
De esas primeras "capacitaciones" emergen oportunidades complementarias: a comprar valores a futuro que devengarán lo puesto "multiplicado por 100"; minas, hipotéticas cadenas de hamburgueserías, gimnasios, y hasta publicidad en equipos de fútbol.
Las ramificaciones de Zoe entre 2018 y 2021 se expandieron en formato de franquicias para casi cualquier cosa. Cada una obtuvo su isologo; status suficiente para respaldar su existencia. Zoe broker, Zoe cash, Aviva Zoe Iglesia, Aviva Zoe Mujer, Zoe oficial, Zoe Comunitty, Zoe Atletic Club, Zoe Burger, Zoe Autos, Zoe Fitness, Universidad Trading, Zoe Capacitación, Zoe Natural, lograron en apenas tres años reforzar el universo Zoe.
En la articulación de todas las estafas, los inversores serán a su vez alumnos, cursistas, coach, emprendedores, devotos y fundamentalmente difusores. La captación de incautos para incorporar a esta “generación” se sustenta en unos muy pocos que cobran en tiempo y forma. Estos son quienes valen, porque convencidos, serán los apóstoles que esparzan el milagro.
La fe mueve montañas. De dólares cash: no de Zoe cash, sino de la moneda tangible estadounidense, veterana como el país que la emite; la única que Cositorto y sus cómplices atesoran y usan para sí.
Zoe es un sistema nervioso donde cada terminal dispara una reproducción del mensaje y todo se retroalimenta entre sí: el flujo de efectivo, sin embargo, nunca llega a la mayoría de los inversores, sino como promesas que se agigantan. Cuanto más se sepa esperar, más grande será el cielo de recompensas. Ese es el concepto que se busca transmitir.
El huevo de la serpiente
Leonardo Nelson Cositorto empezó a formarse con su padre cuando timbreaban juntos con mercancías varias. Luego, en los tempranos 90, tras fracasar como aspirante a futbolista profesional (pasó por las inferiores de Excursionistas) se fue a España, donde fue vendedor de libros y otros rebusques que le permitieron reunir cierto capital.
En 1994 volvió a Buenos Aires. El “uno a uno” le vino al pelo, y con Menem pegó el gran salto al fundar Euroamérica: compraba containers de productos chinos y los colocaba con buen margen.
Llegó a reclutar casi 3.000 vendedores y descubrió que era capaz de convencer a sus futuros convencedores casi de cualquier cosa. Perfumes, cremas, cacerolas, relojes, diccionarios, calculadoras; toda importación conveniente salía a las calles y se liquidaba en horas.
Euroamérica quebró cuando la propia Argentina estaba por hacerlo, en 1998. Leonardo Nelson siguió intentando con mayor o menor suerte la venta de artículos de cocina, relojes y fragancias. En 2005 se interesó por el Coaching y, tras un curso rápido, obtuvo un certificado del actual Centro de Entrenamiento Ontológico Profesional.
Poco después, según su testimonio, se convirtió al cristianismo. Siguió desarrollando negocios y relaciones. En esa confluencia místico-empresarial se empezaba a cocinar Zoe.
En 2006 fundó Oportunidad en Red. Como su nombre lo indica, una red de “oportunidades” y un anticipo de lo que vendría: mezclar todo. En esta instancia, fue la venta de cremas y perfumes con captación de nuevos vendedores en proyección geométrica. El discurso con que adoctrinaba a su tropa ya incluía elementos de la fe, la automotivación y rituales grupales.
Hasta allí, no obstante, Cositorto expendía tangibles. Esto cambió en sus siguientes etapas. Avanzado el siglo XXI, Oportunidad en Red creció, abrió sucursales en Córdoba, Santa Fe y La Pampa, y se rebautizó Ser Oportunidad con el sistema de promociones que adaptaría luego Zoe: pagar para capacitase y captar a terceros dando beneficios extra al captador.
En 2017 Cositorto comenzó a operar como “Escuela de coaching” y al año siguiente amplió su ya bautizada Generación Zoe a otras múltiples ramas haciendo un mix de todos sus saberes. Eligió un logo místico: la paloma. Según él, “en representación del espíritu santo”. También amplió su prédica -se ufanaba de ello- a Perú, Colombia, México y otros países, por donde giró dando conferencias y recaudando efectivo.
Para 2018, el creador de Zoe tendió a desarrollar otra pata clave de su invención: la presencia en los medios y su involucramiento con personas públicas. Aunque hoy todos quisieran negarlo tres veces, lo cierto es que es imposible tapar sus nutridas presencias televisivas.
La lista de quienes se mostraron junto al actual prófugo incluye a Ángel de Brito, Carolina Pampita Ardohain, Mariano Iúdica, Viviana Canosa, Ricardo Caruso Lombardi, entre otros. Además, se lo ve en fotos, en distintas oportunidades, compartiendo espacio con Diego Santilli, Cristian Ritondo, Horacio Rodríguez Larreta y Martiniano Molina.
Por su parte, los "famosos" del ámbito político o televisivo jamás repreguntaron cómo funcionaba la mágica receta del éxito, en tanto Leonardo Nelson pagara su publicidad disfrazada de entrevista. Por el contrario, afloró la defensa corporativa: "No hagamos de esto una caza de brujas", imploró el propio Alejandro Fantino en su programa del martes 22, el día en que se desentrañaban las manipulaciones delictivas de Cositorto.
Por cada creyente captado, la empresa prometía pagar al captador un 20% de lo invertido. Al nuevo ingresante, como a todos los miembros de la grey, se les prometía simultáneamente un gramo de oro por cada “criptomoneda Zoe Cash” qu hubieran comprado ?el beneficio más reciente? . “El paquete completo” según se ve, es todo un mercado de ofertas que ensancha la base piramidal en imparable expansión.
Desde el volcán: La resurrección del “Ave Felix”
Así en las buenas como en las malas, a Cositorto le gusta comunicarse con los suyos, sus fans, sus seguidores, sus inversores. Desde el más allá del Caribe (República Dominicana, según confirmo su abogado Miguel Ángel Pierri este miércoles) profugado de la Justicia, exhorta por wassap a una “cadena de oración” contra los poderes oscuros.
El mensaje emitido el 21 de febrero por el Equipo de difusión Zoe reza con celestial ortografía: “Les pedimos a todas las personas de bien que a partir de las 23:00 horas se unan a la cadena de oración por nuestro CEO Leo Cositorto para que pueda vencer esta embestida de las Fuerzas Obscuras y confiamos en que resurgirá como el Ave Felix para llevarnos a la victoria. Nos encomendamos a Dios y a nuestro Lider para alcanzar juntos el éxito”.
La facilidad verbal de Cositorto (que no se corresponde por escrito) cobra potencia en una temeridad asombrosa: mientras el lunes Interpol lanza la circular roja para su captura internacional, desde su dorada clandestinidad él sube la apuesta: convoca al aporte de 100 dólares a cambio de la devolución de 120 y una conferencia suya. Increíblemente, reúne, en 24 horas, 11.000 dólares frescos.
Quizás para no sentirse menoscabados en su inteligencia, una buena cantidad de devotos de Generación Zoe también sigue defendiéndolo en las redes sociales y asegurando que el “Ave Felix”, en efecto volverá y será millones.
Una confabulación en su contra
La causa que hoy tiene prófugos a Cositorto y sus secuaces se desató en noviembre de 2021 a raíz de dos denuncias en las que se lo acusaba de captación de ahorro público no autorizado y manipulación del mercado.
El Ministerio Público Fiscal de Córdoba difundió en su sitio web que la fiscalía a cargo de Juliana Companys “reiteró el pedido de captura de los siete imputados en la causa Zoe Villa María: Leonardo Nelson Cositorto, Maximiliano Javier Batista, Claudio Javier Álvarez, Silvia Rosa Fermani, Silvio Eduardo Shamne, Ivana Analía Alvarez y Florencia Anahí Álvarez, todos imputados por los supuestos delitos de Asociación Ilícita y Estafa.
Con la misma información, sumada a las fotografías de los siete sospechosos, se pide información y se invita a sede judicial o policial a quien pueda aportar datos de los fugados. El juez federal Ariel Lijo ordenó por su parte el levantamiento del secreto fiscal y bancario de Leonardo Cositorto y extendió la medida a las empresas Zoe Autos, Universidad Trading, Zoe Capital y Zoe Construcciones.
Cuándo sonaron las primeras alarmas
No debería sorprender el desenlace de este febrero, anticipado el 21 de octubre de 2021 mediante una contundente resolución oficial de la Comisión Nacional de Valores que señala textualmente la decisión de: “Intimar al Sr. Leonardo Cositorto (DNI° 21 xzxzxz), a Generación Zoe S.A. y a Universidad del Trading S.A. al cese inmediato en todo el territorio argentino”.
Cuando la CNV citó en el marco de la actual causa a los directivos de Zoe a dar explicaciones, previsiblemente nadie se presentó.
La misma medida (a la que Leandro Nelson hizo caso omiso) prohibía al demandado realizar “toda invitación u ofrecimiento público de negociación o de cualquier otro acto jurídico con valores negociables dirigido a personas en general o a sectores o grupos determinados y de todo asesoramiento en materia de mercado de capitales y cualquier otra actividad de intermediación en la oferta pública” a través de cualquier medio electrónico.
Algo en común con Carlo Ponzi
Aunque la modalidad difiere del “esquema Ponzi”, ciertos personajes y conductas se parecen. Desde que Carlo Ponzi (el más famoso, pero no el primero) lo bautizó con su performance de agosto de 1920 en Estados Unidos, el sistema busca respaldo, correlato material: bienes raíces, agricultura, minería, servicios. Cositorto intentó el mismo camino diversificando su oferta en las distintas submarcas “Zoe”.
Por su parte, el inmigrante Ponzi también tuvo su intento de participar en política, cuando a comienzos de su caída, ante el reclamo de ciertos inversores, les pagó todo en el acto. El gesto funcionó como reivindicación de su honor -esa es la última carta que juega todo tramoyista audaz- y hubo entonces congresistas republicanos que lo invitaron a involucrarse en lo público.
”Sólo un problema de comunicación”
Todo activo financiero ancla su valor a una cuestión de fe. El gran Cositorto hizo de la fe de sus discípulos su recurso mayor; algo frecuente también en política, acaso por eso intuyó que debía incursionar en ella. Ideas no le faltaron. Alianzas y ambición tampoco. Almas cándidas, voraces de creencias, sobraron a su alrededor. Pero, aparentemente, no alcanzó.
Por último, su actual abogado, Miguel Ángel Pierri (ex defensor del femicida Jorge Mangieri, del cura pedófilo Julio Cesar Grassi entre otros condenados) tranquiliza a la opinión pública con un mensaje pacificador: “Acá no hay estafa, solo un problema de comunicación”.
* Escrito para Télam