Las tensiones en Medio Oriente que podrían seguir escalando tienen la capacidad de impactar negativamente en toda la economía global, según Daniel Yergin, vicepresidente de S&P Global.
Desde que arrancó el conflicto entre Israel y Hamás el 7 de octubre de 2023, el mercado petrolero prácticamente se mantuvo estable porque la producción estadounidense creció y la demanda de China se debilitó.
Sin embargo, la semana pasada, el barril se disparó por miedo a que Israel atacara la industria petrolera de Irán, una de las más importantes del mundo, en respuesta al ataque con misiles de Teherán.
En este marco, Yergin estimó que la represalia israelí será algo "mucho más fuerte" que lo ocurrido en abril pasado, cuando Irán disparó cientos de misiles balísticos y drones contra Israel para contrarrestar un ataque a una instalación diplomática iraní en Siria.
Por esta razón, el experimentado economista considera que "es un momento muy peligroso" para la economía global, que estaría al borde de otro shock de oferta. "Uno que no vimos", aseveró.
Además, el ejecutivo de S&P Global advirtió que, aunque no hay certeza de que Irán cuente con armas nucleares operativas, "ciertamente está en el trasfondo", en especial desde el punto de vista israelí.
"La apuesta es que los israelíes no atacarán, ni intentarán atacar, las instalaciones nucleares en este momento. Pero dentro de unos meses, dentro de unas semanas, sea lo que sea, Irán tendrá la capacidad -se cree- de lanzar un arma nuclear, y eso aumenta las apuestas", sentenció, comparando el momento con la Crisis de los Misiles de Cuba de 1962.
No obstante, Pavel Molchanov, director ejecutivo en Raymond James, dialogó con CNBC y dijo que "el peor escenario" sería algo que Irán puede hacer por su propia cuenta, es decir, bloquear el estrecho de Ormuz entre Omán e Irán, por el que fluye diariamente una quinta parte de la producción mundial de petróleo.
En este caso, la incapacidad de atravesar el estrecho, incluso de forma temporal, aumentaría los costos de envío, provocaría retrasos en el suministro muy importantes y dispararía los precios mundiales de la energía. De hecho, el barril de curdo podría superar los US$ 100 nuevamente.
En consecuencia, la inflación global, que cada vez está más cerca de controlarse, podría rebotar, lo que reduciría las probabilidades de que los bancos centrales, principalmente el de Estados Unidos, recorten ferozmente la tasa de interés tal como se proyectaba anteriormente.