El pronóstico del JP Morgan sobre el futuro del petróleo que Vaca Muerta sigue de cerca
Con pronósticos que ubican al Brent por debajo de los US$ 60 hacia fin de año, JPMorgan y la AIE encendieron luces de alerta sobre el futuro del crudo. Vaca Muerta mantiene su rentabilidad, pero la presión sobre las inversiones y el financiamiento ya se siente en un contexto global adverso y con riesgo de recesión.

Las previsiones del banco JPMorgan generaron ruido en los mercados energéticos. En medio de una seguidilla de datos que revelan menor crecimiento económico y un freno en la demanda global de crudo, la entidad de Wall Street proyectó que el barril de Brent cotizará en promedio US$ 66 este año. Se trata de una baja fuerte en comparación con su estimación anterior, que lo ubicaba en US$ 73.

El golpe no se agota ahí. Para 2026, el recorte es más pronunciado: US$ 58 por barril, en lugar de los US$ 66 que preveían hasta hace poco. El barril de West Texas Intermediate (WTI) también se mueve en esa dirección. El pronóstico de JPMorgan ahora lo sitúa en US$ 62 este año (antes era US$ 69) y en US$ 53 para 2026 (desde US$ 57).

Los números no son una cuestión técnica para la Argentina. Tienen consecuencias directas sobre el negocio de Vaca Muerta, una de las principales apuestas del país para obtener dólares genuinos, ganar competitividad energética y atraer inversión extranjera. Aunque los pozos en la formación no convencional siguen generando interés por su productividad, el escenario global plantea un desafío más complejo del que se proyectaba hace apenas unos meses.

Una demanda que no tracciona

La Agencia Internacional de Energía (AIE) también ajustó sus cálculos. Redujo su proyección de crecimiento de la demanda en 300.000 barriles diarios, y la ubica en 730.000 bpd para este año. La estimación para 2026 también cayó: 690.000 bpd, dando a entender un enfriamiento más prolongado.

La AIE apuntó al "contexto macroeconómico" como el principal factor detrás de sus recortes. La preocupación se concentra sobre todo en China, que no logra consolidar una recuperación consolidada, y en los efectos de la política comercial de Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump retomó las medidas arancelarias contra los principales socios comerciales del país, con un foco particularmente duro sobre China.

. El pronóstico de JPMorgan ahora lo sitúa en US$ 62 este año (antes era US$ 69) y en US$ 53 para 2026 (desde US$ 57).

 

Ese nuevo frente de guerra comercial amenaza con desacelerar el comercio global, presiona la inflación y siembra dudas sobre el crecimiento económico. "La situación es inestable y persisten riesgos sustanciales. Hemos revisado a la baja las estimaciones de crecimiento económico que sustentan nuestras previsiones, lo que supone una reducción de 400.000 bpd en el crecimiento esperado de la demanda de petróleo para lo que resta del año", reconoció la AIE.

OPEP, más optimista, pero aislada

La OPEP intentó despegarse del pesimismo. Su cálculo es más optimista: espera que la demanda aumente en 1,3 millones de bpd en 2025 y en 1,28 millones de bpd en 2026. Pero su diagnóstico quedó cada vez más lejos de las señales que emiten tanto los bancos de inversión como las propias agencias energéticas internacionales.

En ese contexto, el mercado parece inclinarse por las proyecciones más conservadoras. El pronóstico de JPMorgan para el año que viene anticipa un crecimiento de solo 800.000 bpd, con un promedio de apenas 300.000 bpd en el tercer trimestre de 2025.

Esa desaceleración, sumada a una mayor producción de los países nucleados en OPEP+, abre la puerta a un desequilibrio en los balances del sector. El banco ya prevé un excedente de oferta de más de 1 millón de bpd que, sin una recomposición de la demanda, podría hundir los precios aún más.

"El aumento de la producción de la alianza OPEP+ indica un cambio en la función de reacción, que, combinado con una menor demanda, generará un gran superávit en los balances y hará que el precio del Brent caiga por debajo de los US$ 60 hacia finales de año", advirtieron desde JPMorgan, donde también prevén un 80 % de probabilidad de una recesión leve.

El espejo argentino

El futuro del precio es una variable decisiva para el balance energético y para la financiación de proyectos claves en Argentina.

"El petróleo puede seguir bajando si se confirma la recesión global. A su vez, los proyectos van a ser más caros porque este escenario de tarifas es inflacionario y va a provocar una suba en las tasas de interés. Esto complica en especial a los mercados emergentes porque va a darse un flight to quality y particularmente a la Argentina que también tiene un problema endógeno a nivel político, con un tipo de cambio atrasado, año electoral y reservas negativas. Como dice el viejo refrán, cuando el mundo se resfría, a la Argentina le agarra pulmonía", alertó Miguel Sinigaglia, presidente de Conetxia Family Office.

Los números no son una cuestión técnica para la Argentina. Tienen consecuencias directas sobre el negocio de Vaca Muerta, una de las principales apuestas del país para obtener dólares genuinos, ganar competitividad energética y atraer inversión extranjera. 

Entre los proyectos bajo la lupa aparecen el oleoducto VMOS, que busca mejorar la capacidad de evacuación de petróleo desde Vaca Muerta, y las obras vinculadas al desarrollo de GNL. La necesidad de financiamiento externo se choca de frente con un contexto más adverso.

Vaca Muerta resiste, pero mira de reojo

Desde YPF, el presidente Horacio Marín intentó bajar el tono de la preocupación. En declaraciones recientes, afirmó que "incluso a US$ 45, Vaca Muerta es rentable". La aclaración no es menor, porque un barril en torno a los US$ 60 no pone en riesgo los desarrollos actuales, pero sí afecta la expansión de nuevas inversiones.

En un contexto de recursos limitados y competencia global por capital, los proyectos con menor rentabilidad relativa quedan relegados. Las petroleras internacionales ajustan sus estrategias y priorizan regiones donde la rentabilidad está asegurada.

"Hay un cambio de paradigma mundial que está causando una tormenta perfecta. Es un momento de prueba para todas las petroleras de Vaca Muerta. Hay que ver si esto es algo momentáneo o si vamos a tener que vivir con estos precios. Nadie sabe cómo va a terminar esta guerra comercial y el impacto es muy fuerte para la industria tanto en las acciones como en los mismos commodities y en los bonos", opinó el analista Francisco Uriburu.

El precio del crudo parece alejarse de los niveles altos que durante 2022 empujaron la actividad en Vaca Muerta a niveles récord. Con un barril más cerca de los US$ 60 que de los US$ 80, los márgenes se ajustan. A esto se suma la disputa geopolítica entre las dos principales economías del mundo, que en lugar de atenuarse, se profundiza.

La economía global no encuentra aún señales claras de reactivación, mientras la producción no afloja y la política energética vuelve a estar atravesada por decisiones que van más allá del mercado. Vaca Muerta, aunque sigue firme, no puede desentenderse del contexto. El número que circula en Wall Street ya llegó a Buenos Aires, y el recorte de JPMorgan funciona como un recordatorio: los precios no siempre acompañan, y el desarrollo de los recursos requiere mucho más que pozos productivos.