Pasada la audiencia pública del gas, ahora todas las miradas apuntan al aumento de tarifas de luz, donde el precio de la electricidad debería multiplicarse entre 12 y 15 veces para la gran mayoría de los hogares del país.
Según el último informe publicado por Cammesa, la proyección de precios por MW/h para el trimestre febrero-abril llega a $49.512, es decir, una suba del 140% contra el trimestre anterior y del 590% contra el mismo período del 2023 que se explica por el efecto devaluación.
“Bombazo esperable en el costo de la energía eléctrica. En ausencia de incremento de tarifas, la cobertura caería al 7-8% para 2 de 3 hogares todo el país. La cobertura más baja de toda la historia, insostenible. Para eliminar subsidios en energía eléctrica se tiene que multiplicar el precio de la energía por 15 y por 12 veces para el 70% de los hogares de todo el país”, indicó el economista especializado en energía, Julián Rojo.
Lo más sorprendente es que el precio en dólares del MWH bajó notablemente a partir del viento de cola climático que está ayudando a aumentar la oferta más eficiente por la mayor cantidad de lluvias y a reducir la demanda debido a las menores temperaturas.
De haberse mantenido el costo de 75 dólares el MWH que estuvo vigente el mismo trimestre del 2023 y no los 57 dólares que se proyectan ahora (un 24% menos), el valor en pesos hubiera implicado un aumento del 215%.
Con ese precio, la cobertura de los usuarios de ingresos medios y bajos rondaría el 5% y tendría que aumentar unas 20 veces para eliminar los subsidios como pretende el Poder Ejecutivo.
Por suerte, con la menor temperatura proyectada, se espera que la demanda caiga un 5,7%. Al mismo tiempo, las fuertes lluvias aumentarían la participación del sector hidroeléctrico del 21,9% al 25,2%. Otros de los segmentos que crecerían en la matriz serían las renovables -al pasar de un 12% al 15%- y la nuclear (con un salto del 5,1% al 8,7%).
Se trata de distintos tipos de energías mucho más eficientes que la térmica de pico a base de gasoil y fueloil. De hecho, como el año pasado se debió atender a una demanda inédita por la ola de calor, el sistema tuvo que recurrir a las centrales más ineficientes que se abastecen de estos combustibles líquidos que son mucho más caros y contaminantes que el gas natural.
Ahora, en cambio, la participación de gasoil sobre el total de combustibles utilizados por las termoeléctricas bajaría del 33,5% al 14%, mientras que el fueloil se eliminaría por completo cuando en este trimestre del 2023 ocupó el 6,4%. Parte de este efecto también se produce por la mayor inyección de gas local prevista con la puesta en marcha del Gasoducto Vaca Muerta Tratayén-Saliquelló. Del mismo modo, la importación de electricidad prácticamente desaparecería al pasar de un 7,1% del abastecimiento de la demanda a sólo un 0,1%.
Con todos estos factores a favor, el atraso tarifario fue tan significativo en los últimos años que, aun así, el impacto en el bolsillo será notable. El Gobierno todavía no confirmó la letra fina del esquema de contención para los sectores de menores ingresos, pero se especula con premisas muy exigentes que ayuden a recomponer el equilibrio fiscal.