Desde marzo de 2022, la Reserva Federal de Estados Unidos ha subido agresivamente sus tasas de interés para poder controlar la alta inflación. Esta estrategia impactó negativamente en el sector inmobiliario y provocó una caída del 35% en las ventas inmobiliarias al cierre del año pasado.
Ahora, la suba de tasas ha comenzado a dar efecto, ya que la inflación pasó de más del 9% interanual en junio de 2022 hasta el actual 5%. Sin embargo, sigue muy por encima del objetivo de la Fed del 2%. Por ello, se espera que este año siga incrementando sus tipos, aunque de manera mucho más moderada.
Una prueba de ello se pudo observar durante mayo, cuando la entidad las subió apenas un 0,25% hasta el rango de 5%-5,25%, el más alto desde octubre de 2007.
Durante mayo, la Reserva Federal implementó su décima alza consecutiva y, por el momento, no descartó un nuevo incremento en su próxima reunión a mediados de junio. “Ante este panorama el Real Estate en Estados Unidos seguirá viéndose perjudicado, ya que, si comparamos la actual tasa de rendimiento de renta de los activos versus la tasa de interés de los préstamos hipotecarios, la primera continúa siendo negativa”, dice Mariano Capellino, CEO de Inmsa Real Estate Investments.
¿Cuál es la situación en Europa?
Por otra parte, gracias a que en Europa los tipos empezaron a subir de forma más gradual, allí el impacto fue menor. En abril, la inflación en la Unión Europea volvió a subir y se situó en el 7%, aunque estuvo muy por debajo del 8,5% registrado en febrero.
Actualmente, las tasas de interés del Banco Central Europeo se encuentran en el 3,75%, el nivel más alto desde octubre de 2008. Además, Christine Lagarde, presidenta de la entidad, no descartó futuras subas, ya que “este no es el final del viaje”. Sin embargo, aunque el 2023 podría ser recesivo en el Viejo Continente, la perspectiva es más favorable que en EE.UU.
“En especial, la esperanza está relacionada con que, en varios países, como España, los bancos tienen un gran inventario de activos inmobiliarios aún disponibles y, ante el temor de que el mismo siga aumentando, los grandes fondos podrían ingresar con importantes descuentos”, explica Capellino.
Además, sostiene que una vez que las tasas vuelvan a valores razonables, en España los activos tienen un alto potencial de apreciación, ya que aún están un 25% por debajo de su valor histórico, mientras que Estados Unidos continúan un 50% por encima de sus máximos registros.
Pero, más allá de las oportunidades, dice que es importante aclarar que, si se invierte a través de un fondo de inversión enfocado a Real Estate, el inversor difícilmente tenga el control absoluto sobre sus recursos. Esto se debe, según Capellino, a que luego de colocarlos en el fondo el inversor recibirá a cambio una participación en la cual, si la estrategia de inversión funciona, podría obtener un rendimiento después de cierta cantidad de tiempo, lo que se conoce como una inversión indirecta.
“A esto se suma que, al invertir en un fondo de inversión, recibiremos reportes muy generales sobre la posición de la inversión o la estrategia que se implementará en determinados mercados. Pero difícilmente obtengamos información precisa sobre dónde se encuentran los activos y cuáles fueron adquiridos”, profundiza.
Sin embargo, asegura que esto sí puede lograrse si se contrata a un Asset Manager boutique, que permitirá obtener rendimientos anuales superiores a dos dígitos en moneda dura. En este caso, el inversor obtiene una gestión profesional eficiente y, a su vez, posee el control sobre sus activos, ya que invierte en forma directa en activos inmobiliarios. “En este caso, los inversores recibirán asesoramiento y gestión, pero serán ellos los que tendrán la última palabra a la hora de tomar una decisión”, cierra.