El lado B de la baja de retenciones: el aumento de precios de los alimentos
Qué puede pasar con los precios y la oferta de bienes que usan estos granos como insumos.

Existe un consenso unánime en que la baja del 20% en las alícuotas de los derechos de exportación o retenciones aplicados a los principales granos (soja y derivados, maíz, trigo, cebada, sorgo, girasol) y la eliminación para las economías regionales (azúcar, algodón, cuero bovino, tabaco, derivados de la forestoindustria y arroz) a través del decreto 38/2025, es una medida positiva y en el sentido correcto.

Pero como todo en la vida, los efectos colaterales empiezan a verse con el correr de los días y tras la reglamentación. Ahí es donde hay que hacer los números finos.

No hay que olvidar tampoco que los granos son insumos para otras actividades agroindustriales, como la producciones avícola, porcina y vacuna para carne y leche, y también la industria alimentaria enfocada en los panificados y la fabricación de pastas, la aceitera y hasta los biocombustibles, por mencionar algunas de las principales.

Las primeras estimaciones indican que la baja de retenciones en maíz y soja tendría un impacto entre el 2,5 y el 5% del costo de los alimentos, que podría representar entre 1,5 y 2% del costo total.

No parece mucho, pero en momentos en que los márgenes de rentabilidad se han ajustado de manera importante el último año por la caída del consumo, no deja de ser un dato a tener en cuenta.

Además, si efectivamente el Gobierno avanzara en una eliminación total de las retenciones en los granos, como es su declamada intención, ahí ya la ecuación sería otra. Podría llegar a entre 5 y 10% de incremento en los costos de producción, dependiendo del sector.

Caso por caso

"Entre el 60 y el 70% del costo de producir un cerdo es alimentación, el resto es mano de obra, energía, sanidad, etc", señala Daniel Fenoglio, presidente de la Federación Porcina Argentina, al punto que la alimentación "marca el ritmo del negocio", explicó.

En diálogo con Forbes Argentina afirma que está "totalmente de acuerdo" con la baja de impuestos en general, y recordó que "la baja de retenciones es una buena señal", lo mismo que pasó con la carne de cerdo en 2024, cuando el Gobierno bajó las retenciones del 5% a cero, aunque por el bajo volumen de exportaciones porcinas "no tenía impacto fiscal" significativo.

En la composición del alimento balanceado de los cerdos, el maíz, que pasó de 12% de retención al 9,5%, explica un 70% del volumen, mientras que la harina de soja un 25%. "La baja de retenciones en soja y maíz representa un 2,6% del costo en alimentación, y entre 1,5% y 1,6% del costo total", apuntó Fenoglio.

Para Javier Prida, presidente Ejecutivo de la Cámara Argentina de Productores e Industrializadores Avícolas (CAPIA), orientada a la producción de huevos y derivados, la suba del maíz y la soja por baja de retenciones "rondará entre 3 y 5% del costo del alimento balanceado", que representa un 50% del costo total.

De este modo, la baja de retenciones "podría impactar entre 1,5% y 2,5% del precio de una docena de huevos", remarcó. Y agregó que, al ser este mercado muy sensible a los movimientos de precio, cualquier suba en las góndolas, termina impactando en el consumo. 

En 2024 el precio final del huevo subió en promedio 56,7%, frente a una inflación de 117,8%, por lo que "hay recorrido para aumentar el precio del huevo", indicó Prida, pero por caída del poder adquisitivo "no veo que haya posibilidades de trasladar un aumento a precios", remarcó.

Consultado sobre qué pasaría si finalmente se eliminaran las retenciones como pregona el Gobierno, Prida aseguró que "en algún momento se tiene que sincerar el mercado, y ahí el sector tendrá que "hacer todas las correcciones necesarias para adaptarnos a las nuevas reglas de juego".

En su mirada habrá compensaciones del propio mercado, porque "probablemente sin retenciones habrá más siembra, si hay más siembra puedo tener el grano más cerca de donde lo consumo, por lo que habrá menos costo de flete", de modo que será una "medida acertada" reducir o eliminar las retenciones.

Por su parte, Víctor Tonelli, productor y consultor ganadero, sostuvo que las retenciones "son un impuesto increíblemente malo, ningún país te castiga por exportar", sin embargo, destacó que la baja de derechos a los granos tiene un impacto limitado en la carne vacuna, dado que para la alimentación se usa básicamente maíz (9,5% de retenciones) y algo de harina de soja (24,5%).

No obstante, aclaró que en el caso producciones intensivas como el pollo, el impacto puede llegar hasta 20% del costo de alimentación.

Pero incluso en ese caso, lejos de las quejas habituales sobre las retenciones, Tonelli consideró, con una cuota de realismo, que "hasta ahora los productores han venido siendo subsidiados por las elevadas retenciones, algún día se iba a cortar".

En cuanto a los precios, la carne vacuna podría tener algún ajuste en el mercado doméstico porque "habrá entre 5 y 7% menos de oferta que en 2024", aunque no por la baja de retenciones a los granos. Y sin mencionar el atraso cambiario, dijo que "en dólares netos que reciben hoy los exportadores, somos los más caros del Mercosur".

Dudas y algo más 

El primer cuestionamiento al decreto 38/2025 de baja de retenciones se relaciona con la temporalidad de la medida -regirá hasta el 30 de junio-, lo que sin dudas busca incentivar la liquidación de divisas para "engordar" las reservas del Banco Central y así tener más margen para desarmar el cepo.

Analistas del mercado agropecuario sostienen que la declaración del presidente Javier Milei ante unos 400 delegados en la Sociedad Rural afirmando que las retenciones bajarían "en algún momento de 2025" motivó un bajo nivel de declaraciones juradas y ventas al exterior, a la espera de la reducción del gravamen.

Es lo que habría encendido las alarmas en el Gobierno, que decidió avanzar en la baja de derechos de exportación. Esto sumado al reclamo insistente de productores y exportadores.

La otra cuestión fue puesta sobre la mesa por diversas asociaciones de productores. La fijación de un plazo definido "no deja de ser una intervención que puede generar distorsiones en el mercado de precios y, por ende, condicionar la libertad de comercio", asegura un comunicado de la Sociedad Rural de Nueve de Julio. Expresiones de este tipo se repiten en los últimos días.

Además, entre los productores hay preocupación por los plazos de liquidación para aplicar la baja de retenciones. Días pasados el secretario de Coordinación de Producción, Pablo Lavigne, aclaró que, para acceder al beneficio, será condición optar por Declaraciones Juradas de Ventas y pagar el derecho de exportación a los 5 días y liquidar las divisas a los 15 días.

Tonelli sostiene que "los 15 días entre la declaración de venta y la liquidación complican al mercado".