El éxito electoral del Plan Platita tuvo como contraparte un fuerte desvío en la meta de déficit fiscal que aseguran será casi imposible de cumplir en los meses que le quedan al 2023. En septiembre, el rojo primario llegó a los $380.000 millones, cuando en agosto había sido diez veces más chico y en septiembre del 2022 incluso se había registrado un leve superávit.
Los resultados se explican tanto por el desempeño de los gastos como de los ingresos. En cuanto a los primeros, a pesar de la aceleración inflacionaria que ayuda a licuarlos, se redujo la velocidad de recorte. Mientras que en agosto la caída real había sido del 8,5% interanual, en septiembre fue del 3,6%.
Según destaca un informe de Ecolatina, los gastos primarios corrientes se achicaron 4,5% i.a. real y los gastos de capital se expandieron 5% i.a. real. El ajuste se centró en el gasto social y los subsidios, mientras que el resto de las partidas mostraron crecimientos reales en su comparación interanual, indicaron.
El salto más grande en el gasto fue de otros programas sociales con un avance del 46% real. En tanto, los subsidios económicos hilaron su tercer mes consecutivo con un recorte real (-50% i.a. en septiembre).
En cuanto a los ingresos, volvieron a caer en términos reales (-14% i.a.), luego de crecer en agosto. No obstante, un punto no menor es la elevada base de comparación de septiembre 2022, cuando la primera edición del dólar soja generó un fuerte salto en la recaudación. De hecho, al excluir tanto los derechos de exportación como los ingresos extraordinarios, los recursos en septiembre habría mostrado un crecimiento real del 4,4% i.a.
Al igual que el mes previo, buena parte del sostenimiento en los recursos se explica por el Impuesto PAIS, cuya recaudación se ubicó por encima de los $236.000 M gracias a su previa ampliación. Paralelamente, el IVA mostró un destacado incremento real del 24% i.a., aunque el resto de los tributos cayó en su comparación interanual.
Hacia adelante, Ecolatina interpreta que los factores político-electorales sin duda afectarán la dinámica fiscal en el último trimestre del año y que difícilmente el Gobierno cumpla con la meta fiscal del 1,9% del PIB.
De acuerdo a la consultora, el ingreso de Sergio Massa al balotaje genera incentivos suficientes como para que el oficialismo impulse una política fiscal más expansiva, lo que también e ve beneficiado por la captación de un financiamiento neto superior al esperado inicialmente, en parte justificado por las intervenciones del BCRA en el mercado secundario.
De cara a 2024, gane quien gane será fundamental que la gestión entrante implemente un programa económico claro, integral, consistente y con apoyo político que contribuya al anclaje de expectativas. Dentro de aquel programa será imprescindible la comunicación de un sendero creíble de consolidación fiscal que permita alcanzar el equilibrio o superávit primario durante el primer año para acotar las fuentes de desequilibrios monetarios, dice Ecolatina.
Una política fiscal austera con resultados concretos y un horizonte previsible no sólo le permitiría al Tesoro reducir las necesidades de financiamiento y aliviar el peso sobre el mercado de deuda local, sino también mejorar las condiciones de endeudamiento en el mediano plazo, agregan.