El atraso cambiario y la ampliación de la brecha entre las diferentes cotizaciones del dólar y el mayorista impulsaron en los últimos meses un aumento de las importaciones. Sin embargo, esta dinámica pareciera tener los días contados y es posible que el Gobierno recurra a “un endurecimiento de las licencias no automáticas” para evitar mayores problemas en el frente externo.
“Adelantar importaciones es una reacción clásica cuando la expectativa de devaluación está instalada en el sector privado”, sostuvo al respecto Ricardo Delgado, presidente de la consultora Analytica, quien estimó que desde septiembre se están generando unos US$ 1.200 millones de importaciones por sobre las necesidades productivas de las empresas.
No obstante, el ex subsecretario de Coordinación de Obra Pública Federal advirtió que “profundizar el retraso cambiario genera el riesgo de un nuevo salto en la brecha, llevando a que las empresas pierdan incentivos a 'portarse bien' y corran hacia el dólar bursátil”.
“Bajo un escenario de este tipo, la tibia recuperación de la actividad se frenará y es de esperar una nueva aceleración en la tasa de inflación”, pronosticó. Desde septiembre del año pasado, las importaciones rondan un promedio mensual de US$ 4.300 millones, "una dinámica que no condice con la modesta recuperación de la actividad económica”, completó.
“En concreto, entre setiembre y mayo, las importaciones crecieron tres veces por encima del aumento del PBI”, un fenómeno que para Analytica se debe a que la brecha cambiaria “promedió 80% en el período". Al respecto, recordó que “en tiempos del cepo de Kicillof ocurrió el mismo fenómeno: las importaciones se movieron 50% por encima del crecimiento de la actividad entre enero de 2013 y febrero de 2014, descontando la devaluación del 24% de comienzos de ese último año”.
Asimismo, indicó que “el retraso cambiario de 2017, sin cepo, provocó un fenómeno similar: entre abril de 2017 y agosto de 2018, previo a la devaluación de 28% de setiembre, las importaciones más que duplicaban el ritmo de la actividad económica (+122%)”.
Para Delgado, “esta mayor demanda de importaciones no se genera por un cambio en la estructura productiva sino por meros incentivos financieros”. En ese sentido, explicó que “ante la crisis externa que atraviesa la Argentina desde 2019, las empresas descuentan una corrección cambiaria de un orden de magnitud incierto”.
“En consecuencia, asumen que hacerse de dólares hoy es más barato que hacerlo en el futuro, y en un contexto de cepo cambiario, importar es la vía más sencilla para dolarizarse”, completó.
Para tener una dimensión aproximada de ese fenómeno, Analytica estimó una suerte de “excedente importador”, elaborado en base a lo que cada sector importa de más por sobre lo requerido en términos teóricos para producir. “Desde el inicio de la recuperación de la actividad de fines del año pasado, el exceso de importaciones implicó una demanda extra de US$ 10.900 millones entre setiembre y mayo, un promedio mensual de US$ 1.200 millones”, evaluó.
En el repaso por sector, la industria automotriz es el que muestra un mayor exceso de importaciones por encima de su nivel teórico de producción, que la consultora consideró de US$ 3.000 millones. “Como el 64% de las importaciones automotrices están dentro del régimen de licencias no automáticas, es esperable que sea uno de los más perjudicados si se incrementan las restricciones a las compras externas”.
Para Delgado es probable que estas “importaciones excedentarias” se profundicen en los próximos meses “en tanto la estrategia electoral de la política económica seguirá basándose en contener precios, entre ellos el tipo de cambio”. Otros sectores que hicieron punta en las importaciones fueron las industrias química, del petróleo y de cereales y oleaginosos, con un promedio de US$ 1.700 millones cada una entre septiembre de 2020 y mayo de este año.
Para Analytica, “un eventual endurecimiento en las autorizaciones de licencias no automáticas es un instrumento posible en este contexto para contener la mayor demanda de importaciones”. La medida, en principio, “no tendría mayor efecto sobre el dólar financiero (contado con liquidación), ya que por norma del BCRA las empresas que compran insumos en el exterior están restringidas para demandar dólares bursátiles en los 90 días previos y posteriores”.
“A su vez, dado que la tasa de interés actual está bastante en línea con la evolución del mercado de futuros, no resulta rentable adelantar el pago de importaciones futuras”, añadió.
*Con información de NA.