En términos futbolísticos la industria pesquera acaba de empatar un duelo directo y eliminatorio en el último minuto del partido, y ahora va al alargue. Pero hay muchas cosas que tienen que cambiar para que el sector tenga posibilidades de tener un resultado positivo al final del match.
Para entender esto es preciso recordar que, desde el 27 de diciembre, cuando el Gobierno envió al Congreso el proyecto denominado Bases y Punto de Partida para la Libertad de los Argentinos -o sintéticamente Ley Ómnibus-, el sector pesquero está en virtual estado deliberativo.
El proyecto incluía cambios relevantes en las funciones del Consejo Federal Pesquero, que rige la actividad y asigna las cuotas de pesca por especie, así como una modificación importante en el sistema de asignación de cuotas, que en el proyecto era reemplazado por una licitación internacional al mejor postor, sin valorar las inversiones realizadas, los empleos generados, el historial de las empresas, las plantas en tierra, y otros parámetros que hacen al desarrollo de la pesquería nacional y fueron fijados en la Ley Federal de Pesca 24.922.
Casi al filo de comenzar el debate del proyecto de ley ómnibus en la Cámara de Diputados el miércoles 31 de enero, el Poder Ejecutivo borró por completo la Sección III, que abordaba los cambios en esta actividad, y las empresas pesqueras respiraron aliviadas.
Según los empresarios con el capítulo pesquero corrían riesgo unos 46.000 puestos de trabajo en todo el país, 30.000 de ellos en Mar del Plata, además de millonarias inversiones, algunas realizadas en los últimos años y otras en carpeta.
La gran discusión del sector ahora es qué pasará con la cuotificación, que tras 15 años de vigencia y propiciar la recuperación de los recursos ictícolas y el crecimiento de la producción, vence a fin de 2024.
Inversiones en el freezer
Las cuotas de captura se aplican a las merluzas Hubbsi, de cola, negra y polaca, no así al langostino ni al calamar Illex, que junto a la merluza integran el Olimpo de las principales especies que se pescan en el Mar Argentino. Desde el sector piden un rápido tratamiento de este tema en el Congreso para despejar el escenario.
“Hoy las inversiones están frenadas, nosotros tenemos parada una inversión de US$ 40 millones para renovar un barco, pero necesitamos saber cómo va a continuar el sector, porque una cosa es que se mantenga el 90% del régimen y se modifique un 10% y otra es que se pase a un sistema de licitación”, como propuso el Gobierno, aseguró Claudio Guida, CEO de Pesantar, empresa que tiene base en Ushuaia y que entre otras firmas opera para Newsan.
“La modificación que proponía la Ley Ómnibus iba a ser nefasta para el sector, confiscatoria y generaba inseguridad jurídica”, le dijo a Forbes Argentina desde el Puerto de Mar del Plata Antonio Solimeno, presidente del Grupo Solimeno, la mayor empresa pesquera de capitales nacionales.
En los últimos años Solimeno invirtió más de 20 millones de dólares en dos barcos nuevos, ambos fabricados en un astillero argentino (SPI). El problema central es que, sin las cuotas de captura, las inversiones realizadas quedan en el muelle. Y otras nunca saldrán de las carpetas.
Pero además del tema de las cuotas, la agenda del sector apunta a remover obstáculos para mejorar la competitividad. “El costo argentino es muy alto, tanto por impuestos (retenciones, derecho único de extracción y otros), como por el costo laboral, a los que hay que sumar que en la Unión Europea, por ejemplo, el langostino y el calamar pagan 12% de arancel porque ya no estamos en el Sistema General de Preferencia (SGP)”, indicó Antonio Solimeno.
En esta línea, Guida sostiene que si se avanzara en certificaciones pesqueras “se podría acceder a un mejor precio en los mercados” y recuerda que los supermercados del Reino Unido, Alemania o Francia “piden certificar que se pescó de forma sustentable”. Es parte de la agenda que se viene, con la merluza y el calamar ya en proceso de certificación.
¿Exportar más?
Consultado sobre la posibilidad de incrementar las exportaciones, Mariano González, gerente de Cafrexport, fue enfático al afirmar que “todas las especies hoy se están explotando al máximo de aprovechamiento”, capturar más estaría fuera de lo que recomiendan las autoridades (el INIDEP) y supondría sobreexplotar pescando ejemplares jóvenes, lo que, en suma, daña la salud del recurso ictícola nacional.
En 2023 el sector pesquero exportó por US$ 1757 millones, el 90% del total capturado, teniendo como principales destinos España, China y Estados Unidos, que entre los tres representaron el 46% del total.
“Por volumen no se puede crecer, la alternativa para incrementar las exportaciones es ir hacia productos de más valor agregado”, pero eso requiere de inversiones y el proyecto como está no incentiva el agregado de valor, explica González.
De hecho, según datos de la Subsecretaría de Pesca, en 2023 sólo el 20% de las exportaciones pesqueras fueron con valor agregado.
Coincide Eduardo Boiero, presidente de CAPECA (armadores de pesqueros y congeladores) y representante del sector pesquero en el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), para quien “la única forma de crecer en exportaciones no es por volumen, porque todas las especies están en máximos de captura, sino generando valor agregado”.
Argentina tiene potencial pesquero porque el Atlántico Sur está considerado el mayor caladero productivo del mundo y con capacidad de abastecer de alimentos del mar. “Tenemos una ventaja por la calidad de los productos y la cercanía al caladero, pero estamos al borde de salir del mercado, porque competimos con las flotas internacionales”, explicó Mariano González. Incluso las que pescan en forma legal en aguas jurisdiccionales.
Y un dato más vinculado al tipo de cambio. “Con el dólar (mayorista) a $840, como dicen los marinos estamos 'a flor de agua'”, indicó Solimeno, y agregó que la estiba en el Puerto el Mar del Plata acaba de subir 50% para en enero y febrero. Un combo difícil de manejar.