Este martes, el FMI publicó su nuevo informe de Perspectivas Económicas Mundiales en el que corrige al alza su pronóstico inflacionario para la Argentina del 120% previsto en el reporte anterior a un 135,7%.

Curiosamente, la estimación de caída del nivel de actividad la mantuvo un en 2,5%, medio punto por debajo de lo que esperan las consultoras argentinas de acuerdo al Relevamiento de Expectativas del Mercado.

Para el 2024, el Fondo anticipa un año relativamente positivo para la economía argentina, con un crecimiento del PBI en torno al 2,8%, un descenso de la inflación al 69,5%, una baja del desempleo al 7,2% y un saldo superavitario de la balanza de pagos del 1,2% del PBI.

Cabe destacar que los números del organismo suelen ser mucho más optimistas que el conjunto del mercado. Para tener referencia, el REM espera que la inflación sea del 169%, sin contar los saltos cambiarios de esta semana.

La consultora Moody's, por su parte, fue más allá y hace un mes afirmó que el IPC de la Argentina cerraría en un 200% este año y en un 350% el año próximo, con un retroceso del PBI del 3,5% este año y del 2,5% en 2024. 

Respecto a la situación internacional, el FMI observa un panorama más sombrío, con un efecto monetario negativo en los mercados inmobiliarios, la inversión y la actividad. A su vez, asegura que la crisis inmobiliaria china podría profundizarse y que los precios de los commodities mantendrían una alta volatilidad producto de los shocks climáticos y políticos.

“El pronóstico de base es que el crecimiento mundial se modere de 3,5% en 2022 a 3,0% en 2023 y 2,9% en 2024, muy por debajo del promedio histórico (2000–19) de 3,8%. Se prevé que, en las economías avanzadas, la desaceleración sea de 2,6% en 2022 a 1,5% en 2023 y 1,4% en 2024, conforme el endurecimiento de las políticas empiece a surtir efecto. Para las economías de mercados emergentes y en desarrollo, se proyecta una disminución moderada de 4,1% en 2022 a 4,0% en 2023 y 2024. Se pronostica que la inflación mundial se reduzca a un ritmo constante, de 8,7% en 2022 a 6,9% en 2023 y 5,8% en 2024”, sostiene el reporte.

En este marco de precios de alimentos y energía muy altos, la inflación internacional podría descender levemente, aunque de un piso muy alto. Finalmente, los elevados nivels de deuda de muchos países, el alto costo financiero y el bajo crecimiento generaría condiciones muy inestables para economías periféricas.

“El peligro es una fuerte revaluación del riesgo, especialmente para los mercados emergentes, que fortalecería aún más el dólar estadounidense, desencadenaría salidas de capital y aumentaría los costos de endeudamiento y el sobreendeudamiento”, subrayaron.