El stock de deuda comercial ya supera los US$39.000 millones y se encuentra en su máximo histórico. Ese valor aumentará en lo que queda del año de la mano de las restricciones de acceso a divisas y la escasez de reservas en el Banco Central. Esa herencia será un problema para el próximo Gobierno a la hora de desarmar el cepo cambiario, ya que implica una demanda reprimida de dólares.
El endurecimiento de las trabas para importar obligó a las empresas que necesitan insumos del exterior a tomar financiamiento con sus casas matrices, proveedores u otros acreedores. Ese proceso implicó un importante aumento de la deuda a corto plazo. Es en ese marco que el Fondo Monetario Internacional (FMI) dedicó a este tema un apartado en el último reporte del caso argentino que analizó su Directorio. Allí señalaron que desde junio de 2022 las importaciones promediaron los US$6.600 millones mensuales mientras que los pagos fueron de US$5.400 millones con un plazo promedio de 90 días. El resultado fue que la deuda de corto plazo de los importadores creció cerca de US$16.000 millones entre finales de 2021 y julio de 2023.
El organismo señaló que el volumen de financiación alcanzó un máximo histórico de US$38.000 millones, un valor que representa cerca del 60% del total de las importaciones del período contra el 39% que marca el promedio histórico. Del stock total, el 60% fue canalizado a través de flujos intraempresariales, principalmente en las firmas industriales, y el resto respondió a crédito comercial entre compañías.
En ese sentido, el Fondo señaló que la fuerte demanda de importaciones refleja el incentivo que genera la brecha cambiaria en torno al 100% para sobrefacturar o acumular mercadería. El otro incentivo negativo es retrasar la liquidación de exportaciones, algo que juega un papel central en la dificultad que enfrenta el BCRA para acumular reservas.
La consultora Econviews calculó que sólo en julio la deuda comercial por importaciones aumentó en US$2.000 millones. En lo que va de 2023 el incremento fue de US$7.000 millones y en los últimos 12 meses de US$10.000 millones. El stock total, indicaron, asciende a US$39.000 millones.
“Tal es la importancia de esta deuda que se viene acumulando, que el FMI le dedicó una página entera a analizarlo en su último reporte. Allí se estima que el sobreendeudamiento es de alrededor de US$10.000 millones y se evalúa cómo corregirlo. Se sugiere que el próximo año los pagos de importaciones deberían superar a las autorizaciones. En su escenario base suponen que las importaciones base caja tendrán que ser mayores a las devengadas en US$ 500 millones mensuales. De esta manera el sobreendeudamiento se reduciría a la mitad a fines de 2024 y se eliminaría para 2025. También se hace hincapié en la necesidad de manejar esta deuda de manera correcta dado que representa una amenaza para la acumulación de reservas. Dicho con otras palabras, la salida del cepo debe ser cuidadosa”, detalló Econviews.
En ese sentido, la consultora Ecolatina había advertido que el stock de deuda representará una carga para el próximo Gobierno dado que constituye una demanda de divisas reprimida. “Este factor será una de las claves a considerar al momento de resolver si el desarme del cepo cambiario será más rápido o gradual en el tiempo”, sostuvieron.
“Al respecto, recordaron que durante la experiencia de la eliminación del cepo cambiario 2011-15, la deuda por importaciones totalizó al 4° trimestre de 2015 unos US$23.500 millones. Si bien los compromisos se ubicaban por debajo del stock récord de años previos, la situación de las reservas se ubicaba en un estado crítico, representando sólo el 22% de esta deuda. En este escenario, luego del levantamiento de los controles cambiarios la deuda comercial se redujo 25% en 2016. Para dimensionar, con el nivel actual, si la reducción de deuda se realiza a mismo ritmo la demanda ascendería a cerca de US$10.000 millones (cerca de 2 meses de importaciones)”, explicó la consultora.
En suma, Ecolatina concluyó: “La herencia de cara a 2024 será más desafiante en materia de deuda comercial. El Gobierno entrante deberá administrar una deuda comercial mayor con un stock de reservas en terreno negativo y no contará en esta oportunidad con acceso al crédito internacional”.