El dólar blue cerró este miércoles en $503 para la venta, por lo que alcanzó un nuevo récord nominal. Si se descuenta el efecto de la inflación, ese valor se encuentra por debajo de las últimas cotizaciones del tipo de cambio paralelo que generaron “pánico” dentro del Gobierno, los analistas y, por supuesto, inversores. Pero este nuevo impulso se da en medio de la escasez de reservas en el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y una negociación trabada con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La definición con el organismo determinante tanto para las arcas de la entidad como para la estabilidad cambiaria a un mes de las elecciones primarias.
La divisa paralela registró su cuarta alza consecutiva, superó la barrera de los $500, se ubicó en su máximo histórico nominal de $503 para la venta y $498 en la punta compradora, y la brecha con el tipo de cambio oficial mayorista se ubicó en 90,5%.
Si bien cualquier movimiento del dólar blue puede generar incertidumbre en un contexto de elecciones, emisión monetaria, escasez de reservas y atraso del tipo de cambio oficial, lo cierto es que todavía tiene terreno para recorrer antes de alcanzar un nivel de “pánico”. Es que la variación nominal no refleja el efecto de la inflación sobre los precios, en este caso uno de los más importantes de la economía como el de la divisa norteamericana.
Cuando el paralelo tocó este miércoles los $508 para descender sobre el cierre de la jornada a $503, el jefe de research de Romano Group, Salvador Vitelli, publicó un gráfico en su cuenta de Twitter en el que consignaba su evolución nominal y en términos reales.
El economista mostró que, a precios actuales, el dólar blue debería valer $919 para estar en los niveles de incertidumbre de mediados de 2020, en $710 para equipararse con la crisis financiera y política que desató la renuncia de Martín Guzmán en julio del 2022 y en $603 para alcanzar el valor de la última corrida de abril pasado, cuando Massa decidió volver a intervenir con reservas para contener la brecha cambiaria.
Mientras, el BCRA acumula ventas de reservas por US$755 millones desde que comenzó julio para atender la demanda del mercado entre dólares y yuanes. Mientras tanto las reservas netas, es decir el verdadero poder de fuego para enfrentar presiones sobre los dólares paralelos, son negativas en casi US$7.000 millones.
Es en ese marco en el que las negociaciones con el FMI se encuentran estancadas. Tal es así que la misión técnica del Ministerio de Economía que iba a viajar esta noche terminó por retrasarse nuevamente al igual que sucede desde hace semanas. En la cartera afirman que el organismo pide llegar a un déficit fiscal del 1,5% del PBI este año, lo que implica un ajuste fiscal mayor al previsto en el acuerdo en el que se había pactado un rojo primario del 1,9% del PBI. Sergio Massa no habría aceptado ese pedido, aunque de todos modos es improbable que el país finalice dentro de esos parámetros.
Así quedó reflejado en el déficit primario: el rojo acumuló hasta ese mes $1,27 billones, en torno al 0,7% del PBI, cuando el acuerdo con el Fondo preveía un tope de 1,18 billones. Ese empeoramiento del resultado fiscal tuvo lugar a pesar del ajuste del 7% anual real en el gasto primario en los primeros cinco meses del 2023, ya que la recaudación cayó 11% en ese mismo lapso.
El problema es que llegar a un acuerdo es necesario para que Argentina acceda al menos al desembolso de US$4.000 millones que estaba planeado para junio porque a finales de este mes deberá realizar un pago al FMI por casi US$2.600 millones. No arribar a un entendimiento complicará mucho más la situación del BCRA.