La Argentina siempre tiene revancha es un comentario común en las mesas de la City porteña de estos días. Claramente poco profesional, pero nadie duda de que cuenta con estadísticas robustas propias de cualquier hecho estilizado. Esto es irónicamente ambiguo, ya que lo escuchamos decir de forma simétrica cuando el mercado se encuentra en pleno rally, así como cuando transitamos máximos drawdown. Contamos con una historia marcada por la inestabilidad y la crisis, pero también por la capacidad de resiliencia y adaptación.
Los racionales detrás de los movimientos de precios de los activos financieros no son nada fáciles de interpretar. Como analistas nos consuelan los argumentos de falta de liquidez y perfección de la información del mercado argentino, pero en el fondo no nos resuelven las noches de mal sueño producto de no inferir cierta relación funcional o historia creíble detrás de los fundamentals y las acciones de los precios. Argentina está regalada, la posición técnica es mala, por citar algunos de los comentarios que usamos. Pero el problema de este tipo de razonamiento es que no cuenta con capacidad predictiva de qué puede llegar a hacer que esa posición técnica se limpie, o bien nos volvamos caros sin haber experimentado un upside.
Hecho el descargo, hago mi lectura de la coyuntura de los precios actuales para los activos financieros argentinos: el tiempo hasta las elecciones empezó a jugar a favor. Esto es, no muchos días atrás hacíamos los números de nivel de reservas, rolling de vencimientos de deuda y estimaciones de inflación, y no había dinámica que nos permitiera proyectar tan lejos en el tiempo.
La pregunta era: ¿llegamos a las elecciones sin un evento de crisis? Ahora bien, digamos, con la esquizofrenia de buenos analistas de Argentina que nos caracteriza, que en algún momento nos empezamos a dar cuenta de que hay lugar para que lleguemos a los comicios sin probabilidad cercana a uno de sufrir un evento de distress. Es entonces cuando, sin grandes noticias positivas (en lo que a los fundamentals respecta), empezamos a ver el vaso medio lleno y rápidamente el contador se vuelve a favor de los precios de los activos.
En este escenario complejo y desafiante, el mercado financiero argentino ofrece para los inversores una oportunidad única para participar de un proceso de transformación económica y social que resulte sostenible. Algunos de los sectores más dinámicos y prometedores son el energético, el agroindustrial, el tecnológico y el turístico, así como las altas tasas de retorno esperado que ofrece el Riesgo País a través de los bonos soberanos.
A la hora de analizar la eventual suba en el valor de los activos financieros argentinos, fácilmente caemos en comparaciones relativas a la dinámica que vimos en 2015/18. No está mal, en el fondo los desafíos siguen siendo los mismos: revertir el proceso inflacionario, salir del cepo cambiario, controlar el déficit fiscal y lograr el camino hacia la sostenibilidad de la deuda, por citar algunos. Entonces, ¿Cuáles son las chances de ver una suba de precios con la misma exuberancia? Me inclino a pensar que son bajas. Primero, hoy el costo de oportunidad es sustancialmente más alto, desde la FED rate hasta el rendimiento de los junk bonds podemos ver que la vara en la actualidad es más alta. Segundo, tenemos que convencer al inversor internacional de que esta vez vamos a hacer las cosas bien; que pague otro por ver es lo que escucharíamos en una partida de póker sentados frente a los jugadores internacionales.
Sin embargo, paradójicamente, estos condicionantes pueden ser la ayuda que necesitamos para que de verdad iniciemos un proceso de recuperación económica sostenida en el tiempo. Las expectativas de retornos deberían ir convalidándose a medida que exista muestra de resultados. Alcanzaríamos así las condiciones para que los precios de los activos financieros argentinos logren una tendencia robusta y disminuyan su volatilidad histórica.
Por supuesto, invertir en Argentina no es para cualquiera. Se requiere un alto nivel de conocimiento del mercado local, una visión estratégica a largo plazo y una tolerancia al riesgo elevada. También se debe estar atento a los cambios regulatorios, políticos y sociales que pueden golpear moralmente al más fuerte de los jugadores. Pero para quienes estén dispuestos a asumir estos desafíos, la Argentina puede ser una oportunidad única de obtener ganancias extraordinarias en un país que siempre tiene revancha.