Forbes Argentina
cosechadora soja en jpg
Money

El cisne negro que apareció en el campo y amenaza con volverse una mancha venenosa

Carlos Boyadjian

Share

Problemas financieros en tres empresas agropecuarias de relativo porte encendieron las alarmas en un sector que enfrenta caída de precios internacionales, suba de costos y alta presión impositiva.

4 Enero de 2025 08.15

En los últimos días del año, mientras los argentinos aprontaban detalles de las reuniones familiares y con amigos, una sucesión de noticias preocupantes sacudió el ámbito agropecuario que, en declaraciones de los principales actores del sector, terminaba bien un año que había empezado con enormes dudas.

En esta ocasión el "cisne negro" provino de tres empresas consideradas sólidas - Surcos, las vinculadas Agrofina S.A. y Los Grobo Agropecuaria S.A.- por no poder hacer frente a compromisos de deuda financiera asumidos para esta fecha y los próximos meses.

Esto encendió las alarmas en el sector, ante la perspectiva de que el fenómeno pudiera extenderse a otras empresas de la actividad más competitiva de la Argentina y la que genera, vía exportaciones, los dólares que la economía nacional necesita para funcionar.

Pero dejó expuesta también la inconsistencia de una política agropecuaria y una estructura impositiva diseñadas para épocas de holgura y buenos precios internacionales, situación que dista mucho de la actual coyuntura. Así, se multiplicaron los reclamos por el "dólar planchado", la suba de costos en dólares y también la eliminación de los derechos de exportación o retenciones.

Todo se desencadenó en la previa del último fin de semana del año, cuando Surcos, una empresa dedicada a la nutrición y protección de cultivos agrícolas, con mucha presencia a nivel territorial, informó a la Comisión Nacional de Valores (CNV) su decisión de comenzar un procedimiento preventivo de crisis. El objetivo es reducir su estructura de costos, buscando dejar atrás una crisis financiera que ya la está complicando.

Sólo 24 horas después llegó otra noticia que marcó la gravedad de la situación, a partir de que dos empresas del gigante Los Grobo S.A., surgida como nave insignia de la familia Grobocopatel en Carlos Casares, pero que desde 2016 gerencia el fondo de inversión Victoria Capital Partners (VCP), informaron sobre la imposibilidad de hacer frente a sus compromisos de deuda.

Baja calificación

En sendas cartas enviadas a la CNV, Julieta Gioia, responsable de Relaciones con el Mercado de la compañía, informó que "ante la creciente iliquidez en el mercado de pagarés bursátiles para emisores del agro, sumado a la imposibilidad de cobro de ciertos créditos en favor de la Sociedad y las dificultades financieras de una compañía relacionada la Sociedad no pudo realizar el pago de un pagaré bursátil por U$S 100.000 cuyo vencimiento operó el día 26 del corriente".

Y amplió: "Como consecuencia de esto, tampoco podrá afrontar los vencimientos de los pagarés bursátiles con vencimiento hasta el 31 de marzo del 2025". Se refirió así a la situación de Los Grobo Agropecuaria (agroinsumos y servicios agropecuarios) y su vinculada Agrofina, dedicada a producción de herbicidas, fungicidas, insecticidas y fitoreguladores.

Con esto quedó claro que la "mancha venenosa" amenazaba ahora a un sector muy productivo y que está llamado a ser el mascarón de proa de la recuperación económica argentina en 2025.

Este jueves el portal especializado Valor Soja, dio cuenta de una baja en la calificación de Los Grobo por parte de FIX (asociada a Fitchs Ratings) desde BBB(arg) a C(arg) incorporando "el anuncio de que la compañía no cumplirá con sus compromisos financieros" y manteniendo "el Rating Watch Negativo".

"Una declaración efectiva de incumplimiento implicará una baja de calificación a categoría D (arg)", asegura FIX, que estima la deuda a levantar hasta marzo en US$ 52 millones entre ON, pagarés bursátiles y descuento de valores.

Mancha venenosa

"Surcos, Agrofina y Los Grobo, se declaran en cesación de pagos. Hay más empresas en situación complicada, al igual que muchos productores. Ya habíamos advertido que el peso sobrevaluado y altas retenciones conducen a la destrucción de la producción. #BajenRetenciones", escribió en su cuenta de X el exministro de Agroindustria Ricardo Buryaille.

Las expresiones de este tipo se multiplicaron en las redes sociales, pero hubo una que sobresalió por el peso de las palabras de quién las dijo. "Si el dólar barato con retenciones genera problemas en el sector agropecuario no estamos en presencia de enfermedad holandesa. Estamos en presencia de un error de política económica, que afecta a nuestro sector más competitivo", señaló el economista Pablo Gerchunoff.

"Advertíamos que esta campaña de soja se ha sembrado con altos costos de insumos, alto costo de arrendamiento, con precios internacionales muy deprimidos y a eso tenemos que sumarle la presión fiscal", señaló Andrea Sarnari, presidenta de Federación Agraria y agregó que "la situación para el sector agropecuario es difícil y lo va a ser más por las perspectivas que se dan cuando se levante la cosecha gruesa".

Por su parte, Carlos Castagnani, titular de CRA, destacó que "hoy los productores enfrentan una ecuación insostenible: costos crecientes, derechos de exportación asfixiantes y una presión fiscal que no da respiro. Es urgente que el Gobierno tome medidas concretas para garantizar la continuidad de la actividad productiva en el país".

En relación a la crisis en empresas del sector Lucas Magnano, presidente de Coninagro, consideró que esto "va a afectar al mercado de financiamiento, porque probablemente se ponga un poco más pesado y más caro el financiamiento para las empresas, con impacto en los productores" y reclamó por la quita de retenciones, que "han dejado de ser un reclamo para volverse una necesidad para el productor".

El factor clave

El combo hoy incluye un "dólar planchado", costos (gasoil, fletes, fitosanitarios, fertilizantes) que suben en dólares por el atraso cambiario, y la plena vigencia de las retenciones a exportaciones de granos, que son del 33% en poroto de soja, 31% en derivados (harina y aceite), 12% en trigo y maíz y 7% en girasol.

Pero todo eso cerraba con precios internacionales como los que había hasta mitad del año. Con el bajón de precios de la soja, maíz y trigo en el Mercado de Chicago, por la esperada súper cosecha de soja y maíz a nivel global, e incluso en trigo pese a la guerra en Ucrania, el principal productor mundial, la ecuación cambió. Y mucho, en especial en campos alquilados, que explican el 70% de la producción agrícola del país.

A esto se suma la presión impositiva. Según un reciente informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) el Estado en los tres niveles, nacional, provincial y municipal se queda con el 64,3% de la renta agrícola.

Tras la sorpresa inicial, el Gobierno atribuyó las dificultades financieras a "malas decisiones" empresarias y no a problemas de índole sectorial. 

Y respondió el martes 31 de diciembre con la Resolución General 1041/2024 de la Comisión Nacional de Valores, referida a "ciertas adecuaciones a la normativa, sumando requerimientos a los emisores, a las ALyCs y los mercados involucrados en los procesos de canje de dichos instrumentos, con la finalidad de garantizar la transparencia en dichos procesos y proteger a los inversores". Sobre baja de retenciones, mutis por el foro.

10